Rivera, sábado 21 de diciembre de 2024

El derecho a la dignidad

Es verdad, del delito no pueden emerger derechos, sin embargo, cuando los derechos humanos como el derecho a una vida digna, a un trabajo digno y a una vivienda en condiciones dignas no son cumplidos por diferentes causas, los demás derechos, como el de propiedad (tiendo a pensar) se ven condicionados por la realidad del incumplimiento de estos derechos naturales anteriores al derecho a la propiedad privada.
En estos días se realizó una ocupación de un terreno por parte de familias vulnerables económica y socialmente, aunque doy fe, de ser gente trabajadora (la mayoría vive de changas). Nos llegó esta nota, que transcribo del grupo que se hace llamar “vecinos del asentamiento Andresito”.

“27 de mayo 2021, Rivera-Uruguay.
Somos 9 familias con 22 niños y niñas, estamos ocupando un terreno que permaneció abandonado durante mucho tiempo. Esta ocupación se da en el marco de la agudización de la precarización de la vida en la que nos encontramos las y los trabajadores.
En el transcurso de la situación sanitaria muchas personas hemos perdido nuestro trabajo, teniendo dificultades de cubrir nuestras necesidades básicas. Recurrimos a la Intendencia y al MIDES por ayuda. Lo único que recibimos, el jueves pasado, fueron 9 canastas con alimentos.
El terreno que está ubicado en Andresito y Tiburcio Gómez estaba abandonado. Lo pusimos en condiciones y empezamos a construir nuestras casas, con lo que teníamos a mano, para habitarlas lo antes posible.
Vivimos en condiciones muy precarias, algunas casas tienen techos de lona, y en días de lluvia se han mojado nuestras cosas, entre ellas los colchones y frazadas. Nuestras familias están compuestas por niños de diferentes edades y hay un niño en condición de espectro autista. Algunas organizaciones sociales han venido a prestar ayuda, sobre todo, ayudándonos a sostener la olla popular que hacemos entres todos los vecinos.
A partir del 19 de mayo empezaron a llegar personas que se presentaban como representantes de instituciones del Estado (MIDES, INAU) así como la policía, intimándonos a desocupar, incluso diciendo que se iban a llevar a los niños que habitan en la ocupación, si no nos íbamos. También fuimos conducidos a fiscalía, pero en vez de ser recibidos por la autoridad competente (fiscal) fuimos interrogados en el patio y por una abogada de oficio, que entre otras cosas nos preguntaba ‘¿quién tiene antecedentes?’ En todo momento manifestamos que somos trabajadores y que la ocupación responde a una necesidad concreta que tenemos: una casa para habitar. Luego nos dejaron ir.
En el transcurso de estos días hemos visto drones que sobrevuelan nuestras casas y pudimos saber que eran del Ministerio del Interior. También han venido policías a pedir nuestros datos, que aunque nos han tratado con buenos modos, no deja de generarnos incertidumbre, ya que no sabemos qué va a pasar con nosotros. También vimos a una funcionaria de la intendencia y a personal de policía científica sacando fotos sin mediar palabra, sin decirnos nada.
Lo único que queremos es un pedacito de tierra donde poder construir nuestras casas y vivir dignamente. Solicitamos ayuda con materiales que nos permitan mejorar las condiciones en las que vivimos. Estamos dispuestos a intercambiar materiales por trabajo ya que la mayoría estamos desempleados y no podemos comprarlos”.

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