Rivera, viernes 1 de noviembre de 2024

Y otra vez los sueños…

(Por Ariel Rodríguez) El tiempo, ese compañero de ruta que a veces es un buen aliado y por otras un dictador implacable, nos indica una vez más, junto a sus fieles secuaces, el reloj y el almanaque, que se terminó 2010, se viene 2011, así de sencillo, sin mayores vueltas. Sin embargo, por determinante que intente ser, creo que las cosas tienen otro perfil, pues de la mano de ese señor poderoso y arrogante llamado tiempo, vamos nosotros y con nosotros algo llamado vida.
Pues bien, entre la simplicidad de un segundo y la complejidad de un año está el haberlos vivido y cuanta cosa vivida en un año. Puede ser la historia de una vida, el comienzo de otra y algunas que se marchan, pero es vida y como vida rico. La inmensa diferencia entre la simple ecuación sumatoria del tiempo y el andar de la vida está en el alma.
Un año que se marcha son muchas lágrimas que quedan y nos marcan, son sonrisas que nos ayudan a seguir andando. Un año es mucho más que reloj y almanaque, son logros que nos alientan y frustraciones que enseñan. Vaya sí, que un año es mucho más que el simple transcurrir del tiempo, un año en vida, es ir construyendo el camino, es ir haciéndonos al andar, es ir tropezando y rehaciéndonos. Un año que se va es perder en tiempo, pero sin embargo es ganar en vida. Y 2010 no fue ni más, ni menos que eso, fue vida vivida, vida ganada.
Y que nos resta esperar entonces, de este 2011 que llega, repleto de interrogantes, pleno de esperanzas, eso, mucho más que el mero transcurrir del tiempo. Nos resta esperar de él vivirlo a pleno, ganarle al tiempo, transitándolo con el alma, sorteando cada escollo, ganándole a la adversidad, haciendo de cada tropezón un buen motivo para inventar nuevos sueños.
El secreto está en no admitir que sea un mero cambio de hojas del almanaque, sino que cada día sea una apuesta a no perder las utopías, que el norte sean las buenas intenciones, el amor por quienes nos rodean y por lo que hacemos.
El secreto está en no transcurrir un año más, sino en vivirlo intensamente; en hacerlo con dignidad, con empeño. Por más que a veces parezca que el tiempo no vence, demostrémosle que la vida vale mucho más la pena, por que ella somos nosotros mismos.
El secreto, para que 2011, no sea un simple transcurrir, está en abrir cabezas, en hacer de las diferencias las cosas que nos unen; en abrir corazones que nos hagan solidarios y comprensivos ante el dolor de nuestro hermano.
Y bien ahí está este 2011 disfrazado de simple medida de tiempo, sin embargo dispuesto a que le demos alma con nuestra vida, no lo desperdiciemos, comencemos ya a vivirlo, a hacer de él un nuevo motivo para ilusionarnos, para renovarnos en nuestro tránsito. Hagamos de él un buen motivo para apostar a la amistad, al amor y a la paz. 2011 está ahí y sólo de cada uno de nosotros, depende hacer de él, el mejor de nuestra vida.
Permítame servirme dos más, una al 2010 que se va, se va como tiempo, pero que nos queda como vida. La otra al 2011 que llega para que nos renovemos en él. ¡Feliz Año Nuevo! ¡Salud!

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