El latir de un corazón uruguayo por el carnaval brasileño
Diario NORTE dialogó con él, quien nos contó que desde niño, muy pequeño, sintió esa atracción por esas marchas de carnaval, las cuales lo llevaron a acumular discos de Carmen Miranda, la famosa estrella brasileña que se lanzó al estrellato con el tema «Taí”.
Araci de Almeida, Silvio Caldas, T. Barboza, Francisco Alvez, Aurora Miranda (hermana de Carmen), Odette Amaral y los temas de las Escuelas de Samba cariocas, que comenzaron a actuar en 1928.
Nos dijo que los Sambas Enredo fueron grabados en 1968 y de ahí a la fecha, también figuran en su colección.
Su madre siempre le decía que desde que tenía 3 años, al escuchar esas músicas, el se acercaba al receptor de radio y se deleitaba muchísimo.
Aunque no tiene en su familia antecedentes brasileños, ya que es de origen francés, el gusto por las cosas brasileñas y su historia eran asombrosos.
Su madre fue concertista de violín, muy conocida, ya que traspasó fronteras. Su padre, Contador.
Continuando su historia, a los 7 años se dio cuenta que músicas anteriores no eran trasmitidas por la radio y en ese momento comprendió que era importante atesorar los disc os sin tener tocadiscos, que mas tarde le regalaron.
Hoy puede decir que posee en estos discos un acervo cultural carnavalesco original, mas grande que existe en Brasil.
En la Radio Nacional de Río, donde fue entrevistado hay 20 mil títulos de este tipo de música, que según nos expresó. no se cansa nunca de escucharlos, pues al escucharlas se siente transportado a otra dimensión y al pasado.
Con ellas conoció con profundidad la historia de Brasil, sus costumbres, su folklore, sus mitos, sus personajes, aunque su actividad cuando creció lo llevó a trabajar en el país, porque estuvo en el Ministerio de Educación y Cultura, en la repartición de la Itabi, trabajó también 18 meses en el Ministerio en Brasilia.
Conserva un disco que hoy será un patrimonio, ya que data de 1958 y es el único que existe en el mundo, y este tipo de discos es apreciado por alemanes y japoneses, que pagan sumas millonarias para obtenerlos.
Nos manifestó además, que su colección, el día que él ya no esté en este mundo será donada a un Museo para que la gente pueda apreciarlos.
En Rivera permanecerá hasta que el Ministerio lo transfiera a Río de Janeiro.