Rivera, jueves 17 de abril de 2025

La idea es buscar el responsable cuando todos somos culpables de un pésimo final.

Lo que pasó el miércoles de noche en el Estadio Municipal no tiene un culpable, somos todos.
Buscar a uno es minimizar una situación que se veía venir y que se debió haber evitado.
Vamos a enumerar cada uno de los hechos que derivaron en un lamentable final que parece ponerle fin a un Campeonato que se había realizado con los mejores auspicios.
En primera instancia reconocer que ya el año pasado se había generado una situación que debió habernos puesto alertas a nuevas complicaciones.
El Colegio de Árbitros se mostró inflexible y hubo que recurrir a árbitros de otros departamentos para que llegaran a arbitrar las finales del campeonato.
La acción debió haber sido de análisis y en realidad fue de festejo de un triunfo político deportivo que no fue tal.
Ganar la pulseada pareció ser la premisa de aquel momento y muchos fueron los que se vanagloriaron por el hecho.
La semilla de la discordia ya estaba plantada.
Ahora, en vísperas de una final luego de varios errores del cuerpo auxiliar de la Liga a lo largo del año que fueron pasando de largo sin que se pusiera límites, los clubes lograron reunirse y realizar una solicitud al Colegio con la finalidad de evitar problemas.
Y en este caso se debió haber atendido en el entendido que ambos equipos tienen el mismo derecho en la Liga y si el Colegio aceptó el pedido formulado a comienzos del año con la eliminación de Joel Etchechury para los partidos de Lavalleja, también Cerro tenía la misma posibilidad de hacerlo con Juan Ramón Madera.
Ya en la última fecha del Campeonato se había comenzado a demostrar una supuesta superioridad designando a Etchechury como Asistente en el partido entre Sarandí Universitario y Lavalleja.
Los decanos dejaron sentada su disconformidad con la actitud pero de todas maneras actuaron pero, para las finales solicitaron que se mantuviera la medida que el Colegio había adoptado todo el año.
Cerro tiene el mismo derecho y pidió que no se designara a Juan Ramón Madera que semanas atrás tuvo un serio inconveniente al final de un partido con el Presidente y técnico de la institución.
Si el Colegio había adoptado esa actitud con Lavalleja, debió haberlo hecho con Cerro.
No fue así, con el único objetivo de hacerse sentir fuerte, el Colegio designó a Madera para el partido del pasado miércoles.
Cerro se enteró y solicitó que se realizaran gestiones para modificar la terna.
El Presidente debió asumir esa responsabilidad a sabiendas que si no lo hacía todo se iba a complicar porque Cerro ya había comunicado que no se iba a presentar.
Reglamentariamente el Presidente de la Liga pudo haber designado él mismo aún sin pedirle la renuncia a los integrantes del Colegio de Árbitros.
Pero en el supuesto caso que el Colegio no aceptara la sugerencia, el Presidente debió haberlos destituido como un día les dio posesión de cargos.
El Presidente debió velar por el fútbol de Rivera y no por defender a un cuerpo auxiliar que ya el año pasado le había dado bastante dolor de cabeza.
No lo hizo y el “fiasco” fue enorme cuando, en horas de la noche, en el Estadio, con mucho público en dos tribunas, el Presidente de Cerro ingresó a la cancha con una camiseta, la colocó en el medio de la cancha en señal de protesta y resolvió no jugar el partido porque el árbitro era Juan Ramón Madera.
El Presidente señaló públicamente que a él le habían mentido que en horas de la tarde todo se había solucionado.
Guadalupe pensó que se había sustituido la terna y se quedó tranquilo, de todas maneras debió haber averiguado la situación y actuar en consecuencia.
En resumen, no hay un responsable, todos somos responsables porque el fútbol es riverense, y riverenses somos todos.
Vimos que la tormenta se venia y no compramos ni siquiera un paraguas…

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