“Es de interés nacional derogar rápidamente este nefasto decreto”
“En términos más sencillos -manifestó el representante riverense- decretó por dieciocho meses la prohibición de nuevos eventos transgénicos para la agricultura, poniendo de esa forma una grosera limitación a la competitividad de la producción agrícola del Uruguay.
Mientras el mercado internacional de los productos de la agricultura se encuentra en una franca expansión, con un crecimiento pocas veces visto en la demanda de maíz, debido a un mayor consumo de los Estados Unidos de América, la Unión Europea y Argentina, y mientras los dos primeros aumentaron fuertemente su consumo interno, reduciendo los saldos exportables básicamente para atender la industria del etanol, las autoridades de nuestro país traban el acceso de los productores uruguayos a las ventajas de la biotecnología.
En cuestiones en que los aspectos de decisión van fundamentalmente por lo científico y por la estrategia política, caer en el error que significa este decreto solo puede ser explicado por falta de conocimiento de la realidad científica, por ligereza en la toma de decisiones o por fundamentalismo ideológico.
En estos días nos ha visitado el Presidente de los Estados Unidos de América y, de acuerdo a todo lo informado, uno de los temas relevantes que trajo en su visita fue el apoyo a la producción de etanol y biodiesel, tema en el que coincidió también el Presidente Lula, de Brasil. Este es un asunto estratégico para la proyección del sector agrícola uruguayo, y sin duda lo será para la economía de nuestro país. Esta producción requiere una agricultura altamente competitiva. El gran desafío es estructurar un sistema agrícola que permita montar una industria de esta naturaleza.
El Uruguay ha desarrollado un sistema de bioseguridad que garantiza a todos los actores de la sociedad que los eventos transgénicos que se introducen en el país no afecten la biodiversidad ni atenten en forma alguna contra el medio ambiente. Es importante destacar que la liberación de eventos transgénicos en nuestro país ha sido muy limitada, y se analiza uno a uno cada evento. Hoy, en el Uruguay, el 50% del área de maíz es de semillas transgénicas, y de no ser por esta tecnología el cultivo de la soja no existiría, ya que prácticamente las 300.000 hectáreas de este año tienen materiales transgénicos.
Este decreto va más allá de la moratoria de liberación de eventos transgénicos, ya que se extiende a la investigación -reitero: a la investigación- que pueda desarrollarse en el país. Este punto ha sido criticado inclusive por las máximas autoridades del INIA.
Sabemos que desde el año pasado el señor Ministro de Economía y Finanzas venía negándose a firmar este decreto, pero las fuertes presiones surgidas desde la DINAMA y desde la Subsecretaría de Ganadería, Agricultura y Pesca llevaron a que lo firmara. En realidad, este decreto de moratoria por dieciocho meses en la introducción de nuevos eventos transgénicos resulta algo así como cuatro años de rezago en la competitividad de la agricultura nacional. Esto es así, ya que para la evaluación de cada solicitud se requiere como mínimo un año, a lo que debe agregarse que cualquier variedad a cultivar requiere, antes de ser lanzada al mercado, una evaluación de tres años en el campo. Y ni qué hablar de lo que representan dieciocho meses de moratoria en la investigación nacional, en la generación de conocimiento científico.
Resulta increíble que profesionales universitarios egresados de la Facultad de Agronomía promuevan esta especie de oscurantismo tecnológico. Y más increíble aún resulta que el señor Presidente, doctor Tabaré Vázquez, cuya formación científica es ampliamente reconocida, avale con su firma este triste decreto.
Volvemos a lo del principio: el error que significa este decreto solo puede ser explicado por falta de conocimiento de la realidad científica, por ligereza en la toma de decisiones o por fundamentalismo ideológico. Sin duda, lo que ha primado es el fundamentalismo ideológico de quienes presionaron por la firma de este decreto, postura que conceptualmente los coloca muy cercanos a los ambientalistas de Gualeguaychú.
Consideramos que es de interés nacional derogar rápidamente este nefasto decreto”.
La exposición fue seguida con atención por el resto de los diputados, considerando que Guido Machado, más allá de su larga experiencia de legislador, es un técnico reconocido en la materia.
El tema a su vez es de capital importancia para regiones como el norte uruguayo y Rivera en particular, debido a que existe fuerte interés de inversionistas extranjeros, en especial, argentinos, en la producción de granos como el de soja. El propio diputado forista, en el 2004, en el marco de las políticas de promoción de la inversión en el departamento, junto al Intendente Tabaré Viera Duarte, efectuó una serie de contactos con empresarios argentinos, brasileños, uruguayos y de otras nacionalidades, promoviendo el desarrollo agropecuario, ganadero, forestal y agroindustrial en la región.