Rivera, jueves 30 de enero de 2025

Sarandí es el campeón de la Liguilla y jugará la final con Cuñapirú

El equipo de Sarandí Universitario logró el título de campeón de la Liguilla. Sorpresa general, ya que un equipo que no estaba en los cálculos previos de un título para la Liguilla, llegó y fue dueño de las acciones del partido más importante.
Recordemos que a Peñarol le bastaba un empate para clasificarse a la final del campeonato Rivera.
Recordemos que antes de los diez minutos los aurinegros ya ganaban por uno a cero, que en la realidad significaban dos por esa ventaja extra que tenia.
Sin embargo ya desde los quince minutos del primer tiempo Peñarol bajó, notoriamente descendió su producción y Sarandí Universitario creció en la cancha.
Los aurinegros demostraron falta de trabajo para jugar una final, no hubo soluciones a problemas que eran notorios desde la tribuna y tampoco hubo una preparación sicológica para enfrentar a un equipo que venia de ser goleado por Lavalleja.
Por el contrario el conjunto verdiblanco se “prendió” a la posibilidad de llegar a la final con uñas y dientes y aún perdiendo nunca dio pelota por perdida y jugadores como Richard Quintanilla, Sergio de los Santos, Marcio Camy y Douglas Caillava fueron verdaderos leones dentro del campo de juego.
El empate llegó por un error imperdonable de Juliano Martins que dejó a merced de Caillava quien no tuvo más trabajo que tocar por encima de la salida desesperada de Mauricio González.
Pero aún así, Sarandí ya había hechos méritos suficientes como para alcanzar el empate.
El primer tiempo se terminó con igualdad de goles que significaba un título aurinegro.
Pero Peñarol debió cuidar ese empate, debió haber integrado bien su defensa, reforzar el medio y proyectar al ataque, no hizo ni una cosa ni otra, siguió igual, como si dominara el encuentro cuando en realidad no era así y se perdió totalmente en la cancha.
Quedó a merced de Sarandí que no tardó mucho en seguir buscando por el mismo camino que en los treinta minutos finales del primer tiempo.
De esa manera llega la jugada del penal, otro error defensivo de Peñarol ya que la pelota se iba afuera y Mauricio González enganchó a Ricardo Casadei para que Marcio Camy transformara en el segundo gol.
A partir de allí, cuatro minutos del segundo tiempo, el campeón ya era Sarandí.
No se veían posibilidades a Peñarol y el técnico ni siquiera las intentó, tardó demasiado en sacar de la cancha a una figura que ya era nominal como Fernando Silva y quedó demostrado que en los momentos difíciles de un partido no aparecen ni Marcelo de Castro ni Juliano Martins.
Todo fue muy complicado para Peñarol a pesar de haber contado con una ayuda extra del árbitro que debió haber expulsado a más de dos jugadores aurinegros.
Sarandí debió haber marcado más goles, tuvo posibilidades de hacerlo pero el aurinegro nunca amenazó con la posibilidad de alcanzar un empate.
Los verdiblancos merecieron ganar y ganaron con actuaciones muy importantes como la del técnico en la planificación de un partido, aunque no era tan difícil jugarse a Peñarol integrado de esa manera, y pasando por una línea de cuatro bien integrada con Sergio De Los Santos como patrón, con el esfuerzo incansable de Quintanilla, Camy y Flores y la capacidad de Caillava con el entusiasmo y pujanza de Ricardo Acevedo y Luis Miguel Curbelo.
Ganó Sarandí y Peñarol se quedó con las manos vacías por errores propios.

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