El edil Juan Antonio Pereira analizó polémica en torno a imputabilidad
Haciendo uso de la palabra en la media hora previa de la Junta Departamental el Edil Juan Antonio Pereira (Frente Amplio), se refirió a la polémica en torno a la imputabilidad de los menores:
“En los últimos 6 años, los uruguayos hemos tenido oportunidad de cotejar modelos de país pretéritos y actual. Todo comenzó durante la campaña proselitista que derivó en la elección del primer presidente de izquierda del Uruguay, el Dr. Tabaré Vázquez, cuando desde distintas filas se insistía en alertar a la población acerca de la debacle que se observaría si Tabaré llegara a la primera magistratura. Se aventaron unos cuantos “cucos” que pretendían imponer temor en el cuerpo elector. Nada nuevo, pues ése había sido el argumento por excelencia que en ocasiones anteriores se había usado como intento de impedir la llegada del Frente Amplio al gobierno. En esta oportunidad, no fueron suficientes las falacias, la campaña del terror y todo cuanto tipo de barbaridades. El jueves 28 de octubre de 2004 a la medianoche, cuando se instauró la veda proselitista de cara a las elecciones del domingo 31 del mismo mes, se marcó el punto final para una forma de referirse a la fuerza política que gobernaría de ahí en más, los destinos de nuestra Patria.
Desde ese día en delante ya no sería posible atemorizar a la población con campañas que impusieran el terror, pues el Frente Amplio en el gobierno, demostraría con hechos la debilidad de ese viejo tipo de argumentos.
Sin embargo, cada tanto tiempo debemos sorprendernos con alocuciones de algún que otro fracasado político que pretende confundir a la ciudadanía acudiendo a prácticas ya perimidas. Perimidas por arcaicas y perimidas por el poder de los hechos que a lo largo de estos 6 años que llevamos en el gobierno nos dan la razón.
Cuando se escucha a un Senador de la República manifestar, luego que el Dr. Tabaré Vazquez se pronunciara en contra de su propuesta de bajar (entre comillas) la edad de imputabilidad, que el ex mandatario se ponía de esta manera del lado de los delincuentes, más que ofendernos o molestarnos, nos produce risa.
No puede caber otro tipo de reacción ante semejante actitud electorera.
Y más aún cuando pretende golpear a nuestro gobierno nacional haciendo uso de datos que antojadizamente pone sobre la mesa.
Al Senador en cuestión, que no nombro pues su solo apellido me trae muy tristes y negros recuerdos, le recomendaría leer el artículo que publicara el diario El Observador el día 13 de agosto pasado, en el que los ex Ministros del Interior Juan Andrés Ramírez y Ángel María Gianola (blancos) y Didier Operti y Guillermo Stirling (colorados), coincidían en reconocer que mientras los responsables de garantizar la seguridad pública eran ellos, las rapiñas también crecieron y en algunos casos a niveles muy por encima de los registrados desde que el Frente Amplio asumió el gobierno en 2005. Repito la fuente: Diario El Observador (medio gráfico vinculado al Partido Colorado y al Opus Dei, por consiguiente nada más alejado ideológicamente al partido de gobierno en el país.
Y si nos vamos a la campaña para bajar (una vez más entre comillas) la edad de imputabilidad, me voy a permitir citar las expresiones de alguien que no es político, sino un reconocido profesional que permanentemente es consultado por universidades del exterior. Rafael Bayce es docente grado 5 en dos carreras universitarias y desde su rol de sociólogo dice en el tramo final de un extenso artículo que lleva su firma: “Si lo que se quiere es solucionar los problemas, no sacarse el miedo o soltar el veneno, está muy claro que las prioridades son:
a) disminuir el impulso delictivo, que está en la necesidad, la desigualdad, la indignidad, la humillación, la venganza y el odio resentidos, el consumismo insaciable que la voracidad adulta instila en los más jóvenes.
b) lograr que los menores o mayores recluidos por delito o infracción vuelvan a la libertad con capital social, cultural y laboral que no los obligue a reincidir -o peor- porque tiene las mismas carencias, las mismas ‘juntas’, los mismos circuitos socioculturales y económicos de frecuentación.
Capítulo aparte merece el deseo de revancha, de venganza, hasta de justicia de las víctimas de delitos, que es comprensible, pero desde ahí no se soluciona nada, se empeora, como la posibilidad de armarse como medida de defensa y seguridad”.
Termina diciendo Bayce que “No hay nada peor que las vecinas resentidas, miedosas y agresivas que pueblan los medios de comunicación. No quieren saber, no quieren pensar, no quieren resolver; son bestias sedientas de sangre, frustradas, hipócritas, envidiosas de los jóvenes, fingidoras de moralidad por incapacidad de disfrute, son ruina”.