Prelado riverense, Obispo de la Iglesia Católica Episcopal Antigua, exhortó a luchar por la paz
(Por Rosa Dutra) La Iglesia Católica Episcopal Antigua no es muy conocida en Uruguay, pero sí tiene sedes en Argentina y Chile, y un Obispo Superior para todo el Cono Sur, que es oriundo de Rivera y actualmente está radicado en la provincia argentina de Catamarca. Se trata de Juan Carlos Urquhart de Barros, quien está de visita en la ciudad y dialogó con NORTE para contarnos su trabajo e informar cómo es esta Iglesia. Sus padres también son hijos de esta tierra, el periodista Tabaré Urquhart y su madre Orquídea, la que pertenece a la conocida familia De Barros.
Nos dijo que su obispado en el Cono Sur comprende las regiones de Río Grande del Sur (en el Brasil), Uruguay, Argentina y Chile. Explicó que la Iglesia Católica Episcopal es parte del movimiento que surge en la Iglesia Católica de Inglaterra, conocida como Iglesia Anglicana, que luego floreció en los Estados Unidos. Dentro de ella hay muchas corrientes y ellos pertenecen a la corriente más antigua, que se separó de la católica y son comúnmente conocidos como anglo-católicos. Otras corrientes son influenciadas en mayor escala por la reforma de Martín Lutero y tienen más similitudes con las Iglesias Evangélicas, pero todos conviven dentro de la gran familia anglicana.
Dijo que algunas de las diferencias más notorias con el catolicismo romano son que tiene más estudio bíblico, para que sus miembros “logren conocer la palabra de Dios por ellos mismos y no por versiones ideologizadas. Somos más biblia que tradición, ya que somos biblia, tradición y razón”, enfatizó. “Los santos no son como en la Iglesia Católica Romana unos intercesores a quienes se les reza, para nosotros son solamente un modelo de vida cristiana. Rezamos directamente a Cristo y a Dios Padre con la luz del Espíritu Santo. La Virgen María Madre de Dios es el modelo más fuerte de persona cristiana, la que estuvo más cerca de Cristo. Y le debemos el mayor de los respetos pero no la adoramos. Qué más grande respeto que reconocer que fue la Madre de Dios como nos indica la Biblia”.
La organización de la Iglesia Episcopal, funciona -como lo adelanta la palabra- con un Obispo (Epíscopo) como guía. Pero la autoridad máxima y el estamento que tiene la última palabra, es el Sínodo General de la Iglesia que se reúnen todos los años y toman las decisiones finales en forma democrática. En ese sínodo está representado toda la comunidad, pueblo, ministros, diáconos, presbíteros y obispos. En cambio en la Iglesia de Roma la autoridad máxima es el Papa, a quien respetamos como el líder de la denominación cristiana más numerosa del mundo.
“Otra de las diferencias con la Iglesia Católica Apostólica Romana es que los dogmas modernos, si bien los respetamos, no son parte de nuestra Iglesia: Infalibilidad papal, Asunción de María y la Inmaculada Concepción. Un Obispo se elige democráticamente -señaló- porque todos los miembros de ella son formados como potenciales Obispos, ya que el mismo fiel puede en cualquier momento ser elegido como Obispo. También son elegidos Diáconos y el diaconado es un servicio. Dentro de esos Diáconos, algunos pueden por vocación ser Presbíteros. A ellos se les da las herramientas para que puedan serlo, quienes luego son elegidos por la Comunidad”.
Manifestó que la Iglesia Episcopal es parte de la Iglesia Una de Cristo. “Las diferencias con otras Iglesias son humanas, ya que Cristo es uno solo y la palabra de Dios escrita en la Biblia es una sola. Para nosotros Cristo es liberación porque es el redentor que vino a liberarnos, a unirnos. Esto se dio porque Dios Padre, al ver que el hombre no lo entendía ni siquiera por sus servidores: patriarcas, profetas en el antiguo Testamento, decidió hacerse hombre y venir al encuentro del hombre, para ratificar y rectificar el mensaje de Dios Padre. Fue así que llegó Cristo y que tampoco pudo unir a los hombres porque desde ese momento se dividieron en Cristianos y no Cristianos, aunque cuando ascendió al cielo dejó la tarea a los hombres de unir a los cristianos y estos unirse luego con los demás que profesan otras religiones, para definitivamente unir al mundo”.
“Si el mundo no está unido no habrá Paz. Por eso nuestra Iglesia es libre, donde cada cristiano tiene voz, voto y opinión, y todos participan de los rituales. El sacerdote es el encargado de iluminar con el Evangelio. Tampoco existen prohibiciones porque el hombre tiene que trascender dentro de su libertad. Él debe entender a través de su razón qué es lo malo para su cuerpo, para su vida, para su familia, para el mundo. La Iglesia trata de motivar a que cada fiel aprenda la Biblia, que conozca a Dios por sí mismo, que se pueda también defender de otros grupos que evangelizan de forma no correcta. La forma divina es respetar la libertad de cada uno sin imposiciones y que la persona mejore día a día”, expresó.
Concluyendo, dejó su mensaje a los riverenses: “Mi saludo a la población. Me voy retroalimentado con estos cinco días que estuve aquí. Aquí crecí mucho en luz porque es un pago de mucha luz y energía, de fe, de esperanza y muy pacífico. Bendigo a toda la población de Rivera y Livramento en nombre de Dios. Estaré orando por todos sin distinción de razas y credos, ya que somos todos hermanos en fraternidad, hijos del mismo Padre, porque todos queremos trascender y ser mejores personas que ayer y aquí se puede”.