Complejo Educativo Inclusivo inaugurado en Tranqueras es el quinto del país
Con una celebración que involucró a alumnos, familias, autoridades educativas y comunidad, quedó inaugurado el Complejo Educativo Inclusivo Comunitario de Tranqueras, en Rivera. En un mismo predio funcionan una Escuela Común, un Jardín de Infantes y una Escuela Especial. Así, seiscientos niños comparten instalaciones e interactúan con naturalidad en un contexto de aprendizaje. Con este, son cinco los complejos inclusivos en el país.
El Complejo Educativo Inclusivo Comunitario, que se inauguró el pasado jueves 13 en la ciudad de Tranqueras, en el Departamento de Rivera, es el quinto que funciona en el país. Los otros se encuentran en Montevideo, Río Branco, Juan Lacaze y Paysandú. La iniciativa es parte de un programa educativo integral e inclusivo que, entre otras cosas, propicia un cambio en la educación pública y en toda la sociedad, con el aporte fundamental de maestros y profesores.
La particularidad del emprendimiento consiste en que, en un mismo predio, funcionan la Escuela Común Nº 3, el Jardín de Infantes Nº 138 y la Escuela Especial Nº 131. En total concurren unos seiscientos niños, veinte de ellos con alguna discapacidad. El espacio incluye huerta, patio amplio, juegos infantiles, así como un aula y sanitarios especialmente construidos para niños con discapacidad.
“El patio y el portón de los encuentros” y “El pozo de los derechos” son algunos de los espacios que signan un modelo de educación particular, en el que todos los alumnos que asisten interactúan, dejando de lado discapacidades o dificultades que puedan tener. Esta modalidad implica llevar adelante, en un mismo lugar, una multiplicidad de saberes y sensibilidades que potencien todos los aprendizajes desde un escenario en el que el mayor reto está en aceptar las diferentes identidades.
Allí interactúan niños del quintil 1, pertenecientes a familias de menores ingresos, con los del quintil 5, provenientes de familias de mayores ingresos. Los niños trabajan en conjunto proyectos de unidad y circulan por el centro educativo en grupos heterogéneos, muchas veces, incluso, en aulas de multigrado, lo que enriquece cada tarea y trabajo que emprenden.
Esta propuesta permite el desarrollo de una convivencia educativa a partir del reconocimiento de las diversidades, con adecuación y generación de estrategias, dispositivos y apoyos que posibiliten los mejores resultados. Los alumnos trabajan en áreas curriculares y en talleres de producción alimentaria y huerta (fundamentalmente los de educación especial), expresión corporal, segundas lenguas (portugués, desde nivel inicial 5 años a 6º año, e inglés, a través de Ceibal, de 4º a 6º año) y educación física.
El acto de inauguración fue presidido por la Directora General del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti, acompañada del Consejero Héctor Florit, autoridades del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) e inspectoras especializadas. Buzzetti explicó que esta política se encuadra en el principio de la inclusión trazado en este quinquenio. “Los niños aprenden desde bien pequeños a vivir en la diversidad, a aprender de los otros”, apuntó.
La jerarca aseguró que el hecho de que en un aula trabajen en conjunto un niño con discapacidad con uno que no la tiene, o que compartan un comedor o un patio, los ayuda a ser mejores personas, porque se trabajan las emociones, pero también se aprende de las estrategias que el otro tiene para suplir su discapacidad. La Directora de Primaria celebró el compromiso de los equipos docentes con esta tarea, lo que, considera, hace que la educación pública esté cada día mejor.