Rivera, jueves 10 de octubre de 2024
El jueves próximo pasado peligrosos delincuentes actuaron en ambas ciudades...

Frontera preocupada por situación de inseguridad

No hay dudas que la inseguridad es uno de los mayores problemas que enfrentamos quienes vivimos en esta frontera, al que necesariamente las autoridades deberán dar respuestas, especialmente comprendiendo que se trata de una situación excepcional a la que necesariamente debe contemplarse con un marco legal especial. Copamientos, asaltos realizados de manera casi profesional, a cara descubierta muchas veces dan la sensación que en función del buen momento comercial que vivimos, nos hemos vuelto atractivos para delincuentes altamente peligrosos provenientes de otras regiones.
Precisamente en ese sentido cabe destacar que el jueves próximo pasado, tres sujetos, que habían hurtado un vehículo en Porto Alegre, aparentemente dos brasileños y un riverense, fuertemente armados, efectuaron un hurto a un comercio del centro de nuestra ciudad y posteriormente hicieron lo propio con un cambista ubicado sobre la línea divisoria.
Los hechos pusieron en alerta a los servicios policiales de una y otra ciudad, que comenzaron a trabajar de manera coordinada, con un importante despliegue de efectivos y vehículos, lo que indudablemente se transformó en impedimento para que los individuos pudieran perpetrar otros hurtos, además de ponerlos nerviosos, al punto que terminaron por protagonizar un choque en el centro de nuestra ciudad, dándose a la fuga hacia la zona de Cerro Caqueiro.
Luego de intensos procedimientos la policía brasileña dio con un sospechoso que se encontraba protegido de la lluvia en una estación de servicio, próxima al Puerto Seco. El delincuente al percatarse de la presencia policial intentó darse a la fuga e incluso usar un revólver de alto calibre, que portaba en el momento, pero fue detenido a tiempo. Los otros dos sujetos aún se encuentran prófugos. El sujeto portaba un revólver calibre 38 y una pistola Mágnum, lo que da una idea de su peligrosidad.
El tema está latente, hay temor en los comerciantes del centro de la ciudad e indudablemente habrá que actuar con eficiencia a efectos de evitar que estas situaciones, además de poner en riesgo la propia vida de quienes trabajan en el comercio de nuestra ciudad, no terminen por volverse en un elemento negativo que aleje al turista y ahí si que sería de lamentar. La Intendencia Departamental hace lo suyo, contratando un servicio 222, lo que no debería ocurrir, disponiendo además de un equipo de funcionarios municipales, encabezados por Carlos Migorena. Falta ahora que las autoridades del Ministerio del Interior entiendan de una buena vez que esta ciudad no es lo mismo que Trinidad o Durazno, las exigencias son indudablemente mayores y se le debe dar respuesta.

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