Carlos Wallace: “Fue lo máximo que viví en mi vida, un pueblo entero detrás de los rojos”
El conductor del equipo fue Carlos Wallace, un hombre que siempre ha estado en los mejores momentos del fútbol de Rivera.
Las veces que hemos logrado el campeonato del interior con la selección, estuvo, como jugador o técnico, cuando se logró la hazaña del campeonato del Litoral (único que tiene nuestra selección), él era el técnico y, como no podía ser de otra manera, también técnico de este milagro rojo del ‘98.
La realidad indica que Frontera fue a buscar a Nelson Agresta para hacerse cargo del plantel, que se inició una etapa importante con un período pre competitivo de alto nivel que no dio los resultados esperados.
Los rojos empatan el primer partido en casa ante Progreso y luego pierden los puntos por inhabilitación de… ¡Ruben Paz! Y se viaja a Montevideo con un plantel sumamente reducido porque hubo que solucionar otros aspectos administrativos.
Nueva derrota ante Basáñez y renuncia Agresta.
Carlos Wallace estaba en Montevideo con el plantel de la Cuarta División junto a Leonel Núñez, Alberto Fernández, el “Tribi” Mendoza y algún otro. Los dirigentes aparecen a buscarlo y lo proponen como técnico.
Wallace acepta como técnico transitorio, solamente por los dos partidos que se debían jugar en el sur del país antes del retorno a Rivera.
Se empata ante Central Español, cuyo técnico era Antonio Alzamendi, en el Palermo y se empata ante Deportivo Maldonado, con Carlos Manta como entrenador, en tierras fernandinas.
Al finalizar el encuentro, antes de subir al ómnibus Carlos se despide de los jugadores, les agradece todo lo que han hecho en estos 180 minutos de fútbol pero se aleja del grupo.
Al lunes siguiente recibe la visita de un grupo de jugadores encabezados por Marcelo Velazco que le pide que continúe en el cargo. Wallace estaba muy seguro y volvió a negar esa posibilidad.
Los jugadores se van y en su casa es su esposa la que lo convence teniendo en cuenta el pedido de los jugadores.
Carlos acepta y al día siguiente ya estaba en el “Ary Rodríguez al frente del equipo”.
A partir de allí comienza una nueva historia con la conformación del cuerpo técnico junto al Prof. Julio Rosa, Mario Basualdo y Eduardo Cantos.
Su primer partido como técnico oficial de los rojos fue en Sayago y Quintana estaba suspendido, la pareja de zagueros fue Franco Ferreira y Marcel Céspedes, y jugaron muy bien al extremo que a pesar de haber perdido, Carlos los mantiene para el próximo partido quedando Quintana en el banco, lo que mucho lo molestó porque era capitán del equipo y pasaba al banco, “ese fue el primer tropiezo que tuve”.
Pero a la semana siguiente se le gana a Basáñez con dos goles de Hugo Alvez y todo vuelve a la normalidad.
Carlos va recordando algunos partidos que llevaron a que se llegara al último encuentro con una mínima posibilidad de llegar a la Liguilla.
“Ese día, en la Cantera de los presos ante Colón sucedieron muchas cosas, teníamos una escasa chance, habían equipos renombrados que jugaban contra otros sin chances y aspiraban a estar en la Liguilla, nosotros teníamos un plantel reducido y Marcelo Borges no había viajado con el equipo, llegó cuando restaban menos de quince minutos para el comienzo del partido, el árbitro Oliver Viera acepta el pedido de esperar hasta último momento para incluirlo en el equipo titular pero advierte la inhabilitación de Surraco por la ficha médica vencida. Idas y venidas y el árbitro lo autoriza a jugar con la condición de estar el lunes de mañana en la sede de la AUF con la ficha médica al día. Se gana uno a cero con gol de Borges e increíblemente se dieron todos los otros resultados pero, ¿estábamos clasificados a la Liguilla?”.
Comenzó otra lucha, contra el tiempo y por el documento de Surraco.
Fue todo tan bien planificado que aparecieron dos fichas médicas, una gestionada en Montevideo y la otra en Rivera el mismo día y casi a la misma hora… comenzó la presión de Racing y Fénix que no entendían razones de su eliminación.
Los rojos viajaron sin saber si jugaban o no y en medio del viaje surgió la versión que Frontera perdía los puntos: “Me quería morir “dijo Wallace”. Era mi culpa, yo había incluido al jugador a sabiendas que no tenía la ficha médica al día”.
Surgió entonces la voz de mando de Eduardo Abulafia, Presidente de la Segunda División que dijo que el clasificado era Frontera.
“Éramos candidato al cuarto lugar tranquilo, entonces resolví cambiar todo el sistema, pasando de ser un equipo con cuatro jugadores en el medio a tener tres o cuatro en el ataque, no había nada que perder, todo resultado positivo servía y si se perdía todo, era casi normal”.
Así fue se comenzó ganando, se siguió ganando y en el tercer partido ante Deportivo Maldonado se complicó al final porque el partido quedó empatado en tres goles.
“Fue un final muy difícil y complicado, ingresó Franco Ferreira para jugar de libero detrás de la línea de cuatro y saqué a Surraco hasta que llegó el final del partido, después todo fue emoción y algo que nunca viví en mi vida, ni siquiera en las otras caravanas, ni en la de Wanderers de Artigas cuando se logró el tri campeonato del interior”.
Hoy han pasado diez años y a Wallace le queda el sabor amargo de no haber podido aprovechar esa posibilidad para haber tenido hoy, un equipo en el fútbol profesional.
Qué Carlos esté ligado a los mejores momentos del fútbol riverense no es casualidad. No puedo hablar del jugador, prácticamente no lo ví. Sí del técnico. Por estudioso, por trabajador, por tener convicciones, por saber lo que quiere y ser fiel a sus ideas, hasta haberse ganado muchas veces el calificativo de porfiado o terco, incluso de mi parte.
Estoy seguro que si a los jugadores de los últimos 30 años se le preguntan cual fue el mejor entrenador que tuvieron en Rivera, todos, o casi todos, lo nombrarán a él.