Rivera, lunes 25 de noviembre de 2024
Educación Inicial y Primaria:

Se inauguró ayer el Complejo Educativo Inclusivo Comunitario de Tranqueras

Como informamos en las páginas de NORTE, en la jornada de ayer se realizó la inauguración del Complejo Educativo Inclusivo Comunitario de Tranqueras. La iniciativa reúne a alumnos de la Escuela Nº 3, de la Escuela Especial Nº 131 y del Jardín de Infantes Nº 138 en un mismo sitio, proponiéndoles a alrededor de seiscientos niños un programa educativo integral e inclusivo que, entre otras cosas, propicia no sólo un cambio en la educación pública sino en toda la sociedad.
La inauguración contó con la participación de autoridades del Consejo de Educación Inicial y Primaria. En el Complejo Educativo Inclusivo y Comunitario de Tranqueras, niños con o sin discapacidad comparten la vida escolar. Sus familias y maestras festejaron ayer, junto al Consejo de Primaria y UNICEF, tener hoy un espacio de aprendizaje y respeto a la diversidad.
Una escuela, una escuela especial y un jardín de infantes conviven en un mismo predio, una muestra de la modalidad Complejo Educativo Inclusivo Comunitario en la que incursiona el Consejo de Primaria, en el marco de la que se conoce como Red Mandela. La titular del área, Irupé Buzzetti, explicó que es una forma de optimizar infraestructura, promoviendo la inclusión y la integración.
La Red Mandela tiene por fundamento la inclusión y la integración de los niños con discapacidad con los que no la tienen, explicó Buzzetti. “Acá se cumple lo que siempre ansiamos: que un niño cuanto más pequeño -tres, cuatro o cinco años- convive con un alumno sordo, parapléjico o ciego y con eso aprende a vivir, aprende del otro, cómo el otro con su discapacidad tiene que acomodarse para ir al baño o para comer, y él puede apoyarlo desde sus aprendizajes”, argumentó.
“De esta manera conviven y aprenden a vivir de una forma que no se olvida, y se deja de lado la discriminación”, sostuvo Buzzetti.
En el complejo de Tranqueras, convivirán en un mismo predio una escuela común con una escuela especial. En este caso es la escuela común la que tiene espacios para que los niños con discapacidad puedan alojarse allí. “Hablamos con el equipo de maestros de común y de especial y coincidieron en que pueden estar en un mismo espacio físico y estar ambos en forma adecuada. Esto será muy importante para Tranqueras, porque se aprende a vivir conviviendo, no desde el discurso”, indicó.

EDUCACIÓN INCLUSIVA
La idea de “aprender juntos” es central en la educación pública uruguaya y surge del ideario sintetizado en la visión de escuela planteada por José Pedro Varela en los años de gestación de la enseñanza primaria: “aquellos que se han encontrado juntos en los bancos de una escuela en la que eran iguales y a la que concurrían usando un mismo derecho, se acostumbrarán fácilmente a considerarse iguales”.
Desde entonces, este ideario ha estado presente de muchas maneras en las políticas y programas educativos del Uruguay: a través de propuestas de mejoramiento educativo, en instancias de formación y capacitación docente, en espacios que procuran la participación de familias y comunidad, en incentivos para proyectos institucionales que procuran mejorar la convivencia y los aprendizajes.
Lo que todos estos esfuerzos tienen en común es el reconocimiento de un desafío que tiene la sociedad uruguaya para responder a su creciente diversidad con equidad y asegurando los mismos derechos y oportunidades a todos los niños.
Evidentemente, las modificaciones necesarias para adaptar el sistema educativo a todos introducen un campo problemático a las instituciones, a la labor docente y a su profesionalización, pero también enriquecedor ya que implica desafíos y cambios. Es necesario que toda la escuela se prepare para un trabajo con las diferencias y facilite los apoyos necesarios y ajustes razonables para que todos y todas puedan aprender.
Iniciativas como la Red Mandela, la concepción de la educación especial “no ya como un sistema segregado, sino como una modalidad educativa transversal a la educación general, con fortalecimiento y expansión de la red de maestros de apoyo y transformación de las escuelas especiales en centros de recursos”, integra una línea de política educativa que contribuye al desarrollo de las condiciones necesarias para que las escuelas atiendan las necesidades y promuevan el máximo potencial de todos sus estudiantes. En este contexto, es necesario también resignificar el papel de los apoyos a la educación inclusiva.
Si bien el concepto de inclusión suele asociarse a los estudiantes con discapacidad, a los niños con dificultades para aprender o a quienes viven en contextos de pobreza, su contribución es universal. Se concreta en un gesto inicial de hospitalidad hacia todos y un gesto singular de atención a cada uno, derrotando las barreras culturales y los prejuicios que limitan las posibilidades de desarrollo y creando entornos favorables a la diversidad. Son estas las primeras contribuciones para cambiar la visión predominante sobre la discapacidad y las expectativas predominantes sobre los niños y niñas con discapacidades.
Las escuelas y maestros deben compartir esta tarea y estos desafíos con la comunidad. La necesidad de movilizar el apoyo de familias y comunidad parte del reconocimiento de que los factores determinantes en los procesos de inclusión, trascienden el aula y la labor docente. Es necesario fortalecer la labor cotidiana de las instituciones educativas con el respaldo de su comunidad, cuestionar conjuntamente toda discriminación y fomentar formas de convivencia igualitarias en cada escuela y cada hogar. Las familias y las organizaciones de padres pueden desarrollar acciones de promoción de derechos que estimulan la educación inclusiva en beneficio de todos y todas.
Cuando una escuela, un maestro o un grupo de niños se preparan para incluir a alguien con discapacidad y buscan desarrollar al máximo su capacidad de aprendizaje, esa escuela, esa aula y ese grupo de maestros y niños están mejor preparados para que todos aprovechen al máximo su potencial.

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