Rivera, martes 2 de julio de 2024

“Otros Carnavales”

(Por Ariel Rodríguez) Otro carnaval pasó y una vez más volveremos a polemizar si ha sido exitoso o no y seguramente volveremos a hablar de trabajar durante todo el año para mejorar lo que sigue siendo la mayor fiesta popular de los riverenses.
Es evidente que tras un largo proceso hemos ido perdiendo el protagonismo de otrora, cuando el carnaval de Rivera atraía visitantes de todo el país. Como todo hecho social, los cambios que se operan en él son claramente multicausales. No pretendemos volver sobre la polémica del intento de “montevideanizar” nuestro carnaval, pero es claro que fue un elemento negativo, que nos quitó identidad. Debemos aceptar por otra parte que las costumbres han cambiado y ya nos somos el pueblito manso del corso y las mesitas con sandía. Fácil sería buscar responsabilidades la gestión de la Dirección de turismo de la comuna o en la tarea de la Comisión honoraria del carnaval y viene bien remarcar lo de honoraria. Parecería que lamentablemente debemos volver sobre un tema del que tantas veces hemos escrito en estas mismas páginas: nos hemos vuelto un pueblo sin identidad, sin sentido de pertenencia y eso traspasa las barreras de esta manifestación. Se trata de un grave problema que nuestra comunidad debe enfrentar más temprano que tarde.
Es evidente que hace muchos años no tenemos el mejor carnaval, pero ¿debemos cargar todas las tintas al gobierno departamental de turno o a la comisión organizadora?, sería demasiado cómodo, poco serio. No debemos desconocer el esfuerzo que se realiza desde la Intendencia para la organización de esta fiesta y no hablamos únicamente de este gobierno. Recordemos la audacia de la Profesora Marilena Maciel, cuando en 1999 se jugó por el Trío Eléctrico, buscando que nuestro carnaval no se muriera y más allá de polémicas creemos que alcanzó su objetivo, prueba de ello es la permanencia de esta propuesta que será o no la mejor, pero ahí está. No podemos negar el esfuerzo que se realiza trayendo espectáculos desde Montevideo, que no es lo mejor, creemos que no. Personalmente pensamos que lo nuestro, lo de los riverenses, es aquello del “Samba nu pê”, pero no podemos negar el esfuerzo por presentar una propuesta diferente “multicultural” como se la ha denominado, la que al menos y ello no es poco decir ha sido digna. Sumémosle el esfuerzo que se realiza por mantener tablados abiertos en varios barrios de la ciudad. Todo ello sin cobrar ingresos, con un carácter totalmente popular, que no sabemos si es lo mejor. Seguramente si se cobrara ingresos se levantarían voces criticando ácidamente la decisión.
Sería de una ceguera casi perversa no reconocer el trabajo de la Comisión organizadora y aquí con las disculpas del caso, la simbolizamos en el trabajo desinteresado, entusiasta de muchos años del “Groncho” Souza, un montevideano bien, pero bien riverense.
Es inevitable la comparación con el carnaval artiguense y hasta hay quien lo hizo con el de Melo. Creemos que en este caso no pasó de una cuestión de nombres y buen olfato para aprovechar el chusmerío de la farándula. Lo de Artigas sí es algo consolidado, pero tengamos en cuenta que se trata de un paquete que nace desde la gente y no desde el gobierno departamental. El molde “Carnaval de Artigas”, nace en un barrio popular con la escuela de samba del Rampla, crece, toma forma y se mantiene a través del trabajo de una comisión civil de Escuelas de Samba, con una participación mínima del Gobierno Departamental. Hay un trabajo de todo el año recaudando fondos, pero además el cobro de entradas deja dinero. Allí todo es profesional, desde el boletero hasta el sistema de seguridad son rentados. Como contraste de esta realidad, los riverenses no hemos tenido más que una murga en los últimos años, ni que hablar de formar una “Escola”.
Por otro lado lamentablemente, uno de nuestras mejores propuestas de los últimos años, los bailes en clubes sociales, una propuesta que nos diferenciaba, vienen en claro declive. Entendemos que es necesario realizar un gran esfuerzo para que no terminen por desaparecer.
Estamos lejos de nuestros mejores carnavales, pero tampoco es el peor, entendemos que hay que trabajar y bien para recuperarlo. Parecería que una vez más el gran ausente en todo esto es el sector empresarial del centro de la ciudad, que debiera ser el primero en mejorar esta propuesta en la medida en que puede llegar a generar buenos y jugosos ingresos.

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