¿Apocalípticos o integrados?
Publicado en 1965, Umberto Eco nos instruye sobre los mitos modernos que atormentan al piamontés, desde la estructura, influencia y desarrollo de los mass-media hasta complejos conceptos de semiótica, tratados siempre desde un punto de vista de una comunicación práctica. Continúa una disertación casi filosófica que comenzó con “Obra abierta”. Eco realiza un estudio sobre la cultura popular y los medios de comunicación. La obra parte de dos posiciones opuestas ante la cultura: la apocalíptica y la integrada. A lo largo de toda la obra, Eco hace un análisis crítico presentando argumentos a favor y en contra de cada una de las visiones propuestas y opuestas.
Los apocalípticos.
Son aquellos que miran hacia el pasado y se aferran a las viejas costumbres, a las antiguas teologías y a los métodos reaccionarios de rechazo para hallar la verdad. Son los que prefieren obedecer a la autoridad impuesta, en lugar de la guía autoimpuesta del intelecto iluminado. Siguen a una iglesia y a un gobierno, se caracterizan por la devoción teocrática y el amor puros, pero no quieren reconocer a la inteligencia desinteligente de la que están dotados, para no decir bárbara (ver en su punto extremo, al neofascismo: Bolsonaro, Trump, Orban). Pertenecen a la vieja generación.
Los integrados.
Incluye a los místicos intelectuales, a los conocedores de la realidad, que no pertenecen a una definida religión u organización, pero se consideran miembros de la humanidad, aprenden mediante los mismos símbolos y son el principio unificador que oportunamente salvarán al mundo.
Para Umberto Eco el mito es una simbolización inconsciente, proyección en la imagen de tendencias, aspiraciones y temores. El crítico es un filósofo en función de historiador de la cultura.
La imagen simbólica representativa en la actualidad es la de supermán, el héroe dotado con poderes superiores a los del hombre común, que constituyen la más alta realización de un poder natural: la astucia, la rapidez, la habilidad bélica o la inteligencia silogística.
Más allá de la dualidad.
“Apocalittici e integrati” (Bompiani 1964) fue uno de los grandes bestsellers de las ciencias sociales de la segunda mitad del siglo XX. Lo resumo en pocas palabras:
Según los apocalípticos la cultura de masas:
mata la originalidad creando un gusto medio
genera homologación
manipula a sus públicos de forma inconsciente
provoca emociones pre construidas
está dominada por las leyes del mercado
promueve un pensamiento superficial hecho de slogans publicitarios
promueve la información en desmedro de la historia
es chismosa
defiende una visión acrítica y pasiva del mundo
crea mitos y estereotipos
es paternalista
degrada la Cultura y el Arte
Según los integrados, la cultura de masas:
no puede ser reducida a un fenómeno capitalista ya que también encarna expresiones populares
permite el acceso a la cultura a categorías sociales antes excluidas
puede servir como agente de formación a pesar de la abundancia de información.
satisface las necesidades de entretenimiento
permite la difusión a bajo coste de obras culturales
sensibilizan a las audiencias en relación al mundo, abriendo nuevos escenarios.
La genial jugada de Umberto Eco consistió en ir más allá de estos maniqueísmos, desplegando una mirada crítica que supo reivindicar los aspectos positivos de la cultura de masas. La industria cultural, para Eco, no es un problema: sí lo es el consumismo o la interpretación superficial y conformistas de los contenidos que provienen, por ejemplo, de la televisión. Pocos años después Eco promovió la guerrilla semiótica, o sea la activación de procesos responsables y críticos de interpretación de los mensajes mediáticos.