Lavalleja demostró entereza moral pero no basta con eso
Lo de Lavalleja fue realmente impresionante. Jugando en categoría sub 15 perdió un partido que ya lo había perdido antes de ingresar a la cancha.
Los decanos tenían apenas ocho jugadores en la cancha y jugaban ante Peñarol por la Liguilla de la categoría.
Si con el equipo completo ya sabíamos del favoritismo de los aurinegros, ni que hablar de un equipo que actúa en inferioridad numérica.
Por si todo ello fuera poco, a los veinte segundo de juego ya llegaba el primer gol de los aurinegros y a los pocos minutos ya perdía por cuatro a cero.
En cualquier otra circunstancia el equipo se retiraba de la cancha y dejaba trunco un partido.
Los gurises decanos siguieron en el campo de juego, afrontaron el temporal de lluvia, barro y goles que determinó que a la finalización del primer tiempo ya llevaba siete en contra.
La idea de retirarse de la cancha pasó por la mente de muchos jugadores, estábamos en el vestuario y lo escuchamos.
Llegó el Prof. Edgar Amaral y puso la casa en orden.
“Ya no soy el técnico del equipo pero vengo a pedirles como amigo de ustedes, que no salgan de la cancha, que eso es de mal deportista, que jueguen con la cabeza levantada y que sea cual sea el resultado, lleguen hasta el final”, fueron sus expresiones.
Los gurises volvieron a la cancha cuando todos en Cuñapirú pensábamos que ya no lo iba a hacer.
Lejos de importar el resultado que fue favorable a los aurinegros por ocho a dos, cabe destacar la hidalguía y la importancia de permanecer en el partido hasta el pitazo final del árbitro.
Hubo entrega, entereza moral, grandeza, y con eso no basta para ganar, pero a veces, ese resultado en la vida de un deportista es mucho más importante.
Nada tiene que ver Peñarol con esto que supo aprovechar el momento, que ganó y goleó y que sigue vivo en la lucha por el título en la categoría, aunque ya no depende exclusivamente de los resultados que obtenga.