Rivera, miércoles 3 de julio de 2024

“Juego y Teoría del Duende” – Federico García Lorca

“Juego y Teoría del Duende” - Federico García LorcaLa conferencia que Lorca escribió a bordo del transatlántico “Conte Grande”, y que dictó en la Sociedad Amigos del Arte en Buenos Aires en 1933 es un claro ejemplo de su poética hermética y trascendente.
Lorca explica su entendimiento del arte como provisto de un misterio que le es esencial. Se trata de algo inefable que es parte de la poesía, pero también del resto de las disciplinas artísticas, y hace que éstas sean irreductibles a una mera explicación. En sus propias palabras, del duende: “sólo se sabe que quema la sangre como un trópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que se apoya en el dolor humano que no tiene consuelo”.
Proviniendo del flamenco, el duende es un concepto fundamental para entender el arte español, esta pequeña reseña trata de buscar la idea del duende en las palabras de Federico García Lorca.
El duende normalmente está asociado con la cultura flamenca, pero Lorca lo define como un concepto artístico universal.
“La vieja bailarina gitana La Malena exclamó un día oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach: “¡Ole! ¡Eso tiene duende!”.
“Y Manuel Torre, el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del Generalife, esta espléndida frase: ‘Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende. Estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte”.
Manuel Torre (Manuel Soto Loreto), fue un cantaor gitano legendario. Aunque era analfabeto tenía una sabiduría profunda de su arte. Lorca dice que el duende es idéntico a las notas oscuras o la fuerza de la música de Paganini.
“Sonidos negros dijo el hombre popular de España y coincidió con Goethe, que hace la definición del duende al hablar de Paganini, diciendo: “Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica”.
El color negro (u a veces oscuro) es uno de los símbolos favoritos de Lorca que significa el duende.
“Ángel y musa vienen de fuera; el ángel da luces y la musa da formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o pliegue de túnicas, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre”.
Igual que otros muchos artistas, Lorca se basa profundamente en la cultura griega, al tiempo que es vanguardista y necesita renovar el arte. Es interesante ver que Lorca atribuye nuevos papeles al Ángel y a la Musa que se alejan de lo convencional como resultado de su nueva interpretación. Ahora el Ángel simboliza la gracia y la inspiración (de la poesía de Garcilaso), la Musa es la inteligencia (de la poesía de Góngora), y el duende viene de dentro.
Según Marie Laffranque, la experta en Lorca, el duende es el dolor mismo, la conciencia hiriente y no resignada, del mal o de la desgracia. El duende no llega si no ve posibilidad de muerte.
“Ángel y musa se escapan con violín o compás, y el duende hiere, y en la curación de esta herida, que no se cierra nunca, está lo insólito, lo inventado de la obra de un hombre”.
En el proceso de revelar la realidad profunda a través de la poesía, Lorca siempre rechazó cualquier estética realista que se opusiera a la idea de la “interpretación”, porque la referencia literal a la realidad claramente no era suficiente para la poesía, y necesitaba la ayuda de metáforas para simbolizar e interpretarla. El duende, por su carácter mortal, hace que las artes estén unidas para comunicarse más fácilmente, de ese modo la poesía se convierte en algo trascendental.
“La virtud mágica del poema consiste en estar siempre “enduendado” para bautizar con agua oscura a todos los que lo miran, porque con duende es más fácil amar, comprender, y es seguro ser amado, ser comprendido, y esta lucha por la expresión y por la comunicación de la expresión adquiere a veces, en poesía, caracteres mortales”.
Como indican las citas, el duende no tiene nada que ver con la clase social, ni con la nacionalidad, ni con la educación. Tampoco se lo puede adquirir estudiando o entrenándose. Es algo muy humano que tal vez corra en nuestra sangre, pero que apenas se despierta. Según Lorca, el arte auténtico solo sucede cuando se reúnen los tres elementos: la sabiduría, la inspiración, y el duende.
“La Niña de los Peines”, por ejemplo, es una sección narrativa que funciona como núcleo de la conferencia. En el marginal y oscuro espacio de una taberna en Cádiz.
Allí se habrían juntado los protagonistas de ese episodio: un ganadero, unos matarifes, una prostituta y un “hombrín-aficionao”, todos ellos a caballo entre la veracidad biográfica y la invención artística. Según uno de los editores, este episodio compone el cuadro en que Federico encontró:
“los vínculos que precisaba para ligar simbólicamente su reflexión sobre las artes y el duende a tres tópicos fundamentales de su obra poética y dramática: la fecundidad, la sangre y la muerte”.
Para finalizar esta reseña o artículo, cito un fragmento del prólogo desde el libro “Impresiones y paisajes” (1918) que nos da una idea clara de la estética de García Lorca.
“La poesía existe en todas las cosas, en lo feo, en lo hermoso, en lo repugnante: lo difícil es saberla descubrir, despertar los lagos profundos del alma. Lo admirable de un espíritu está en recibir una emoción e interpretarla de muchas maneras, todas distintas y contrarias”.

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