Rivera, sábado 21 de diciembre de 2024

5 minutos y 30 segundos

No voy a escribir sobre Maradona. Se dirán muchas palabras (y algunos silencios) para homenajearlo. No lo lloré y no lo voy a llorar. Tampoco su muerte me alegra. Era humano, demasiado humano. Voy a hablar de muertes que no se celebran, pero mueven el piso de nuestras sociedades racistas y patriarcales.
Un hombre negro fue vilmente golpeado y muerto por dos hombres blancos en un supermercado de la red francesa Carrefour, en Porto Alegre, Río Grande del Sur, Brasil. La paliza a João Alberto Silveira Freitas, de 40 años, fue filmado por testigos, en el día previo al “Día de la Conciencia Negra”, fecha de rememoración y lucha. Paradoja cruel.
“Homem negro morto no Carrefour”, fue el titular de algunos medios de prensa, aunque el vicepresidente general Mourão afirma que “no hay racismo”, “lo quieren importar para acá”. Lo más adecuado sería titular “Homem morto no Carrefour”, sería lo más justo. Pero estos no son tiempos de justicia. Los gobernantes brasileños son seres anodinos y repugnantes que han dado muestras de no apreciar a sus negros, mestizos, pueblos originarios, inmigrantes.
A João Beto le pegaron puñetazos y luego le hicieron una llave sobre la garganta, lo que lo llevo al óbito por estrangulamiento.
Durante 5 minutos y 30 segundos. ¿Cuánto dura la transición de la vida a la muerte?, ¿Cuánto la agonía? ¿Cuánto de breve o infinito, el horror, la injusticia? Dos hombres blancos a un hombre negro. Bajo la mirada complaciente y con palabras de ánimo de la (también blanca) fiscal.
El Carrefour nació en Francia en 1960, maneja un lucro anual de 100 billones de euros en su extensa red de supermercados mundiales y 30 billones de reales, solo en Brasil.
En el intento de administrar la “crisis”, el Carrefour anuncio la creación de un fondo de R$ 25 millones para combatir el racismo en el país. Eso no fue impedimento para que las acciones en bolsa cayesen 5,35% el día posterior al evento. (Folha de São Paulo).
Su currículo empresarial no es envidiable, hace un tiempo atrás, un hombre en Recife murió y escondieron su cadáver atrás de guardasoles para seguir abiertos. Un perro fue muerto por un funcionario de seguridad de la red.
Los dos sospechosos tuvieron decretada su prisión preventiva. El PM Giovani Gaspar da Silva de 24 años, fue conducido a una cárcel militar. Magno Braz Borges, de 30 años, se encuentra alojado en un predio de la Policía Civil. La investigación trata el crimen como homicidio calificado.
Giovani no poseía registro nacional para actuar como guardia. El segundo hombre, si estaba registrado.
Ambos son funcionarios de una empresa tercerizada, “Vector Segurança”. En nota, la empresa dijo que: “se sensibiliza com os familiares da vítima e não tolera nenhum tipo de violência” e “iniciou os procedimentos para apuração interna”.
En declaración, un ex-fiscal que actuaba en la unidad del Carrefour donde João Alberto fue muerto dijo que la gerencia autorizaba el uso de violencia contra clientes que “estivessem causando problemas”. Eso contradice la versión de la empresa, que, aun pidiendo disculpas públicamente, responsabilizó a los funcionarios por el crimen.
Así como en EEUU y en muchos lugares del planeta, en Porto Alegre, hubo manifestaciones, pidiendo justicia, organizaciones de lucha contra el racismo estructural y organizaciones de la sociedad civil, para evitar que la muerte de João Alberto no tenga el mismo destino de otros casos semejantes. Como reconoce el propio editorial del diario de São Paulo “Estadão”: “Mortes de negros em supermercados tendem a ficar impunes ou ter punições brandas”.
João Beto le gritaba a su esposa (a quien un guardia, impidió auxiliarlo): “Não consigo respirar”. Lo mismo dijo George Floyd, en cuanto era “inmovilizado” por la policía de Minneapolis, EEUU. No consigo respirar. Hasta que no pudieron decir nada más.

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