Rivera, martes 8 de abril de 2025
Reviste en Canelones, es riverense, apenas sabe nadar y su esposa está embarazada de seis meses...

Policía de 22 años fue quien salvó a una de las niñas

Ayer dábamos cuenta en NORTE, de la lamentable tragedia que costara la vida de una niña de tan sólo 10 años. En la información manejada en primera instancia se aseguró que quien había salvado a la otra niña era su propio padre, sin embargo, a través de una llamada telefónica realizada la mañana de ayer al programa “El Nuevo Ritmo” de Radio Rivera, se supo que quien había actuado era un policía. Diario NORTE, logró dialogar con el funcionario, un joven de 22 años, de nombre Gabriel Camargo Rodríguez, riverense, que revista en Canelones.
Basta verlo para darse cuenta que es casi un niño, se lo ve serio, adusto, está casado y su esposa embarazada de seis meses. Cuenta que apenas llegaban al Parque “Gran Bretaña”, junto a sus suegros, se acercaron al lago, había varios niños jugando, momento en que ve la mano de la niña que se hundía en el agua. Dice que no dudo, que por instinto se lanzó y aunque apenas sabe nadar, fue al rescate de la niña.
Cuando le estiró la mano, en el desespero ella lo arrastró, lo tomó por las piernas y casi lo inmovilizó. Dice que no sabe como hizo pero logró tomarla por la cintura y comenzó a bracear, sentía que el agua se los llevaba a los dos. Pudo llegar a la orilla, muy cansado, había tragado mucho agua y allí se enteró que había otra niña. Con mirada triste dice que lamenta no haber llegado algunos segundos antes para poder salvar a las dos.
Le preguntamos se es conciente que su vida estuvo en juego y si volvería hacerlo. La respuesta no tarda, es corta, pero contundente “sí”.
Es un gurí de acá del pueblo, de profesión policía, que teniendo familia, su amor y ese ser que viene en camino, debió irse lejos a ganarse el sustento, aunque con el corazón en esta tierra. Se llama Gabriel, tiene 22 años y no dudó en poner en riesgo su vida, para salvar otra.
Por suerte “sí que sigue dando criollos el tiempo”, por suerte sí que vale la pena, apostar a lo mejor de nuestros jóvenes. En medio del dolor, de la irresponsabilidad de la empresa por no tener salvavidas, de la tragedia que sobrevino, rescatamos un ejemplo a seguir.

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