Rivera, viernes 22 de noviembre de 2024
Acceso a la educación terciaria:

Fondo de Solidaridad otorgó 8.232 becas en 2017, la mayor cifra desde su creación

Este año se registraron cuatro mil nuevos beneficiarios, mientras que en la última década se duplicó el número de becas otorgadas. El aporte brindado es de 7.200 pesos por mes (2 BPC). El 90% de los estudiantes que lo percibe proviene de familias sin estudios universitarios. Además, el Fondo de Solidaridad promueve una serie de acciones, como clases de apoyo, para evitar la desvinculación educativa de los estudiantes.
Las becas, para las que no existe un cupo limitado, se sustentan con el aporte de los egresados y están destinadas a estudiantes terciarios de todo el país que requieren apoyo económico para acceder a las carreras de la Universidad de la República (UdelaR), la Universidad Tecnológica (UTEC) y la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU). El aporte se otorga durante un máximo de diez meses para los estudiantes de renovación y de ocho para quienes la solicitan por primera vez.
El Fondo de Solidaridad recibió este año 14.000 solicitudes, que fueron analizadas por un equipo de trabajadores sociales que aplica para su evaluación el Índice de Vulnerabilidad Estudiantil, una herramienta de predicción que garantiza la fluidez y transparencia del proceso. El análisis se realizó entre marzo y abril, mientras que en mayo se concretó el pago de la primera cuota de la prestación. Los 8.232 becarios que fueron aprobados tras las evaluación ya están cobrando la prestación. El aporte brindado es de 7.200 pesos por mes (2 BPC).
Cumplir en tiempo y forma con los plazos establecidos “es uno de los grandes desafíos del Fondo”, dijo la gerente de becas, Cecilia De León. Asimismo, destacó la importancia que tiene para cada beneficiario recibir este aporte, dado que sin él no podría acceder a la enseñanza terciaria. En este sentido, recordó que solo el 3% de los estudiantes beneficiados tiene un padre con estudios universitarios, y el 7%, una madre profesional, lo que significa que la mayor cantidad de estudiantes proviene de familias sin estudios terciarios.
Según De León, esto puede dificultar el apoyo curricular que brinda la familia, por lo que el Fondo de Solidaridad promueve desde este año, además de las becas económicas, el apoyo en las clases, material educativo, alimentación y talleres sobre la gestión del dinero recibido y la adaptación a las nuevas ciudades. Estas instancias comenzaron a implementarse en marzo en las facultades de Agronomía y de Veterinaria, y se extenderán a nuevos centros a partir de junio.
Según el cuaderno “Desigualdad y movilidad intergeneracional en la educación universitaria”, recientemente publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cada vez más los estudiantes que provienen de hogares con niveles educativos bajos acceden a los niveles superiores de educación y logran avanzar en sus carreras. De acuerdo al informe, Uruguay comenzó a mejorar levemente desde 2010 su movilidad, luego de más de diez años de “movilidad reducida”.
Finalmente, De León dijo que el Fondo de Solidaridad está apostando a una fuerte descentralización, con la apertura de oficinas en diferentes puntos del país y una estrategia de difusión que implica la presencia en ferias educativas y la realización de giras nacionales. En la fotografía el presidente del Fondo de Solidaridad, Marcos Supervielle.

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