La celeste nuevamente tras la ilusión que se ha perdido desde hace tantos años

Este fin de semana comienza a rodar la pelota en la disputa de una nueva edición del Campeonato Nacional.
Selecciones de todos los departamentos, representantes del interior de esos departamentos van tras la búsqueda del titulo que solamente corresponderá a uno.
Rivera no está entre los candidatos, la celeste se ha desteñido en los últimos años y eso no se puede ocultar. Sin embargo debemos convenir que estamos en tiempos de cambios, de mentalidad, de nombres y de pensamiento deportivo.
Hoy, y debemos ser claros en este concepto, no me anima el interés del titulo porque lo veo muy lejano, ojalá me equivoque y seré el primer en reconocerlo, pero la realidad nos demuestra que estamos en el grupo de los menos probables, por lo menos en mayores.
A pesar de ello personalmente me reconforta el hecho de promover a valores jóvenes, chicos de 19, 20 y 21 años que tendrán sobre si la responsabilidad de las próximas selecciones.
Hoy esos jóvenes van buscando experiencia, jugar a nivel nacional, codearse con los mejores y mañana estarán junto a ellos.
Lo que le pido a esta selección es entrega, contracción, pundonor y vergüenza deportiva, si cumplimos con esos requisitos, estaré conforme y comenzaré a alentar la esperanza de nuevos tiempos mejores para nuestra selección.
A los juveniles les exigimos un poco más, estamos en condiciones de llegar algunos pasos más adelante.
Hay jugadores, hay materia prima, y si esos valores logran jugar en conjunto, demostrar que el fútbol es un deporte que se juega en equipo, lo más seguro es que esta selección llega unos cuantos escalones más arriba que el simple comienzo de este fin de semana.
Como siempre, en las buenas y en las malas, estaremos acompañando a la celeste del norte como lo hicimos en años dorados, cuando se salía con la convicción de volver con los tres puntos, hasta cuando salimos a cosechar goleadas y muy malas presentaciones en plenos campeonatos nacionales.
Aquí estaremos y no será por falta de nuestro apoyo que la celeste no encuentre un cimiento para intentar comenzar a edificar algo que todos los riverenses soñamos desde hace mucho tiempo y que varias generaciones aún no lo conocen.