Con el mejor equipo en la Confederación, nos quedamos afuera de la definición

Una vez escuchamos la frase que utilizan los perdedores de un partido de fútbol y pensamos que no era nada más que una excusa. “Jugamos mejor, jugamos muy bien, pero perdimos”, así se expresan quienes salen de la cancha luego de un arduo partido del que seguramente no merecieron la victoria.
Sabemos muy bien que todo equipo que juega bien, generalmente gana, a pesar de todo, incluso de la labor arbitral. Los grandes equipos del fútbol mundial, de Uruguay y hasta de nuestra Rivera, nunca hablaron de los árbitros porque les sobraba capacidad futbolística para ganar, “a pesar de”…
Sin embargo, hoy debemos reconocer que el mejor equipo de la Confederación del Litoral Norte se ha quedado afuera de la definición. Increíble pero cierto y los datos están a la vista para que se puedan analizar.
Jugamos el primer partido y lo ganamos ante un Artigas que, sin duda alguna, fue la peor presentación de un equipo que generalmente muestra muy buenos jugadores. Vino el partido ante Tacuarembó en el “Raúl Goyenola” y vimos algo que nunca, en muchísimos años, habíamos presenciado.
Un equipo celeste dominador, arrollador, ofensivo, al extremo que tuvo alrededor de siete u ocho chances de gol muy claras, pelotas que estaban en la línea, a punto de entrar, y que curiosamente siempre aparecía alguno de camiseta rojiblanca para impedirlo. Y, el colmo, en una jugada aislada, un pequeño error defensivo provoca que los tacuaremboenses hagan un gol y con ese gol nos ganan el partido.
Pero lo de la celeste fue impresionante y tenemos fotografías que avalan nuestro comentario cuando establecemos que muy cerca del final del partido, en una jugada en el área penal de los locales había nueve camisetas celestes que tocaban la pelota de un lado a otro pero que no pudieron concretar ni siquiera un gol para empatar, cuando lo lógico y justo hubiera sido una fácil victoria de los nuestros. Ahí perdimos tres puntos, no uno, y volvimos con las manos vacías.
Pero llegó Paysandú, el temido Paysandú que no había jugado el año pasado y que muchos dicen que Rivera salió campeón porque no estaban los sanduceros. El empate era un muy buen resultado jugando en el “Parque Artigas” y, en los descuentos se nos escapa ese punto de oro que se estaba concretando.
Viene Salto, el otro equipo que no jugó el año pasado y en nuestro estadio se le gana con propiedad. Luego viene la revancha con Paysandú en casa y también hay tres puntos celestes.
Después Artigas, en un partido increíble, porque Rivera dominó casi todo el encuentro y jugando en el “Matías González”, ante muy poca gente en las tribunas, porque nadie creía en el equipo blanco, y restaban diez minutos para el final del partido.
Dos a cero y era escaso el resultado porque los celestes hicieron méritos para uno o dos más. Y llega lo increíble porque viene el penal clásico de Liuzzi a favor del local y descuenta Artigas.
Por si fuera poco, viene el segundo gol del local y casi casi terminamos perdiendo un partido cuyos tres puntos debieron haber venido a casa y seguramente la historia sería diferente.
Contra Tacuarembó aquí no se jugó tan bien como en el “Raúl Goyenola”, pero hay que tener en cuenta que a los nueve minutos de juego nos quedamos con un jugador menos, y no era un jugador cualquiera, porque Natanael Tabárez, en ese corto lapso que estuvo en la cancha ya le había ganado tres veces a su lateral y la jugada estaba por su lado.
Tarjeta roja y a remar contra la corriente. No dio, y como corolario de ello, un equipo integrado con seis riverenses en el final del partido nos termina ganando con gol de un goleador al que vimos nacer futbolísticamente en nuestro medio, en nuestras canchas con la camiseta verdiblanca y la celeste en el pecho.
La chance de clasificación directa se iba y lo único que quedaba era el triunfo en el “Dickinson” y esperar, con velas encendidas, como se dilucidaba la última fecha.
Y Rivera volvió a demostrar en Salto que fue superior a todos en el campeonato.
Ganaban los salteños y empató Rivera, pasaron los salteños y volvieron a empatar los celestes, hasta que pasado de la hora, cuando el partido estaba para cualquiera de los dos, pero Rivera con mejor caudal de juego ofensivo, vino el tercero de los locales.
Un mazazo, un balde de agua fría para quienes vimos todo el proceso y no entendimos que un equipo que jugó mejor que todos, termina eliminado una fecha antes del final. Pero, así es el fútbol y es por eso que apasiona.
Nos queda el consuelo de haber sido los mejores de la zona y además tener el equipo más joven de la Confederación. Este dato no es menor, porque nos permite alentar la esperanza de mejores resultados en un futuro cercano.
Los demás equipos de la zona tendrán que buscar sustitutos a sus jugadores mientras que los celestes podrán seguir con el mismo plantel por varias temporadas más.
Y, además, nos queda una alternativa que tiene sus aspectos negativos, pero preferimos mirar los positivos.
Uno, el ya mencionado hecho que la selección rojiblanca tiene a seis jugadores que, o son celestes o jugaron aquí en sus comienzos, como el caso de Jhon Lenon, y los demás todos nacidos en equipos riverenses.
Pero, además, ahora vemos como el equipo salteño, un equipo que está clasificado a la fase de la Copa Nacional de OFI, viene a buscar jugadores celestes en un claro reconocimiento de las aptitudes de los nuestros.
Y los que se fueron o se van, no son los únicos, porque han buscado a otros que, por motivos laborales, no les sirve salir a buscar nuevos horizontes en el fútbol de otros Departamentos.
Y, en el final, en este campeonato no le damos la derecha a nadie, ni siquiera a los clasificados, porque la celeste fue el mejor equipo, aunque ahora sí puedo confirmar que no siempre el mejor equipo es el que gana.