José Enrique Rodó
Escribe: Tabaré Viera, Intendente Municipal de Rivera
El tema viene a nuestra consideración no solo por la conmemoración en sí, que tiene para nosotros gran importancia, sino porque América, el mundo y Uruguay en particular que acaba de brindar justos y vastos homenajes al escritor colombiano Gabriel García Márquez en sus ochenta años de vida.
Compartimos la oportunidad de estos homenajes a “Gabo” García Márquez, pero lamentamos que en nuestro país y también en América pase desapercibido la memoria de este grande de la literatura modernista americana, autor de “Ariel”, “Motivos de Proteo” y “El Mirador de Próspero”.
Rodó, quien fue un niño que tuvo que enfrentar y ganarse la vida desde temprana edad, al fallecer su padre, empezó a trabajar a los catorce años y fue una de esas mentes brillantes que ha dado nuestro país.
Aprendió a leer a los cuatro años, ayudado por su hermana y a poco más de sus jóvenes veinte ya publicaba sus escritos en periódicos de la época y en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales que fundara junto a otros intelectuales de entonces.
Fue además docente de literatura en la Universidad de Montevideo. Y también tuvo una activa participación en la vida ciudadana uruguaya ya que fue diputado por el Partido Colorado de José Batlle y Ordóñez, durante tres períodos de gobierno desde 1902.
Luego de escribir “Jacobinismo y Liberalismo”, en épocas de plena lucha por la separación de la Iglesia del Estado y como consecuencia de constantes antagonismos, se separa de Batlle y Ordóñez.
Sus ensayos en defensa del americanismo y agudas críticas a la cultura norteamericana tuvieron vasta difusión y sus obras causaron gran repercusión en la juventud de toda la sociedad latinoamericana, tanto así que surgieron muchos llamados “arielitos” inspirados en su filosofía. Su exposición fue tan aceptada que es considerado, después de Rubén Darío, el modernista de mayor popularidad.
Murió en Palermo, Sicilia cuando se desempeñaba como corresponsal de la revista argentina Caras y Caretas. Sus restos fueron trasladados a Montevideo en 1920. Su tersa prosa y su agudo pensamiento han influido sobre generaciones de toda América.
Decía Rodó “Los partidos políticos no mueren de muerte natural; se suicidan.» Nosotros continuadores de su Partido y en momentos innegables de crisis partidaria, le rendimos sentido homenaje, dispuestos a no permitir el suicidio de nuestra gloriosa divisa colorada.