Jornada de ejercicio democrático ejemplar
Sobre las 6:00 de la mañana del pasado domingo, ya se percibía que no estábamos ante un domingo más, jornada que generalmente se despereza tarde y parsimoniosa. Ya sobre esa hora se veían los primeros vehículos embanderados, luces prendidas en los diferentes centros partidarios y una Oficina Electoral que comenzaba a poner en funcionamiento todo el operativo “Internas”, primero de un largo proceso, en el que trabajarán sus funcionarios hasta mayo de 2010.
Sobre las 7:00 de la mañana se iniciaba la rutina de integración de mesas, en donde quedaba en evidencia, la pericia de funcionarios públicos que ya traen varias elecciones encima.
Apenas pasadas las 7:30, los madrugadores de siempre, se iban acercando a sus respectivos lugares de votación, para cumplir con su deber cívico. La gélida mañana, con un tímido sol que comenzaba a asomar, mostraba las diferencias de tiempos electorales tradicionales, ocurridos generalmente en noviembre: camperas, guantes y bufandas abundaban.
Poco a poco la mañana fue tomando color y hasta algo de calorcito, generado especialmente por el entusiasmo de los más jóvenes, metidos de lleno en la actividad electoral.
Por su parte un buen operativo policial, brindó seguridad y tranquilidad, en todo el departamento, pero especialmente en las zonas más densamente pobladas, generalmente las más problemáticas.
A pesar de la prohibición de expender bebidas alcohólicas, siempre hay gente prevenida, que parecería se hacen de un buen stock de alguna “espirituosa”, pues se los percibía algo alegres de más y con un andar bastante discontinuo. Claro que para los riverenses, no se trata de un problema mayor, por cuanto basta caminar unas cuadras y cruzar la “línea”, para aprovisionarse adecuadamente, lo que permite cumplir con alegría, con el partido, pero además sortear la crudeza invernal.
Como ocurre habitualmente, luego de un movimiento sostenido durante la mañana, ya sobre el mediodía la actividad comenzó a mermar y hasta por lo menos las 15:00 fue común ver circuitos vacíos o a los sumo con dos o tres ciudadanos. Luego el flujo de personas fue retornando, incrementándose a medida que se acercaba la hora de cierre de las mesas receptoras de votos y a pesar de todas esas horas de actividad, no faltaron los “descansados”, que llegaron a votar a última hora, quien sabe su voto podría haber sido definitorio.
El paisaje dominguero se completó con tortas fritas, mucho mate, bizcochos, café, refrescos, panchos y refuerzos de todo tipo y naturaleza: desde la humilde mortadela, pasando por la leonesa, hasta llegar al pomposo jamón o tentadoras milanesas. Claro que no podían faltar los tradicionales choricitos al pan. Es evidente que en esta materia las “mejores” tradiciones de los uruguayos no se han mantenido, recorrimos varios comités, de todos los sectores y en ninguno de ellos, encontramos rastros de aquellos opulentos y muchas veces sanguinolientos y chamuscados asados de elecciones. Parecería que la crisis se ha encargado de tirar abajo aquella cara tradición.
Cerrada la votación, comenzaba otra historia, los rostros de candidatos, dirigentes y militantes, comenzaban a demostrar ansiedad, pocas horas los separaba, de saber en definitiva si el esfuerzo había tenido el resultado esperado, luego ya madrugada adentro y a pesar del frío, ahora sí liberados de la veda, vendría la explosión de algarabía para unos, el análisis del resultado para otros, pues en definitiva se trata de una primera etapa, mientras que otros descubrían que definitivamente esto no es para ellos.