Rivera, domingo 19 de enero de 2025

La terna riverense no incidió en la eliminación de Salto Uruguay

SALTO (Especial por Eleazar José Silva). La noche de la eliminación de Salto Uruguay; Tulipán 2-1.
A los 5’ del primer tiempo. Cuando Martín Ferrando vaciló en el rechazo, y Cristian Rodríguez se encontró con esa pelota rebotada. Terminó siendo el 1 a 0 transitorio de Tulipán.
Fue el peor castigo que pudo padecer Salto Uruguay. Un gol en su arco antes de los 10 minutos. Debía convertir tres para llegar a los penales y concluyó perdiendo 2 a 1, cuando en el tercer minuto adicionado, Luis Villalba partió como flecha desde mitad de cancha. Frontal, hasta gatillar con derecha, para colocarla lejos del alcance de Martín.
Fue el 2 a 1 de los fraybentinos. Fue la condena de Salto Uruguay, en medio de esa noche de fatal desconcierto. Para colmo de males, con el destino esquivo, hasta la mismísima fractura de Charly Cabrera y terminó por destapar a un arquero que fue simplemente brillante.
En la recta de inicio, Santín por dos veces (16’ y 19’), Dos Santos en los 24’ y 38’, para que finalmente otra vez Santín a los 42’. Cinco chances a la medida de un equipo que metió más de lo que jugó, pero que fue desmoronando composición táctica en la recta final. Se fue por la pendiente de un fútbol a contramano. Del excesivo bombazo frontal.
Pese a Antonio Gómez. Pese a Gastón Quevedo que quiso siempre y todo lo que supuso en el primer tiempo, la heroica búsqueda de Santín y un par de taponazos de Dos Santos.
Tulipán no fue la expresión del inconsistente. Fue táctico y estratégico.
Cuando dispuso de la pelota, supo que hacer y defendiendo, metió coraje y sentido de agrupación. Pero lo más conmovedor acaso, la dinámica del esfuerzo físico.
No declinó nunca. Fue y vino. Marcó. Y creó. Volvió a marcar. Volvió a crear.
En los 10’ de la recta final, la expulsión le llegó para manejarse hasta el final con uno de menos, pero sin embargo, conservó la línea.
Fue sólido para defender y raspador en zona media, donde a Salto Uruguay le dolió siempre el armado. En el segundo tiempo en que los decanos fueron síntesis de desconcierto.
El agobio de imperfecciones técnicas. El reloj consumiéndolo y la ausencia de variantes de mitad de cancha para arriba, con el repetido y anunciado pelotazo siempre.
Desde la Dirección Técnica, las variantes que no faltaron e incluso variando la figura táctica en el segundo tiempo, cuando Antonio Gómez fue volante y Germán Costa tentó ser uno más en la recta final. Pero todo, en medio de la trabazón que impuso Tulipán.
El mismo Tulipán que hasta se hizo ganador en el pique de Villalba. Derecha y gol. El 2 a 1. El último acto del desconcierto decano.
No solo fue revés para Salto Uruguay. Para el fútbol salteño.
Las manos se quedaron vacías. Y el sueño hipotecó… su último latido.

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