Rivera, lunes 1 de julio de 2024

Reflexiones después de una elección

(Por Ariel Rodríguez) Antes que nada compartir la satisfacción de la inmensa mayoría de los uruguayos por el nuevo ejemplo de alta cultura cívica, que una vez más supimos dar al mundo.
Una vez más, por encima de pequeñeces, el acto eleccionario fue ejemplar y viene bien destacar el inmenso esfuerzo realizado tanto por los Ministros de la Corte, por integrantes de las Juntas Electorales, pero especialmente por los funcionarios, quienes en definitiva fueron rehenes de un capricho del gobierno, que limitó sensiblemente los recursos de los que dispusieron.
Creemos necesario, en lo local, realizar el reconocimiento a todos los funcionarios de la Oficina Electoral, en nombre de su Jefe, el Sr. Heber Freitas, por su permanente disposición en apoyar el trabajo de los medios de comunicación.
En un artículo anterior decíamos que el soberano se expresó y con ello basta, aunque lamentablemente parecería que no todos pensamos de la misma manera.
Parecería que hay quienes desde sus posiciones ideológicas continúan creyéndose dueños de la verdad, no entienden que la soberbia es una muy mala consejera, que los triunfos o las derrotas son meras situaciones coyunturales, que no pasan de eso.
Lo que queda son las obras y ellas no son patrimonio de un solo partido, son el resultado del trabajo, del empeño, de hombres y mujeres que han dejado todo de sí, para lograr una mejor calidad de vida para todos.
Se equivocan y feo, cuando desde su soberbia creen que la historia de este país, empezó el 1 de marzo de 2005. Se equivocan y feo cuando desde su soberbia, quieren pasar por encima de la decisión del soberano y sugieren, con absoluta ligereza, que se deje de lado el balotaje. Sostienen el Frente Amplio ya lo ganó, por lo que esta instancia no pasa de una mera pérdida de tiempo.
Sorprende, que igual postura no se hubiera tomado en 1999, cuando era evidente que la suma de los votos blancos y colorados sobrepasaban largamente las posibilidades de presidencia del Dr. Tabaré Vázquez.
Pero sorprende sobremanera la absoluta y total falta de respeto hacia el ciudadano, se da por sentado, se pretende obligarlo, a que no cambie su voto. Se desconoce su capacidad de discernir y elegir.
De analizar si luego de haber votado el parlamento del Partido Nacional, no sería mejor elegir a Mujica como Presidente o al contrario votando a Lacalle.
Pero por otra parte, desprovistos del mínimo respeto al soberano, se pretende que Lacalle y Larrañaga no den pelea, no expongan sus ideas, cuando precisamente lo que ha querido el constituyente, el nuestro, no el de otros países, es que tengamos la oportunidad, de elegir entre esas dos fórmulas.
Se olvidan quienes pretenden obviar esta instancia, que la mayoría de los uruguayos no votaron al Frente Amplio, veamos: la coalición obtuvo el 48.16% de las voluntades, Partido Nacional 28.94%, Partido Colorado 16.9%, Partido Independiente 2.47, Asamblea Popular 0.67%, en blanco 2,18%, lo que significa, que el 51.16 % de la ciudadanía uruguaya, no votó al partido Frente Amplio, respetemos entonces a esa mayoría ¿o acaso vamos a caer en la aberración de tenerlos por menos? No sé lo que pretenden votar estos ciudadanos, de pronto todos están dispuestos a votar la fórmula Mujica Astori y si es así, nadie tiene el derecho de coartarles esa posibilidad.
Pero de pronto todos piensan votar a Lacalle Larrañaga, no lo sé y nadie en nombre de una actitud triunfalista, que menudo favor le hace al sistema democrático, puede pretender quitarles esa oportunidad.
Sorprende que se crea que un mes más de buen ejercicio democrático, se transforma en una pérdida de tiempo para el país, por el contrario entendemos que se trata de un capital inmenso que mucho nos costó y nos cuesta, preservar a todos los orientales, a todos, de todas las tendencias y que mucho nos enriquece.
No es buena cosa cuando se comienzan a oír voces que desde la soberbia triunfalista, se creen dueños de la verdad, hasta de sobreponerse a una instancia de decisión popular. Dejemos que una vez más sean las urnas las que hablen y entonces ahí sí no tendremos dudas.
Es evidente que el soberano ha respaldado al Frente Amplio, pero no tanto como en 2004, quiso retacearle algo. Es claro que las posibilidades de victoria de la coalición son inmensas, dejemos pues que hable el soberano.
En definitiva si las cosas fueran tan claras y contundentes no serían necesarias las campañas electorales, que se reinician ya este fin de semana.

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