En medio de la tristeza un soplo de vida
(Por Ariel Rodríguez) La noticia nos golpeó fuerte desde el viernes 20, cuando los portales daban cuenta de dos policías riverenses heridos, uno de ellos de gravedad.
Entre ese sin número de noticias policiales que nos superan día a día y no deja de sorprendernos hasta a quienes estamos en esto de las comunicaciones, esa no era una más. Involucraba a dos de nuestro pueblo y a dos gurisitos. Se trataba de dos gurises del Pueblo Nuevo y claro por cuestiones de oficio empezamos a averiguar.
El primer rastro, fue la tarea de Oseas – por entonces en estado grave – que cumplía de servicio 222 al servicio de Inspección General, con Carlos Migorena y cuando le preguntamos las demás palabras sobraban “es un buen gurí”, después pudimos saber de él a través de algún amigo y la respuesta fue siempre la misma. Era un buen gurí del Pueblo Nuevo que decidió hacerse Policía por que sí, su padre no lo es.
Con 21 años, casi un “gurisito”, se fue a conocer un mundo que nada tiene que ver con el club Artigas o el Salesiano en donde jugaba al fútbol y ni siquiera con la 9ª… Es el mundo de los “pesados”, los del Penal de Libertad. Ese mismo mundo que golpea a todos los uruguayos que día a día nos preguntamos “¿Cómo salir?”.
Semana a semana volvía a su pueblo, a encontrarse con sus quereres, hasta que después de cinco años ya no volvió. Lo hizo para este último adiós, que su pueblo le dio de manera merecida, saliendo a la calle haciendo silencios prolongados, como para preguntarse que está pasando y después aplaudiendo, como para sacudirnos la modorra y convencernos que hay que cambiar.
Vino el Ministro, vinieron jerarquías policiales, pero lo hicieron enojados, quien sabe con ellos mismos. No quisieron hablar con los medios, ni siquiera el saludo habitual de cortesía. Quizás supongan que somos nosotros los responsables de este desastre.
En definitiva no importa que no quieran hablar con nosotros, lo que importa es que debieran saber que le deben, es decir tienen el deber, de dar una explicación a la gente. Los medios no somos una herramienta para ser utilizados sólo en las buenas, cuando se realizan inauguraciones o se hacen declaraciones rimbombantes.
Las cosas no están nada bien y no importa que el gobierno sea el Frente Amplio, fueran Blancos, Colorados, Independientes o el que sea. A la gente no le importa si es “herencia maldita”, si responsabilidad del sistema neo liberal o el de izquierda, nada más quiere respuestas y solución del problema.
Lo importante es que los uruguayos, todos, debemos encontrar una salida a este dilema, entonces señores políticos señores gobernantes déjense de chiquitas, de discursos vacíos, comencemos a reencontrar ese país de paz que se nos está yendo de las manos.
La forma en que se dieron los hechos, su convalecencia, su muerte, el velatorio, el sepelio, todo fue puro dolor. Sin embargo en medio de todo eso, para quienes creemos en Dios por su mano divina, para los que no puro destino, se mezcló un hálito de vida y más emoción.
El corazón de Oseas sigue latiendo y como dijo alguien en una red social “el Policía hasta después de muerto salva vidas”, es que este joven riverense donó sus órganos y su corazón salvó una vida casi de su edad.
Cuanta cosa nos dejó Oseas, en medio de la tristeza violencia y muerte, los mejores colores del gesto solidario, de la apuesta a la vida. Que su familia y amigos estén tranquilos, dejó una huella, un ejemplo. Que haya paz en su tumba.