Rivera, domingo 6 de octubre de 2024

La entrega de premios se realizó en el espacio que la hinchada permitió

Al terminar el partido se terminó el protocolo. Todo lo que se había planificado hubo que cambiarlo por imperio de las circunstancias y de la realidad que se apreciaba en la cancha.
Felizmente nada pasó pero debió haberse esperado que Sarandí se retirara de la cancha para permitir el ingreso de los parciales decanos.
Los verdiblancos aún estaban en la cancha cuando en el túnel de acceso a la cancha ya había más de cien parciales prontos para ingresar.
Solamente aguardaron el pitazo final del isabelino Federico para dar rienda suelta a la alegría, al festejo desenfrenado y por algún momento temimos el encuentro cuerpo a cuerpo con algunos verdiblancos que permanecieron en la cancha tirados en el piso, producto del esfuerzo físico y de la desazón de haber perdido la posibilidad de quitarle el título de campeón que puso en juego el decano.
Felizmente nada pasó y recorrimos una y otra vez cada sector de la cancha hasta darnos cuenta que ya no había verdiblancos y que la policía, luego de mucho trabajo, había logrado llegar hasta donde estaban los árbitros para brindarle la protección necesaria.
Casi sin que nadie se diera cuenta se fueron de la cancha, nadie los miraba, nadie los abucheaba, nadie le reclamaba absolutamente nada y todos estaban en otra cosa.
Bailes, cánticos desenfrenados, batería improvisada, abrazos por doquier y agradecimientos que ya comenzaban a surgir.
En la cancha el “Negro” Ruben, Fabián Acosta y Jorge Cabrera buscaban las mejores notas para acercarlas s sus equipos deportivos.
El “Guto” Pereira, miraba y colaboraba con unos y otros pero era prácticamente imposible realizar una nota sin que fuera interrumpida por el llamado para la foto o el abrazo con un familiar que recién lograba llegar a la cancha.
En ese clima el Presidente de la Liga, Eduardo Guadalupe y el integrante del Tribunal de Penas, Adán Rodríguez intentaban comenzar a entregar los trofeos.
Sarandí Universitario designó a Christian Gómez, suspendido, que no pudo actuar pero que recibió gallardamente el saludo de muchos de los jugadores decanos que fueron hasta él, y en el directivo Holger Vildózola, la responsabilidad de recibir los trofeos.
Y así, casi sin espacio, en medio de un montón de manos, el Presidente comenzó la entrega a Sarandí Universitario del título de campeón de la segunda fase, a Lavalleja por ser el mejor de la primera parte del campeonato.
Luego la entrega del trofeo instituido al goleador del certamen que fue Marcos Ramos pero que lo recibió Holger en su representación.
Vino el trofeo a la valla menos vencida que fue la de Lavalleja, que la recibió Ángelo Asconavieta pero que gritó muy fuerte el nombre de sus compañeros de arco que hicieron posible esta conquista.
El trofeo de vicecampeón a Sarandí Universitario y el gran trofeo para el campeón que lo recibió Leandro Duarte que subido encima de la mesa de control, la alzó al cielo para iniciar desde allí la vuelta olímpica, la zambullida y el pasaje de mano en mano para que todos tuvieran la posibilidad de sentirla como propia.
Lamentablemente no estaba Nacional que debía haber recibido el trofeo fair play al haber sido el equipo más disciplinado del certamen.

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