No jugaron como para merecer ganar, ni siquiera para merecer hacer un gol

El frío de la tarde del pasado sábado se trasladó a la cancha y, en realidad, fue un partido donde los equipos se dedicaron mucho más a destruir que a crear.
A Peñarol le está faltando la creación del medio y Cuñapirú no la tiene. Por ello los delanteros de uno y otro equipo quedan muy alejados del resto de sus compañeros.
La ausencia de Petter del Pino fue fundamental en los aurinegros porque no apareció quien realizara su función pero además es muy poco en terreno ofensivo donde pudo haber dado una muy buena mano el ágil juvenil Sergio Damián Fernández pero Peñarol priorizó la categoría sub-18.
En el tricolor militar la ausencia de Miqueas Silva también se notó porque reapareció Jonathan Díaz pero no estuvo a la altura de lo que se esperaba, sin duda alguna, por falta de fútbol porque condiciones tiene.
Las oportunidades fueron escasas, un remate de Bruno Turren que reventó el palo y una jugada muy clara de definición para Mathias Francia que le erró al arco cuando tenía muchísimas posibilidades.
Fue por ello que no extrañó el empate a cero al terminar el primer tiempo y se justificaba plenamente por lo poco que habían ofrecido ambos a tal punto que ni siquiera pudieron hacer que los aficionados no sintieran tanto frío como el que hacía en una tarde gélida.
El complemento no ofreció características diferentes con la única diferencia que por lo menos hubo goles.
El primero de Peñarol y logrado de la única manera que podía, haciendo valer la pelota quieta en un tiro de esquina y el certero cabezazo de quien más lo merecía, Bruno Turrén, para mandarla al fondo de la red.
En ese momento daba la clara sensación que a Peñarol nadie le quitaba la posibilidad de la victoria pero descuidó la defensa y Mathias Amado, a poco de ingresar, se quedó con todo el sector izquierdo para correr y mandarla, muy fuerte, lejos del alcance de Juan Carlos de León, concretar el empate y de esa manera cerrar el partido.