Se fue un buen tipo
(Por Ariel Rodríguez) Por diferentes circunstancias no lo pude hacer ayer, pero no podía dejar pasar por alto la muerte del Dr. Eber Mateo, antes que nada una persona de bien, un buen vecino de este pueblo, de andar manso y tranquilo, de charla larga y mire que muy tendida. Realmente creo que nunca lo vi apurado, ni siquiera cuando le tocó ejercer la defensa en casos de repercusión pública. Jamás vi en él, un gesto de soberbia o desprecio hacia alguien, era siempre el mismo tipo. No fui su amigo, pero aprendí a estimarlo, primero por ser amigo de un hermano de la vida, de Helio Rodríguez y después en ese contacto que casi a diario, manteníamos en la calle, parándonos a charlar en alguna esquina, frente al juzgado o allí por la plaza Artigas, al fin de cuentas ninguno de los dos servía para mudo.
Eber era un lector permanente de NORTE y me distinguía con ser un verdadero “analista” de mis notas, era ya casi rutinario el “no estoy de acuerdo contigo”, aunque después de un buen rato, coincidíamos en un montón de cosas, para después, al otro día volver a discrepar. Respetuoso de la forma de pensar de los demás, se trataba de esas personas que en el acuerdo o divergencia, uno naturalmente respeta, por la firmeza de sus convicciones, por su claridad de pensamiento, pero esencialmente en su caso, por su honestidad intelectual.
Aunque fue candidato y aunque nunca se lo pregunté -nos quedó una charla pendiente- tengo la sensación que no se sentía un político, sino más bien un militante, de primera línea, de su querido Frente Amplio.
Seguramente su partido perdió un gran dirigente, pero más allá de ello, el sistema político riverense, perdió a un dirigente de esos que lamentablemente escasean, que hacen falta, los que defendiendo sus principios, saben escuchar y cuando deben debatir lo hacen por lo alto. El sistema jurídico perdió un buen Abogado. Claro que su familia al buen padre y compañero. Helio a un buen amigo y yo me quedé sin un crítico de primer nivel. Chau Doctorazo.