“La Imaginación al Poder”: Celebrando en Rivera los 50 años del “Mayo Francés”
(Por Michel Croz) El miércoles 30 de mayo, a partir de las 20:30 horas, celebraremos los 50 años del Mayo Francés en Uruguay y Figueroa (La Playa) promovido por el Taller Teatro Independiente – Riveramento y la pizzería de Raúl Sarasola. Al evento lo nombramos (con uno de los grafitis más famosos): “La Imaginación al Poder”. Actuarán jóvenes de Bachillerato Artístico de los liceos, artistas plásticos, actores, músicos. Compartiremos con profesores y poetas de una charla libre sobre las llamaradas que aun hoy iluminan la imaginación de quienes luchamos por un otro mundo posible.
La política, el arte, la rebeldía, el pensamiento y la pasión. También la juventud y la creatividad contra un “sistema” perverso. En el mes de mayo de 1968, las universidades parisinas fueron literalmente “tomadas” por los estudiantes que deseaban la libertad de cátedra y la política en el interior de las Facultades. Facultades con sus “facultades” en crisis: “Abramos las puertas de los manicomios de las prisiones y otras Facultades”. Armados con aerosol, los estudiantes escribieron en paredes y calles de París, en la Francia del Gral. De Gaulle: “si tenés el corazón a la izquierda, no tengas la billetera a la derecha”.
Hace 50 años atrás ya no alcanzaba con repartir panfletos en apoyo a la guerra de Vietnam, se trataba de concientizar a los jóvenes sobre su papel responsable en la lucha por una sociedad mejor: “Debajo de los adoquines esta la playa”, “Prohibido prohibir. La libertad empieza por una prohibición: la de perjudicar la libertad del otro”. Decían las calles y paredes universitarias. A la revuelta estudiantil se sumó una adhesión inesperada, el lunes 13 de mayo de 1968 de un millón de franceses, ciudadanos comunes, estudiantes y obreros que desfilaron por las calles de París enarbolando la bandera de la revolución, de todas la revoluciones: “La imaginación al poder”, “La Resistencia se organiza sobre las frentes puras”, se leía sobre los muros de la facultad de Bellas Artes, por ejemplo.
Este movimiento gestado el 22 de marzo de 1967 tuvo su expresión en una huelga de diez días reclamando al Ministro de Educación cuestiones materiales. En torno a la figura de “Dany el rojo” (Daniel Cohn-Bendit, estudiante de sociología, 23 años) generó adeptos espontáneos entre los estudiantes. Cohn Bendit en entrevista a un periódico de la época: “Nuestro objetivo inmediato es la politización de la Universidad”, decía en abril de ese año, “Queremos hacer de ella un bastión. Es al sistema en conjunto al que atacamos en nuestras reivindicaciones; al poder político, al capitalismo, a su concepción de la Universidad. La politización parte de allí: cuestionar al sistema capitalista por la función social que asigna a la Universidad; rechazo por parte de los estudiantes de llegar a formar parte de los futuros cuadros capacitados para explotar a la clase obrera”.
Lo que empezó como manifestación de “grupúsculos izquierdistas, hijos de grandes burgueses, pseudo-revolucionarios” como lo calificara Marchais, miembro del Partido Comunista, se trabucó en revuelta, con miles de heridos y enfrentamientos con la policía y el gobierno y una huelga y una marcha que convocó a más de 10 millones de personas bajo una polifonía de consignas: “Sean realistas, pidan lo imposible” o “Un hombre no es estúpido o inteligente es libre o no es”. Contra toda manera de dominación viniera de donde viniera: “Soy marxista de tendencia groucho” (fina ironía referida al comediante Groucho Marx).
La política y la poética entretejidas en los grafiti: “No me liberen, yo me encargo de eso” y “la poesía está en la calle”, “El viento se levanta, hay que intentar vivir”, el sintético “Aquí se piensa”, el lúdico “Yo juego”, el lírico “Dejemos el miedo al rojo para la bestias con cuernos” o el punzante “La cultura es como el dulce: menos la tenemos más la exhibimos”.
Los reclamos daban cuenta de otra manera de ver el mundo y las relaciones con los demás expresadas en las paredes de la Sorbona: “Viva la unión libre”, “Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la Revolución. Cuanto más hago la Revolución, más ganas tengo de hacer el amor (los iracundos)”, “Olviden todo lo que aprendieron. Empiecen por soñar”. Citando a pensadores y artistas: “No es el hombre sino el mundo el que se ha vuelto anormal. A. Artuad”; del filósofo español Miguel de Unamuno: “Me propongo agitar e inquietar a la gente. No vendo el pan sino la levadura”, o del poeta surrealista André Bretón “La Rebelión y solo la Rebelión es creadora de luz, y esa luz no puede tomar más que tres caminos: la poesía, la libertad y el amor”.
Con el Mayo Francés quedó asentado que el más genuino, casi inocente, sueño de una sociedad libre de competencia, trampas y violencia es matriz fecunda para la revolución por la revolución misma, de la protesta más allá de las reformas. Si para condenarla (ya lo han hecho algunos alicaídos bufones locales) no se precisa mucho (es cierto), no con esto se logrará minar su fuerza y opacar su victoria más trascendente, la de “la expansión del campo de lo posible”, al decir del filoso filósofo Jean Paul Sartre.