Diputado Gerardo Amarilla recibió, en Montevideo, el premio “Jerusalem 2017”
En un emotivo y simbólico evento, el pasado martes la Organización Sionista del Uruguay hizo entrega del Premio Jerusalem al diputado Dr. Gerardo Amarilla. La actividad tuvo lugar en la Kehilá, con un nutrido marco de público, entre quienes se encontraban el expresidente Luis Alberto Lacalle y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Chediak.
Fue la vigésimo octava edición del Premio Jerusalem, que fue instituido por la Organización Sionista Mundial y Alcaldía de Jerusalén, como forma de expresar el reconocimiento del pueblo judío a las personas que han bregado por la vigencia de los Derechos Humanos y la convivencia pacífica entre los pueblos, respetando sus creencias y culturas.
En su discurso, el diputado Amarilla agradeció a la Organización Sionista del Uruguay, y agradeció a “aquellos que desde mi infancia me enseñaron e instruyeron en los valores que son los cimientos sobre los cuales se construye una personalidad y que tienen que ver con una cosmovisión de una cultura, de una civilización”.
El diputado expresó: “Fue en ese proceso iniciado desde la niñez donde aprendimos el valor de Jerusalén y el propósito especial que tenía desde sus orígenes el pueblo judío. Supe tempranamente la importancia de descubrir en los cimientos de la civilización occidental los valores que nos lega el judaísmo. (…) Aprendí desde niño el impacto que tuvo en la vida de Abraham el pacto con Dios, la promesa de un hijo y de un gran pueblo tras de sí. El ejemplo de Vida que nos dejara le valió el título de ‘Padre de la Fe’”.
“Abraham nos deja un legado que tiene que ver con un concepto que tal vez en occidente nos parezca algo común y por ello no nos detenemos en eso. Es el legado constituido por el concepto de progreso y desarrollo, innovado por el patriarca cuando por la Fe salió de Ur de los Caldeos y rompió para siempre con el fatalismo y determinismo de nacer, vivir y morir en el mismo lugar, como sucedía con sus antepasados. Creyó en una promesa, en una familia cuya descendencia sería como las estrellas de cielo, que de ella haría una gran Nación y con una tierra que le sería entregada para su descendencia”, agregó.
“En ese proceso denominado de creación del Estado de Israel, que no es más que el retorno de un pueblo después de largo peregrinar a la tierra de sus padres, nuestro país ha tenido y mantenido una misma posición. Esa posición es claramente el fruto de una política de Estado. Ésta no sólo representa el consenso de los actores políticos sino el más genuino sentir del pueblo uruguayo. Con todas las dificultades que enfrentó y las adversidades que tuvo que superar, claramente el Estado de Israel es un modelo, un faro de luz, en una zona de demasiadas penumbras, con violaciones permanentes a los DDHH, con limitaciones y cercenamientos de derechos de toda índole, Israel constituye un ejemplo de libertad, de democracia, de respeto por los derechos humanos de todos los habitantes de su territorio, donde existe libertad de prensa, libertad de expresión, respeto e inclusión”.
“Estuve por primera vez en Jerusalén en 2015 por especial gentileza de la señora embajadora Nina Ben Ami, quien además de realizar un excelente trabajo diplomático en nuestro país, también ha logrado generar fuertes lazos de afecto y cariño con la comunidad local, y quien especialmente se ha ganado un lugar en el corazón de mi familia. Cuando llegué frente a la muralla de esa ciudad sagrada, que es vigilada por la emblemática torre de David y dorada por el sol temprano de una mañana clara de invierno, me sentí emocionado y puedo decir que en ese instante me apasioné por aquella ciudad donde transcurrieron tantos episodios que nos marcan, nos enseñan, nos inspiran”.
“Fue con profunda emoción frente a esas murallas que recordé el Salmo 122 cuando dice ‘Pedid por la paz de Jerusalén’. (…) Y para que realmente haya paz el compromiso tiene que ser excepcional y de todos. Excepcional por que no se trabaja por la paz, no se alcanza la misma con la tibieza o indiferencia ante quienes la amenazan, ante quienes desde el fanatismo religioso o ideológico siguen pregonando el odio, el racismo, la discriminación. La educación sigue constituyendo un factor clave para avanzar y nos consta que hay instrucción y formación que tristemente sigue sembrando el odio, el antisemitismo y la muerte en la mente de niños y jóvenes. Y de todos porque debe ser una paz inclusiva y desde la cuna, debemos construir una cultura de paz”.
Yo quiero dedicar este premio -y aunque parezca una devolución- quiero tributarlo a la colectividad judía que emigró hacia nuestro país. Desde que llegaron aquí los judíos no han hecho más que beneficiarnos como sociedad, nos han enriquecido, con su cultura, con su música, con su pintura, con su poesía, con su literatura, con su trabajo, con su comercio y su industria, con su arte, con su periodismo, con sus conocimientos, con su investigación, con su intelectualidad, con su deporte, con su culinaria, con sus obras sociales, con su participación en la política y tantas otros aportes más a lo largo de nuestra historia.
(…) Se han integrado, han enriquecido a las sociedades donde han recalado, han procurado la paz. Y eso fue lo que paso con la comunidad judía en Uruguay”, concluyó.