Rivera, jueves 4 de julio de 2024

Carnaval riverense: Una fiesta con “jeitinho” propio

(Por Ariel Rodríguez) El hecho de ser un pueblo fronterizo, mucho más que en lo formal, en lo esencial, lleva a hacer de los riverenses un pueblo diferente, con una personalidad propia, con un estilo de vida peculiar, que no se compadece con ningún otro lugar del país. Peculiaridad que ha significado que seamos hacedores de una historia nuestra, que se nutre de mezclas de “verdeamarelos” y “celestes con soles”, de asados y feijoadas, de samba y comparsas.
Según el historiador Julio C. Fernández Miranda, estos festejos se habrían iniciado en nuestra frontera en 1890, consistiendo fundamentalmente, en bailes de fantasías, corsos diurnos y nocturnos, en general de 20.00 a 24.00 hrs., que recorrían las calles de las dos poblaciones, participando especialmente un sector de la población que hoy encuadraríamos dentro de la llamada clase media. Es decir entonces que uno de los principales escenarios del carnaval, ya en estos primeros pasos fueron los clubes sociales, organizando lo que se conocía como “bailantas”, generando una tradición que traspasa las barreras de dos siglos, para continuar tan campante en nuestros días.
Los hechos no parecen haber cambiado a pesar de tanto tiempo transcurrido y siempre lo económico fue de la mano de estas fiestas aunque como reza el dicho popular “para carnaval siempre hay plata”, aunque ya en 1902, el periódico riverense “La France” decía en su edición del 16 de febrero: “Las comparsas no fueron tantas como en el año anterior, ni las máscaras sueltas tampoco, y el juego de serpentinas y papelitos; pero esto no debe achacarse a la rudeza del tiempo, sino a la flacidez de los bolsillos ¡Es tan prolongada la maldita seca!”. Finaliza la crónica.
Desde entonces ambas ciudades con altos y bajos, han transformado al carnaval en la fiesta popular por excelencia, la más grande que tenga la frontera.
Luego de un prolongado período en que prácticamente no se registran grandes cambios en estilos y costumbres, la década de los ´60 da inicio a la utilización de nuevos recursos, tanto en materia tecnológica, aportando nuevos elementos a la escenografía de los tablados, en especial en cuanto a amplificación e iluminación, como en lo que tiene que ver con fantasías y carros alegóricos de las Escolas de Samba. A ello hay que agregarle, de esa época que a las trasmisiones de radios y coberturas periodísticas, en 1968 se suma la imagen, con la presencia de Canal 10, lo que se transformó en un elemento de inflexión en la historia de nuestros carnavales.
La fiesta fronteriza se ha caracterizado por la intensa actividad de bailes en los clubes sociales de ambas ciudades, entre ellos los históricos, Uruguay y Empleado hoy lamentablemente sin actividad social en el centro de Rivera, el Comercial y Caixeral en Livramento, a lo que se suma en los barrios el Artigas, Rivera Chico y posteriormente Unión Boulevard en nuestra ciudad, mientras que en Livramento ocurre otro tanto con Cruzeiro, Livramento, Farroupilha, con raíces negras, Cabos y Sargentos, vinculado a la Brigada Militar y Campestre dirigido a extractos sociales de mayor poder económico. Aún hoy, salvo excepciones, estas instituciones continúan manteniendo su actividad. En Rivera mientras tanto a la actividad del desfile tradicional por Avda. Sarandí, debe sumarse la fiesta de los barrios que se concentra en torno a los tablados.
A partir de 1985, luego del retorno democrático, es apreciable, en función de corrientes migratorias, una intención de “montevideanizar” el carnaval fronterizo, lo que con el transcurrir del tiempo fue mermando, en función del propio mandato de la historia, pues el riverense, pese a quien le pese, es el resultado de la mezcla de dos culturas y de cierta forma el samba lo lleva en los pies. Y por favor que nos dejen con es carnaval bien a nuestro estilo.
Previo a ello durante el régimen de facto que imperara en el país, desde 1973 hay un lento decaimiento que se verifica especialmente en el llamado Carnaval de calle y en el de los barrios, determinado por las limitaciones impuestas a las críticas que se daban en las murgas.
Luego de la crisis de 2002 comienza un lento proceso que tiende a recuperar la mística y prestigio que otrora tuviera el carnaval riverense atrayendo turistas desde el sur del país, los que también se ven desestimulados a venir a la frontera por cuanto el tipo de cambio ya no es favorable al uruguayo.
Aunque en más de una oportunidad ha habido agoreros que han vaticinado que se muere, el carnaval de esta frontera, con ese “jeitinho” bien, pero bien nuestro, se mantiene en el tiempo y por ahora sigue cantando y “sambando” por aquello tan simple de “cantar, cantar y cantar…por que a vida ê bonita ê bonita y ê bonita”.

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