Homenaje a Don Martín Padern en la Junta Departamental de Rivera
El pasado viernes 21, la Junta Departamental de Rivera rindió tributo al ex-Intendente Departamental Don Martín Padern Martínez, en una sesión solemne donde hicieron uso de la palabra ediles de los tres Partidos.
En la oportunidad, el edil Valentín Leal expresó lo siguiente: “Señor Presidente, señores ediles, familia de Martín Padern. Permítanme, en primer lugar, agradecer algunos gestos que recibimos de algunos ediles, como Elizabeth Rodríguez y Neuber Acosta, también al Sr. Presidente por varias medidas dispuestas en relación al velatorio y el entierro, al edil Néstor López Arezo que nos acompañó, y al Sr. Luis Carlos López, Presidente de la Mesa Política del FA.
Gracias también al Sr. Intendente Marne Osorio y al Secretario General Abilio Briz, porque fueron partícipes del homenaje en la IDR y además, proveyeron por su propia iniciativa, la amplificación de sonido en el Cementerio Central.
Se me puede haber olvidado algún agradecimiento, si así fue, por favor, disculpen, porque ayer fue un día de mucha tribulación, y pido se comprenda, si hablo desde la emoción, porque Martín fue líder y guía, pero también fue el amigo, el compañero, el consejero, con el que compartimos muchísimas jornadas, y por él abrigamos un profundo sentimiento de amor y cariño.
Ayer, el día rindió homenaje a Don Martín. A las siete de la mañana, poco tiempo después que exhalara su último suspiro, cayeron lágrimas desde el cielo, lágrimas que lo acompañaron por algunas horas… Porque en el cielo sabían que Don Martín se había despedido de su existencia corporal, y sabían también que su lugar estaba reservado junto a Oribe, Timoteo Aparicio, Leandro Gómez, Aparicio Saravia, Luis Alberto de Herrera, y Wilson Ferreira… Y tantos más, que como él, sirvieron con lealtad y valentía los principios del Partido Nacional.
Lugar reservado porque en el registro de su paso por la vida, quedó documentada una existencia muy fructífera, una trayectoria luminosa, un camino sembrado de buenos ejemplos…
Porque Martín era “Don Martín”… Porque de señor cualquiera puede ser llamado, pero para llevar ese “don” con que Rivera lo identificaba, se necesita alcanzar méritos y valores muy, pero muy especiales… ¡y vaya si a Martín le cabía llevar, orgullosamente, ese título de amor que es el “don” que el sentimiento popular se lo colgó como una inmensa medalla de honor. Tanto honor como el haber sido proclamado Jefe Civil del Partido Nacional en Rivera, en la última Convención Departamental, por moción de Artigas Guillermino Pérez (Mito).
Don Martín pues, representa al hombre en su integralidad: ciudadano consciente y participativo en todos los planos donde le cupo actuar; solidario, capaz de tender su mano sin mirar pelos, colores o preferencias… Bastaba que ante él surgiera alguna necesidad para tratar de ayudar a quien lo requería.
Un gran sentido humano lo llevó a ser visita casi constante en el Hospital yen los sanatorios de Rivera, acercando su calor humano a tantos y tantos enfermos con los que compartió preocupaciones y ayudó en la medida que le fuera posible…
Hombre de trabajo, fue agricultor, tropero, arrendatario y productor rural, comerciante, y en épocas aciagas, hasta carbonero…
Pero siempre mantuvo en alto el sano orgullo de ganarse el pan con el sudor de su frente, con esfuerzos, y honradamente.
Nunca fue hombre de capital ni abundancias materiales, pero ha sido y sigue siendo, millonario en estima, cariño, respeto y reconocimiento de su pueblo, el pueblo de Rivera, de todo el Departamento de Rivera, y gran parte del país, que le reconocía como “el último caudillo”.
Autodidacta, fue un profesor recibido en la universidad de la vida, porque aprendió e internalizó cada experiencia, cada enseñanza que fue recogiendo en su accionar, para aprovecharla en favor de los demás…
Y ese autodidacta, gran lector, apasionado por la historia, vivió y compartió experiencias a todos los niveles, y en todos, demostró estar en consonancia con la situación: desde el rancho más humilde, a la casa más suntuosa, ante Ministros y diplomáticos, o en el Palacio de Gobierno del país…
Gaucho en su plena esencia, Gaucho por lo sencillo, pero a la vez por la grandiosidad que encierra esta palabra que es, en su esencia la más pura, la base de nuestra existencia como Nación.
Vistió siempre botas y bombachas, sello indeleble de su personalidad, vestimenta que llevó con orgullo, porque él sentía lo que hemos descrito palabras antes: esa vestimenta la llevaron los fundadores de la Patria, y le llegó como merecido legado de aquellas heroicas generaciones.
Cultivó valores esenciales, esos que hacen a la esencia humana: amor a la Patria, respeto, solidaridad, integridad, rectitud en la vida, honradez, y el valor de la palabra empeñada.
Hombre político, fue blanco desde su niñez, y en el Dr. Luis Alberto de Herrera encontró su camino, a los 16 años, y abrazó esa causa a perpetuidad…
Su orgullo fue sin dudas, poder decir que “nunca cambié de rumbo” dentro el Partido Nacional.
Militante tenaz, junto a un grupo de jóvenes que luego fueron figuras destacadas, y de donde sobresaliendo Martín y Ariel Pereira, llenaron toda una gloriosa época del Partido Nacional en Rivera.
Integrante del Concejo Departamental en el período 62-66, pasó a ocupar roles de dirigente, y se consolidó en la época más difícil: durante la dictadura cívico militar que padecimos.
Ahí surgió el conductor, y se construyó un liderazgo reconocido y valorado por todos. Cada vez que algún militante, especialmente los jóvenes, eran aprendidos por su militancia anti-dictadura, era Martín quien acudía a verlos y a tratar de liberarlos, propósito generalmente logrado…
Por eso, hoy, cuando tantos se llenan de blasones anti-dictadura, pero no se los veía en las calles, ni en comisarías, ni en cuarteles, defendiendo a la gente, es bueno recordar que Martín sí estuvo.
A la salida de la dictadura, el Herrerismo lo lleva a integrar el Honorable Directorio del Partido Nacional, cargo honorífico si los hay para los nacionalistas. Martín asume el cargo y lo desempeña. Hasta que Rivera lo quería como Presidente de la Comisión Departamental, y en un gesto típico de su sencillez, renuncia al alto cargo nacional, para venir a atender a su partido, en Rivera.
Luego Intendente, con una gran votación. Y siguió siendo el Martín de siempre, caminando por las calles, hablando con todos los que se le acercaban, respondiendo y atendiendo con la sencillez de siempre… y siguió manejando su viejo “Fusca verde” años y años…
Recibió una Intendencia con enormes deudas y una plantilla de casi dos mil funcionarios, sin maquinarias ni flota de camiones aptos para el trabajo.
Aún así, hizo una gran obra en caminería rural, hizo el hormigonado a la entrada de Rivera desde Paso de Castro hasta calle Artigas, construyó toda la red de policlínicas que hoy tiene Rivera, para descongestionar al Hospital y llevar los servicios de salud a los barrios… Construyó un Centro de Salud, dos comedores, y 1246 viviendas… Hizo el estadio Atilio Paiva Olivera, creó los Centros CAIFs y el CECAP, y podríamos seguir enumerando cosas, pero ¿saben qué? Hizo 16 viviendas más, de madera, de excelente calidad, que no están registradas en lado alguno, porque las hizo con la parte de su sueldo que mes a mes fue depositando a ese fin, en el B. H. Son las que se hicieron en Cerro del Estado, muchas de las cuales, si no todas, aún existen.
Y nos prohibió que lo dijéramos, pero hoy lo señalo, porque es otro blasón que adorna a Martín… seguramente otro, lo hubiese aprovechado como publicidad y muestras de desprendimiento… Él practicó aquello de que “no se entere tu mano izquierda lo que das con la derecha”…
Esto es un breve resumen de lo mucho que podríamos hablar sobre Don Martín Padern Martínez, hombre, esposo, padre, político, pero por sobre todas las cosas: un ser humano lleno de luz, dechado de virtudes que cultivó y pulió en esa sabia universidad de la vida que lo formó.
Demás está decirles que fui, soy y seré su admirador, que bebí de él conceptos, ideas y valores que trato de utilizar, seguramente lejos de su natural capacidad y sano juicio, pero con la misma sinceridad que él los trasmitía…
Por todo esto, ayer, el cielo homenajeó a Don Martín Padern, Lágrimas por la mañana, pero a la tarde, cuando su féretro salió hacia la IDR y luego al cementerio, hubo calma, no llovió, hasta que pasadas las palabras de despedida, e ingresado su féretro en el panteón del Cementerio Central, el cielo volvió a lagrimear, como enviando un mensaje: Martín ya anda tropeando estrellas blancas para reunirlas en el lazo de la esperanza y derramarlas sobre su amado Partido Nacional.
¡Qué Dios en lo tenga en su gloria! Gracias, señor Presidente”, concluyó.