Viejas glorias aurinegras festejaron junto a los sub-15 y a los de Primera
Nuevamente Peñarol realizó un acto de homenaje a los campeones, un hecho que lamentablemente no se reitera por parte de otras instituciones.
Salir campeón no es levantar el trofeo, dar la vuelta olímpica y pagarle un par de refrescos con un choricito al pan a cada uno de los integrantes del plantel.
Agradecer, festejar es siempre mucho más sano cuando se invita a las viejas glorias del club a que compartan con chis de la sub-15 y a los jóvenes que hoy integran el plantel de Primera División.
Los aurinegros ya nos tienen acostumbrados a este tipo de festejos y reconocimientos.
Días atrás se reunieron con la finalidad de festejar la obtención de dos títulos en la temporada.
Pero, mucho más que eso, allí estuvieron viejas figuras del pasado aurinegro para testimoniar el homenaje que se hizo a dos grandes de la institución.
Waldemar “Pocholo” Bentancourt y Adán Seleguín, dos paladines aurinegros que felizmente siguen paseando su estampa mirasol.
Pocholo con su clásica sonrisa jovial, amable y bonachona mientras que Adán, con su clásica estampa de hombre de bien y, cada vez más joven.
Ambos ingresaron portando la hermosa copa que ganó el conjunto aurinegro con todo derecho en Primera División.
Una fiesta plagada de emociones donde no faltaron las anécdotas, los gratísimos recuerdos de jugadores como Sabino Machado, siempre dicharachero, Omar Eulogio Freire, Uruguay Sosa, Carlos Enrique Wallace, Alfonso Rivero, Wilmer Etchechury, Jesús Nereyter, Eudaldo Wallace, Artigas Ataídes, Luis Pedro “Foguinho” Garagorrry, Rogelio Rivero, Miguel Ángel Correa, Pablo Roberto Seleguín, acompañando a su padre, entre tantos otros.
Las historias se repiten, las anécdotas se agrandan y cada vez se hace más complicada de entender pero es el fruto de la imaginación de hombres que vistieron la camiseta aurinegra en una época de oro, cuando afuera estaba Don Pedro Maciel y todo su cuerpo de directivos que apoyaban en forma incondicional.
Y no podía faltar el recuerdo a los que hoy lamentablemente ya no están entre nosotros porque nadie entiende que le pasó al Boca Rodríguez que se fue tan temprano.
Mucho menos Rogelio entendía lo de Hugo Acosta que no estaba enterado y no salía de su asombro porque todos sabemos que el Hugo mantenía la figura de cuando jugaba al fútbol, nunca un cigarro, menos el alcohol y a pesar de los cuidados, ya se fue.
Y hay quienes se van unos años atrás para traer el recuerdo de Gil Rivero, de Eusebio Hernández y de tantos otros, historias que ya las hemos escuchado una y mil veces pero que siempre aparece un dato nuevo.
Las invitaciones del plantel a Don Pedro Maciel a cenar las gallinas que el propio Presidente aurinegro tenía en las proximidades de la cancha.
No faltaron las historias de Richard Fernández, el de “Lo de Martín” al costado de la Ruta 5 en sarandí Grande donde hace cuarenta años vive el “Nanico” Seleguín.
Todos recuerdan a Elbio Rodríguez, el hermano de Adán, como maquinista de la Intendencia Municipal en las viejas retroexcavadoras que llegaban a la orden de Adán, un paladin en la ampliación de la cancha que no alcanzaba a los treinta metros.
Por allí vimos la presencia de Felipe Carvalho que estaba junto a Dirney “Cococho” Viana, como siempre, como a lo largo de su vida y todos los recuerdos de su presencia en el Malmo, su futuro y la gran posibilidad de estar nuevamente en la Champion League.
Muchos, la mayoría, de los jugadores de hoy, los que lograron el título máximo del fútbol riverense.
Los directivos presididos por Javier Berruti con el incansable Juan Eduardo da Cunha y Mario Bonilla, entre otros no pararon en toda la noche.
Tania Cunha, hoy Secretaria de la institución, estuvo en cada uno de los detalles y, como siempre la efectiva labor de Juancito Sosa, esta vez en la parrilla, para que todos se sintieran como nos sentimos siempre que vamos al Parque Pedro Maciel. Como en casa.
Una fiesta inolvidable un fin de año a todo color amarillo y negro pero, por sobre todas las cosas con el gratísimo reencuentro con gente a la que siempre queremos ver porque nos traer gratísimos encuentros de épocas pasadas que no por pasadas fueron mejores sino porque eran otros tiempos, la de nuestros equipos y la de las selecciones.
Peñarol siempre se ha esforzado para traernos en todo momento, este tipo de acontecimientos.