Rivera, jueves 16 de mayo de 2024

Los Nélidianos y su Biblioteca

I
“Cuando tenía diez años, Nélida Higgie, descubrió que la poesía era parte importante de su vida. Nacida en Rivera, hija de Eduardo Higgie Bathgate y Sofía Manfrú Cabrera, siendo la cuarta de siete hermanos, comenzó su vida estudiantil en la Escuela Rural Cerro Carancho, Paso de Castro y Pueblo Nuevo. Desde pequeña, y por intermedio de su padre que escribía poesías al estilo de la poesía de cordel, la niña curiosa tuvo contacto con los versos, con las rimas, con la musicalidad de la poesía. Con diez, la Escuela Nº 9 recibió la visita de un folclorista y cantor llamado Indio Barreto. Tal evento fue marcado por un concurso escolar que consistía en describir, con dibujos o con textos, la presencia del artista en la ciudad. Yendo para la escuela, Nélida se dio cuenta que no había hecho el deber solicitado. No se asustó. Tomó un papel y escribió algunos versos sobre el acontecimiento. La maestra lo hizo corregir varias veces, pues ella insistía con un verso que decía ¡Oh, Indio Barreto, todas las canciones tienes a tus “pieses”! La maestra insistió en la corrección, hasta que la niña cambió por pies y terminó ganando el primer premio, compitiendo con todas las escuelas de la ciudad (una alcancía de la Caja Obrera con sesenta pesos). Corría el año 1959, tristemente famoso por las inundaciones en el país y la pequeña poetisa tuvo conciencia, por primera vez, de que los versos ya hacían parte de su vida.
Otros premios y menciones vinieron después, en la época escolar y en los años de secundaria.
En secundaria escribía en un espacio destinado a exponer las creaciones artísticas de los alumnos. Todo la llevaba para el área de humanas, pero, en el momento de elegir su orientación, optó por las ciencias, por Medicina, contrariando cualquier previsión.
Siempre fue una buena alumna, tanto en la escuela como en el liceo. En los exámenes de Filosofía y Literatura de Preparatorios, profesores de otras clases e incluso de otras disciplinas, iban a presenciar sus exámenes orales que consideraban excelentes, comentando después momentos de los mismos.
Durante su tiempo en la Universidad, donde cursaba Medicina, continuó escribiendo, sin publicar y sin presentarse a concursos.
Participó de los talleres literarios coordenados por Silvia Lago y Jorge Arbeleche, pero los abandonó porque sentía que ellos la llevaban a seguir sus orientaciones literarias, yendo contra lo que ella creía verdadero y auténticamente suyo.
Su padre, que escribía versos y también material didáctico para la escuela rural que ella y sus hermanas mayores frecuentaron, María Elcira Berruti y Saúl Ibargoyen Islas (que organizaban talleres literarios en sus casas) fueron sus primeros maestros en su caminar poético.
Vuelve a Rivera en el inicio de la década de los 80. Publica el libro póstumo de su padre, un homenaje sincero y de fuerte contenido emocional, así como comienza a publicar su poesía, marcando su presencia dentro del escenario literario local y nacional.
En esa época nace SER (Sociedad de Escritores Riverenses) que por algunos años tuvo una intensa actividad y de la cual ella fue una de las fundadoras.
Desde pequeña solía leer caminando por las calles, leía revistas tanto en español como en portugués, lo que le valió un apodo: la Pequeña Lulú. Su situación económica no le permitía comprar libros, que era lo que más le llamaba la atención, entonces se conformaba con las revistas.
Cuando le preguntan porque escribe, no duda en responder: para leerse, para tener un libro propio, aunque se quede sin ningún ejemplar, al escribirlo será suyo para siempre.
La poesía brota espontáneamente, en versos libres, explorando asuntos que, de una u otra manera, tocan su fibra emocional. Sabe que para producir una buena poesía se debe conocer métrica, ritmo, estructura de la estrofa, rimas y toda la arquitectura formal de la poesía clásica. Dominar la técnica poética no la inhibe de producir versos libres y crear su propio lenguaje para expresarse y alcanzar un público que, sin dudas, está en plena sintonía con su arte.
Cree que la poesía tiene una misión social. Debe cuestionar, provocar, romper estructuras y conceptos, para reconstruir, para edificarse como un nuevo mensaje, para continuar la eterna búsqueda de la utopía.
César Vallejo y Fernando Pessoa son los poetas que más admira, pero su poesía predilecta, la que más le llega, es el soneto de Rubén Darío, “Lo Fatal”. Ella se admira como en tan pocos versos se puede lograr tanta profundidad.
No le gusta corregir sus poemas. Prefiere escribir otro. Sufre para publicar un libro, pues le duele cortar poemas, le cuesta elegir, no quiere dejar nada afuera. La libertad creativa es parte importante de su quehacer literario. Escribe a borbotones y se niega a corregir; de alguna manera entiende que hiere su poesía si la modifica, después que los versos se plasmaron en la tela de la computadora o en el móvil, pues es allí donde actualmente ella escribe.
Está convencida que su poesía es para ser leída en silencio y no para ser recitada o cantada. Sus versos solamente alcanzan su meta cuando el lector los descubre y justifica la existencia de cada verso, de cada imagen, de cada sentimiento y emoción expresados allí. La sintonía entre la poetisa y el lector, cuando se concretiza, es como un descubrimiento mutuo.
Hija de la frontera es fiel a su origen, fiel a su pensamiento político-social, fiel a su intimidad poética, plasmando en cada verso, por más sencillo que parezca, todo ese maremoto que la acompaña desde siempre y que pugna por encontrar ojos y mentes lectoras que descubran los puentes, los hilos conductores, los senderos que llevan al entendimiento y al crecimiento de la poesía como tal”.
Del libro: “Frontera/s”. 2017

II
Libros editados:
“A mi querida Rivera”. 1983 – Recopilación parcial y póstuma del poeta Eduardo Higgie Bathgate.
“Corazón del Agua”. 1984.
“Terminal de Noviembre”. 1984.
“Amaneciendo Espacios”. 1985.
“Higgie & Higgie”. 1990. Cuentos de Carlos Higgie y Poemas de Nélida, en portugués.
“Universuador”. 1994.
“La Sombra de los Marcos”. 2008. Novela. Carlos Higgie y Nélida Higgie.
“Frontera/s”. 2017. 1era Antología poética.
Participación en antologías, citada en libros, revistas especializadas y sitios web.

III
“Saberse

Con las palabras yo hago nudos
y desato otros nudos más profundos.
Con las palabras juego a recrear el mundo.

Hago nudos de palabras en diptongos
en hiatos. Unas mueren de amor
otras de susto.

Otras se abisman,
sin entender el juego tan fructífero
y nuevo, a veces simplemente doloroso.

Ato y desato las palabras que aprenden
y que me enseñan jugando los secretos
más profundos, a veces en la concavidad
de sus silencios (…)

Nélida Marina Higgie Manfrú
(Riveramento, 9 de mayo de 1949 – 20 de febrero de 2020)”

IV
En Diario NORTE transcribí mi poema que lleva su nombre Nélida Marina, in memoriam de la amiga, doctora y fundamentalmente, poeta. Porque de eso se trataba su vida, poetizarla hasta la médula. Quien desee consultar, lo puede acceder en este enlace.

V
El viernes 26 de mayo (Día Nacional del Libro) a las 19h, se inaugurará la Biblioteca Comunitaria Nélida Marina Higgie Manfrú (NMHM), para tanto celebraremos su vida, su legado y su poesía en el centro de cultura Calle Brasil Cultural (av. Brasil 456 Rivera) con presentación performática de sus poemas y sus libros y con un brindis.
“Tengo que escribir. Es mi destino
no puedo huir de él
Es mi destino maravilloso y cruel
como no pudo huir de su destino
Caín y Abel
escribo”.
Nélida Higgie

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