El fútbol no conoce de merecimientos y sólo cuentan los goles para determinar al ganador

En el fútbol hay varios axiomas, algunos con mayor validez que otros, pero uno se aplica en cada uno de los partidos que observamos. Es muy cierto que en muchas oportunidades hay un ganador que lo merece y un perdedor que no hizo los méritos necesarios para otros resultados. Pero son muchísimos los encuentros donde el resultado no se ajusta a lo que se ve en el campo de juego.
La celeste mereció traer un punto desde el “Raúl Goyenola” el pasado sábado. Basamos nuestra tesis en dos aspectos fundamentales.
Mientras el partido estaba empatado sin goles, Rodrigo Silva y David Freitas aparecían como los mejores jugadores de la cancha. Defensivamente Rivera volvió a tener una actuación de excelencia. El “Dodi” fue el dueño de la defensa y terminó con todos los ataques del rojiblanco local mientras que David era infranqueable con un par de sensacionales atajadas que ahogaron el grito de gol de muchos en el estadio.
Pero, además de este aspecto, que es realmente trascendente, hay que tener en cuenta que el gol de Tacuarembó fue a los 30 minutos del segundo tiempo.
Restaban quince para el final y recién allí los celestes vieron la posibilidad de ofender con criterio y llevar real peligro a la valla de Yian Luca Rosa. Y ahí, lo otro que analizamos para señalar la firme posibilidad de haber traído un punto.
Hubo, en ese período de tan solo quince minutos, tres o cuatro chances, muy, pero muy claras, de llegar al tanto del empate y en una de ellas, en especial, un remate de Anderson Pérez, debe haber pasado a menos de un centímetro del parante derecho del golero riverense en el arco rojiblanco y éste solamente atinaba a mirar el balón.
El propio Anderson Pérez le bajó un balón a Franco Fagúndez y el remate de éste también pasó muy cerca.
En fin, también debemos considerar que el gol del local no fue producto de una gran jugada, de un trabajo del equipo, apenas un centro más, porque el rojiblanco ya ingresaba a los minutos de desesperación y solamente levantaba centros que tenían fácil solución para nuestra defensa.
En esta oportunidad la pelota llega desde la izquierda y enviada por Héctor Olivera a la izquierda y muy lejos del cuadrante del arco celeste. Por el otro sector aparece Wellington Techera, que en ningún momento supuso que la pelota iba a tomar la dirección del arco.
Seguramente hubo un rebote en algún jugador, vaya a saber con qué camiseta, que descolocó por completo a David Freitas que, en principio estaba bien ubicado para restar importancia a un intento de cabezazo con destino de gol, pero la pelota termina ingresando del otro lado, lejos de donde el golero celeste pudiera ensayar alguna defensa.
Y después, Tacuarembó se dedicó a defender la ventaja, tratar de cerrar las vías de acceso a su defensa, no pudo, no logró el objetivo porque Rivera fue el dueño de la pelota hasta el minuto 95. Lástima, pena enorme porque el punto en el “Goyenola” tendría otra consecuencia. Ahora jugaremos la “final por el descenso” ante Artigas, en nuestro estadio el próximo fin de semana.

LOS DETALLES

TACUAREMBÓ 1 RIVERA 0
Cancha: Estadio “Raúl Goyenola”. Hora de comienzo: 21:30. Árbitros: Gonzalo de León, Rubén Darío Pedreira y Néstor Adrián Maqueira (terna de Flores).
TACUAREMBÓ: Yian Luca Rosa, Sebastián Cuadro, Nelson dos Santos, Willington Techera, Valentín González, Héctor Olivera, Jorge Malaquin, Mateo dos Santos, Kevin Foliadoso, John Lenon Pereira y Mateo Fernández.
Cambios: Nicolás Duarte por Kevin Foliadoso; Darwin Favilla por John Lenon Pereira; Sebastián Sánchez por Mateo dos Santos; Facundo Silva por Mateo Fernández; Cristian Ferreira por Héctor Olivera.
Gol: Willington Techera a los 30’ del segundo tiempo.
RIVERA: Gerardo David Freitas, Washington Leites, Rodrigo Silva, Pablo González, Germán Gutiérrez, Ramiro Sebastián Ocaño, Mario Pereira, Andrés Alejandro Silveira, Antony Ramos, Luis Ricardo Lima y Anderson Pérez.
Cambios: Franco Fagúndez por Antoni Ramos; Danilo Gómez por Luis R. Lima; Kevin Zabaleta por Ramiro Ocaño; Brahian López por Andrés Silveira.