Falleció Nacional de los Santos, uno de los grandes del ciclismo riverense

Nacional de los Santos nació en Salto y su nombre se lo debió a un tío que también se llamaba así. Cuando apenas tenía cuatro años de edad se vino a Rivera y siempre se consideró un riverense. Concurrió a la Escuela Nº 5, ya que vivía por la zona de Cuaró y corría todos los fines de semana en los arenales de Quintas al Norte.
Nunca le gustó ni le atrajo el fútbol y su pasión, por esos años, era el atletismo. Poco a poco le fue tomando cariño al ciclismo y con 16 años se fue a trabajar a Tacuarembó y vistió por primera vez una camiseta encima de una bicicleta, allá por el año 54 defendiendo al Oriental.
Recordaba con orgullo su primera competencia en una época donde había grandes corredores en todos los departamentos. Antes solamente era un espectador de las carreras policiales, pero se compró una bicicleta vieja, pesada y con mucho para arreglar.
En Tacuarembó había una euforia desmedida por el deporte del pedal ya que Luis Alberto Rodríguez había finalizado cuarto en la Vuelta Ciclista del Uruguay. Sentía orgullo al decir que después que dejó de fumar, al domingo siguiente, ganó su primera carrera ante algunos favoritos de la Sexta Sección.
En el vecino departamento estuvo dos años y volvió a nuestro medio, donde Don Carmelo Sosa le abrió las puertas de su único club riverense, el Rivera Cycles Club. Junto a Sosa estaban, como dirigentes, el “Nene” Martínez, Edison Azambuya, “Coco” Cross y otros que comenzaron a impulsar el ciclismo y Nacional fue el primer ciclista.
Se organizó una carrera grande, eran 400 kilómetros que recorrían Minas de Corrales, Tacuarembó y Rivera con un circuito que incluía Avenida Sarandí, la Línea Divisoria, y las Avenidas Cuaró y Brasil. Esa competencia la ganó el tacuaremboense Clodomir de Souza y Nacional de los Santos se ubicó en el segundo lugar.
Ese día Elio Juárez vino a correr por Cerro Largo; era muy joven y Sosa le habló para traerlo a nuestro medio y luego vio a Francisco “Chico” Correa, de Artigas, y también lo trajo. A partir de ese momento se formó el gran equipo que conformaron los tres con la camiseta del Rivera Cycles Club.
Elio, el “Chico” y Nacional estuvieron juntos muchos años, ingresaron al Instituto Policial, representaron al ciclismo riverense en decenas y hasta centenas de competencias interdepartamentales e internacionales y desde el ‘61 al ‘70 fueron años de gloria para el trío.
Nunca vistió otra camiseta a pesar que en cierta oportunidad Don Ruben Lara le habló para pasar a Frontera. Era normal que, al finalizar cada competencia, entre ellos se distribuían los tres primeros lugares.
Eran tiempos de bonanza, había muy buenos premios y los comercios colaboraban mucho, y hasta había dinero en efectivo para cada una de las carreras. Con el dinero producto de las actuaciones en el ciclismo, logró comprar un terreno y hacer su casa.
Nunca llevó el registro exacto de las competencias que ganó, pero recuerda que hasta su victoria número cincuenta las llevaba contabilizadas. Su mejor posición a nivel nacional fue un décimo lugar en una Vuelta del Norte.
Ganó muchas etapas y algunas de ellas muy importantes para el equipo que siempre estaba en las primeras posiciones. Corrió en Montevideo en varias carreras al lado de grandes ciclistas, en el tiempo de Serra, de Rodolfo Pioto, Américo Benítez y otros que estaban acostumbrados a correr y ganar las Vueltas del Uruguay.
En una oportunidad fue a competir en la Vuelta Ciclista del Uruguay y al llegar a Montevideo se encontró con que no había fondos económicos para que pudiera realizar el sueño de correrla y no se animó a largar.
A pesar de ello en Porto Alegre logró muy buenos resultados; fue en varias oportunidades a correr ante los grandes de la Caloi de São Paulo y de la Monark. Corrió una Vuelta Ciclista de Rivera en el año ‘57 cuando se salió de nuestra ciudad, se tomó por Portones Negros, y fueron por la Cuchilla.
Vinieron los mejores uruguayos: Villanueva, Sixto García, Fernández y decenas de brasileños y al llegar a la sierra picó adelante con Fernández, Villanueva y hubo muchos montevideanos que abandonaron porque no pudieron con los caminos de piedra. Al llegar a Tranqueras se le había reventado el tubo y tuvo que finalizar de esa manera, había mucho entusiasmo y ganas de correr.
Recordaba que un día estaba en plena carrera, en la Vuelta del Norte, pinchó en Paso del Manco y bajó. Todos lo pasaron de largo, tomó un Mejoral y se fue rumbo a Tacuarembó detrás de todos. Ellos embalaron al llegar a la Plaza, pero sabía que la llegada era en el Velódromo y siguió.
Cuando entraron a Dr. Catalina, ya estaba delante de nuevo y se fue rumbo al Velódromo ingresando al frente, pero uno se le avivó. Era Souza, que lo había traído Maracaná. Subió al velódromo y se largó de allá arriba y le ganó por un par de centímetros en la misma línea de llegada; no podía haberlo hecho y hoy no sería considerado ganador, pero, en definitiva, esa se la ganó.
Y nos contó en una oportunidad, una carrera que nunca olvidaba, una Doble Montevideo Costa Azul.
“Le gané un embalaje, en Tala a Javier Barrios, ganador de la Vuelta Ciclista del Uruguay y en Míguez entré segundo, pero ellos tenían mejor infraestructura y me abandonaron”.
“Les ganaba en los repechos y hasta escuché que me dijeron ‘aflojá brasilero’ y me cansé mucho, porque no tenía ni siquiera alimentos. En Fray Marcos encontré un pozo de agua, me bajé a tomar y ya no seguí más, pero siento mucho orgullo de haberle ganado ese embalaje al ganador de la prueba más importante del Uruguay”.

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