Un día como hoy Rivera se consagraba campeón del interior en el Estadio Municipal
Se trataba de un campeonato muy especial. Se había disuelto la Confederación del Norte en el recordado encuentro jugado en nuestro estadio Municipal cuando se abrieron los portones y agredieron a Fulgencio Blanco Maldonado.
Es que el isabelino había llegado con muy pocas ganas de impartir justicia. Eran épocas donde el árbitro del encuentro llegaba con la delegación visitante y nuestro rival era Paso de los Toros que necesitaba un triunfo para consagrarse, por primera vez, campeón del Norte.
A los 16 minutos de juego ya había expulsado a Carlos Suárez Lisboa y “se abrió” el portón de acceso a la cancha (en aquel entonces los suplentes quedaban fuera de la cancha, en la tribuna), y rápidamente se vio a varios celestes agrediendo a Fulgencio, que se fue de la cancha.
Un par de días más tarde el Tribunal de Penas de la Confederación determinaba la pérdida de puntos de la celeste y, como consecuencia de la victoria de los isabelinos los consagraba por primera y última vez, campeón del Norte.
Al no existir la Confederación del Norte, OFI debió organizar un campeonato por eliminación en series.
En realidad, fue el primer campeonato nacional jugado, porque al año siguiente todo volvió a la normalidad al crearse la Confederación del Noreste, con la participación de Cerro Largo.
Fue así que, luego de la inauguración de la red lumínica del Estadio Municipal “Atilio Paiva Olivera”, lo que ocurrió el 23 de diciembre de 1967, oportunidad en la que la selección celeste jugó ante Rampla Juniors que llegó con la conducción técnica de Hugo Bagnulo, se procedió a la designación de Henrique Gaeta como seleccionador celeste.
Pero la realidad mostró que Gaeta no pudo cumplir con su compromiso con la celeste porque ya había comenzado a trabajar en las divisiones formativas de Peñarol de Montevideo.
La mayoría de los días de entrenamientos, los jugadores estaban solos hasta que el Presidente, Esc. Simón Barg, resolvió destituir a Gaeta y designar a un nuevo director técnico.
Luego de marchas y contramarchas y con la intervención del “Bocha” Feijóo, uno de los propietarios de Los Barrilitos (sede alterna de la Liga donde se hacían presentes dirigentes, jugadores y periodistas y donde se manejaban todos los aspectos salientes del fútbol riverense), se designa a Waldemar “Pocholo” Bentancourt.
Muy pocos cambios en el plantel y el equipo comenzaron a prepararse para la primera semana del mes de marzo, cuando comenzó el certamen. Rivera comenzó jugando ante el equipo de Artigas.
La celeste tenía un equipazo, con la base de Oriental que ganaba todo en el medio y la presencia de jugadores realmente trascendentes. Un equipo netamente ofensivo, donde Ruben Morales, Osmar Meneses, José María Pereira y Manuel Trinidad atemorizaban toda defensa contraria.
Lo que pocos recuerdan es que, en el comienzo, en el Atilio Paiva Olivera, jugó Omar Eulogio Freire como mediocampista con llegada ofensiva, acompañando a los cuatro inamovibles. En la zaga, junto a Prestes, estuvo Edison Olmes dos Santos. Los laterales siempre fueron Hugo César Acosta y Carlos Enrique Wallace.
Y toda la tarea del medio de la cancha quedaba a cargo de Luis Carlos Pereira.
Se goleó y a pesar de la derrota en Artigas, la celeste siguió de largo. Después llegaron Salto y Tacuarembó, y la celeste ganó los cuatro partidos, en el Dickinson, en el 18 de Julio y los dos en nuestro medio, y se perfilaba como un serio candidato al título.
Luego llega un impasse motivado por un error reglamentario, que atribuía prioridad al saldo de goles antes que a los puntos; un largo debate en un congreso interminable.
Rivera había ganado los dos partidos previos, a los rojiblancos, tenía cuatro puntos, dos goles a favor y cero en contra.
Cerro Largo, que había jugado ante Lavalleja había ganado uno y perdido el otro, con tres goles a favor y tres en contra. Florida ganó uno y empató el otro con cuatro goles a favor y uno en contra.
Pero el reglamento omitió establecer que el que clasificaba directo a la final era el equipo que sumara más puntos en los dos partidos (y era Rivera) dejando paso directo al de mayor cantidad de goles a favor y en ese caso fue Florida.
Idas y vueltas, reclamos y reuniones, pero no hubo caso. Florida fue directo a la final y Rivera debió jugar una semifinal ante Cerro Largo. Y nuevamente Rivera ganó los dos partidos, en el Ubilla y en casa.
Así se llegó a la finalísima ante Florida y el recordado empate en la Piedra Alta, cuando vimos a más de dos mil riverenses.
Y el 4 de agosto de 1968 se jugó en nuestro estadio, con casi diez mil personas que ni sabemos cómo entraron, pero nunca tan bien aplicada la frase que dice “no cabía ni un alfiler más”. Es cierto y la mayoría de la gente miró el partido de pie.
El gol de Alfredo Willy Sander que se había adueñado de la punta derecha, porque Ruben Morales y algún otro se habían marchado al fútbol capitalino en los meses de paralización de las actividades.
El gol llega a los 15 minutos de juego, “en el arco que da al Cuñapirú” como decía el relator de Radio Rivera, Nerucho de Barros, y la locura de la mayor cantidad de personas que vimos en el viejo “Atilio Paiva Olivera”.
Pero el partido fue muy difícil, complicado y se nos vinieron encima buscando el empate que llevaba a un tercer partido, que se iba a jugar en Tacuarembó, pero que no se lo permitimos.
“¡Rivera Campeón!”. El grito que ganó el anochecer del domingo soleado, después de dos días de lluvia, en nuestra frontera, en el momento del pitazo final de Luis Cabillón, el sanducero encargado de dirigir el encuentro.
Y otro dato interesante al final, a pesar que era la primera vez que la celeste lograba un título de OFI, para el técnico celeste era su segundo campeonato del interior. El anterior lo había ganado en el ‘46 como jugador, cuando se perdió la final del Nacional, ante Sud América.
EL PLANTEL
El seleccionado celeste estuvo integrado por: César Rodríguez Barboza, Dionisio Prestes, Hugo César Acosta, Omar Eulogio Freire, Celestino Cobas, Carlos Enrique Wallace, Alfredo Willy Sander, Osmar Meneses, Carlos Suárez Lisboa, José María Pereira, Manuel Trinidad, Jorge Vargas, Luis Carlos Pereira, Juan Carlos dos Santos, Elio Silva, Julio César Ramírez, Roberto Gracés, Nelci Cica Barreto, Gervasio dos Santos, Edison Olmes dos Santos y Ruben Morales. El masajista era Manuel Rodríguez y el equipier Yorcini Noguera.
que cuadrazo por favor….cuantos recuerdos Grande mi Rivera