Rivera, lunes 9 de diciembre de 2024
Copa Nacional de Selecciones:

No era el comienzo que esperábamos, pero hay tiempo para la recuperación

La fiesta, la reinauguración del estadio, la gente en la tribuna, el fútbol riverense esperaba algo más de esta selección celeste que comenzó la disputa de la Copa Nacional.
Jugar como locatario en clima de fiesta hacía que el momento fuera oportuno para encontrar la motivación que el aficionado está perdiendo año a año con el fútbol.
La escasez de títulos, la falta de grandes referentes en la cancha… los triunfos consecutivos es lo que devuelve al hincha y los hace ir vestido con una camiseta celeste a la cancha.
Había esperanzas en esta selección (y aún las hay), integrada por muchos jugadores con trayectoria, pero otros tantos que vienen a la selección por primera vez y necesitan el apoyo.
No es el momento de buscar culpables y sí, cada uno, hacer un análisis interno y saber en qué grado somos responsables de este momento del fútbol riverense que tuvo un momento de alegría, el 9 de abril del 2022, cuando un estadio con tribuna casi repleta vivó por última vez la palabra campeón.
Llegó, o llegará dentro de muy poco tiempo, el momento del cambio total, de la renovación, de las nuevas caras, de un verdadero proceso que nos lleve a las consagraciones de la década del sesenta, setenta y ochenta.
Pero yendo directamente al partido, hay que establecer con claridad que la celeste, a pesar de la derrota que duele, tuvo momentos de buen fútbol, tuvo la pelota a disposición para jugarla bien y hubo un solo inconveniente que fue el hecho de fallar en el remate final.
Hubo, aún en el primer tiempo, que tuvo un nivel muy discreto de ambos equipos, algunas jugadas puntuales de oportunidades de concretar que no lo fueron por apresuramiento, por olvidar el pase en el momento preciso, porque se llegó una décima de segundo tarde o por error en acertarle al arco rival.
Pero la celeste tuvo posibilidades, que las reiteró en el segundo tiempo, pero ya cuando perdía por uno a cero, producto de un defecto defensivo en el despeje y ello provoca el tiro de esquina de donde viene el gol de apertura de la visita.
Oportunismo, certeza en el remate, casualidad o lo que se llame, pero Artigas hizo lo que Rivera no había podido concretar.
Vinieron los cambios, que ya habían comenzado en el comienzo del complemento, pero en realidad no aportaron lo que el técnico pretendía porque, además, dejamos cada vez más alejados a nuestros delanteros a pesar de haber sumado jugadores.
Había una laguna entre medio campo y ataque, faltó conexión y la pelota demoraba mucho en llegar a zona ofensiva.
Aún así, hubo dos o tres oportunidades muy claras de concretar el gol que se erraron y que hubiera sido de vital importancia para el desarrollo de los minutos finales del partido con una tribuna que, sin duda alguna, iba a ayudar a empujar al equipo para que se pudiera vencer el partido.
Pero comenzamos con los descuidos defensivos en el afán de querer empatar y la presencia de un gran jugador, algo pesado, pero con claridad de pensamiento, como Enzo Leal, en filas de Artigas que fue fundamental en su ingreso.
Parado, jugando con la cabeza, hizo que el equipo funcionara de acuerdo a su conveniencia y así comenzó a hacer que Cristian Fagúndez ganara por el sector izquierdo del equipo, donde Rivera proyectaba a su lateral, pero no había cobertura eficaz y segura.
Allí se generaron dos o tres jugadas que avizoraban el desenlace final, en una de ellas, en rápida carrera con Santiago Saravia (que ya tenía tarjeta amarilla) le fue ganando terreno y el defensa riverense nunca pudo tomarlo ni siquiera para la falta afuera del área que seguramente le hubiera costado la expulsión.
Finalmente, cuando pudo tomarlo, ya estaba dentro del área penal, hizo la falta y la sanción del penal fue lo que lo salvó de la expulsión a pesar que se retiró lesionado.
Penal, gol y prácticamente partido porque en los minutos finales Rivera volvió a desdibujarse en la cancha, siendo un equipo quebrado, partido y con un mediocampo donde terminó sobrando marca con un Ramiro Ocaño que fue, sin duda alguna, el patrón del medio, con Joaquín Sánchez corriendo a todos los que pasaban a su lado, pero sin creación, sin llegada ofensiva.
Resta ahora la tranquilidad para encarar lo que se viene y justamente la segunda fecha marca el encuentro clásico ante Tacuarembó, como visitante y con un conjunto rojiblanco herido por la derrota de la primera fecha ante Salto.

LOS DETALLES

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Cancha: Estadio “Atilio Paiva Olivera”. Hora de comienzo 21:15. Jueces: Matías Nicolás Pérez; Gonzalo Andrés Ríos y Nelson Matías Provenzano (terna de Durazno). Cuarto árbitro: Mario César Mauttones (Paso de los Toros).
RIVERA: Jordhy Vaz, Washington Javier Leites, Maicol Daniel Britos, Santiago Saravia, João Fernando Pintos, Ramiro Sebastián Ocaño, Andrés Alejandro Silveira, Kevin Estefan Zabaleta, Pablo Roberto Muñoz, Dalton Leonardo Bueno y Pablo Javier Farías.
Cambios: Joaquín Sánchez por Andrés Silveira; Joselbert Gonzálvez por Dalton Bueno; Braian García por Kevin Zabaleta; Fabio Balostro por Santiago Saravia; Gregory López por João Fernando Pintos.
ARTIGAS: José Andrés Aguirre, Bruno Feliciano Bica, Elquer Liniker Trindade, Hugo Ariel Paz, Tony Michel Texeira, Octavio Pereira, Jairo Giovanni Rodríguez, Freddy Alexander López, Guillermo Confalonieri, Cristian Rafael Fagúndez y José Nicolás Arbiza.
Cambios: Enzo Leal por Nicolás Arbiza; Bruno Brites por Octavio Pereira; Samuel da Luz por Cristian Fagúndez; Gerardo Sánchez por Jairo Rodríguez; Jean C. Silveira por Michel Texeira.
Goles: Cristian Fagúndez a los 43’ del primer tiempo y -de penal- a los 27’ del segundo tiempo.

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