Modelo islandés de prevención de consumo problemático de drogas se aplicará en Tranqueras
El Ministerio de Salud Pública (MSP) lanzó el programa de prevención de consumo problemático de sustancias en jóvenes, denominado Conciencia y Acción Colectiva. Es un modelo de origen islandés, con enfoque comunitario integral, que involucra a familias, escuelas, comunidades y gobierno para crear un entorno seguro. El abordaje del problema de salud mental y las conductas de riesgo es clave, explicó la ministra Karina Rando.
En el acto, realizado en la jornada de ayer, lunes, en la sede del MSP en Montvideo, participaron la titular y el Subsecretario de la cartera, Karina Rando y José Luis Satdjian, respectivamente; la subdirectora general de Salud, Jacquelin Coronato; el Director del Programa de Adicciones de la referida secretaría de Estado, Sergio Núñez; representantes del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), la Junta Nacional de Drogas (JND) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el Gerente de proyectos de Planet Youth, Francisco Gimeno Ruiz.
Las autoridades presentes coincidieron en que se trata de un modelo consistente desde el punto de vista científico, por sus resultados, y basado en una teoría social: cambiar la estructura para modificar conductas. En una primera etapa, se implementará en cuatro localidades de distintos Departamentos: Tranqueras (Rivera), San Jacinto (Canelones), Pan de Azúcar (Maldonado) y Colonia del Sacramento (Colonia).
Rando explicó, en su oratoria, que “el consumo de alcohol y otras drogas es un problema social y de salud pública a nivel mundial, y la región no está ajena”. Ejemplificó con el tema del cannabis en América, cuya prevalencia es de 8,8% en la población de entre 15 y 64 años, mientras que la del alcohol alcanza un 40% más que la media mundial. A esto se suma una baja percepción del riesgo de estas dos sustancias.
La jerarca consideró que el modelo de prevención islandés representa una importante oportunidad para prevenir el consumo en jóvenes de manera efectiva, a través de acciones concretas. “Es innovador y ha transformado la manera de abordar el problema de salud mental y las conductas de riesgo en la juventud”, incluido el intento de autoeliminación, dijo. Aseguró que, gracias a este plan cambió el panorama de la prevención, dada la perspectiva diferente en la forma de encarar el proyecto.
Asimismo, sostuvo que el enfoque de este programa es comunitario integral, involucra a padres, escuelas, comunidades y gobiernos, para crear un entorno seguro, que los jóvenes no se sientan solos cuando afrontan el tema. Informó que este modelo funciona en Islandia desde fines de la década de 1990, por la preocupación ante el consumo problemático en jóvenes, ya que, en su momento, este país se ubicaba entre aquellos con mayores niveles.
“Los resultados son notables”, afirmó. El consumo de alcohol en adolescentes de entre 15 y 16 años se redujo, de 42% en 1998 a 5% en años recientes. Además, las encuestas muestran una mejora de la salud mental y una reducción de las conductas de riesgo. Este modelo ya se instauró en otros países, pese a que no es de fácil implementación, porque exige un alto compromiso por parte de muchos actores. Algunas de las naciones que utilizaron el mecanismo son México, Chile, España y Argentina, con muy buenos resultados en varios casos.
La jerarca repasó los principales pilares que sostienen el modelo: fortalecimiento de las relaciones familiares, que la familia participe en la vida de los adolescentes; aumento de actividades extraescolares, que estén ocupados, actividades constructivas y recreativas luego de su tiempo de clase; ambientes seguros dentro de los centros educativos, donde se sientan comprendidos; recolección y análisis de datos, porque es un programa que se adapta a la realidad de cada país, y el apoyo a las políticas públicas que respaldan estos cambios.
“El ministerio adoptó esta estrategia porque entendemos que, si bien es compleja, es la mejor metodología a seguir, es participativa, hecha en base a las actividades de salud de la comunidad, tratando de transformar el entorno donde crecen y se desarrollan los adolescentes, manifestó la jerarca, y remarcó que, para proteger a los jóvenes, se necesita “una sociedad comprometida, donde las familias, la escuela, la comunidad y las políticas públicas trabajen juntas para crear un entorno seguro y saludable”.
Satdjian, en tanto, insistió en la importancia de prevenir, sobre todo, por la persona, pero también por el sistema. Es parte del Plan de Salud Mental y Adicciones cuyo presupuesto ya se votó, señaló. La práctica de este modelo está basada en evidencia y con foco en la comunidad, dijo, donde juegan un rol importante los directores departamentales de Salud, así como referentes en materia de educación y aspectos sociales. “Es difícil ser padre de un adolescente, hermano de un adolescente, pero más difícil es ser adolescente hoy, y de ahí la importancia de dar herramientas”, sostuvo.