Rivera, jueves 26 de diciembre de 2024
Escribe Valentín Leal:

Olimpíadas Especiales: Valores trascendentes

El trabajo con personas especiales, tiene sus altas recompensas, en el terreno de las satisfacciones y de los logros, pero esencialmente en la demostración permanente y genuina de esa bondad natural de gente que mantiene intacta su pureza y que, a menudo nos enseñan la importancia de valores relevantes (y entonces son ellos los que nos ayudan, en una dialéctica que si no se vive esa realidad, resulta difícil de entender para muchos).
La amistad que se genera en los grupos, en las distintas instituciones, en las delegaciones deportivas, está exenta de mezquindades y de intereses, no se cultivan egos ni ambiciones personales. El valor está en la solidaridad y en la ayuda, la colaboración y el compañerismo. Y lo practican naturalmente, sin alardes y quizá hasta sin pensarlo, porque les es natural.
Hace algunos años, cuando se disputaba una Olimpíada Mundial en EE.UU., diez atletas especiales disputaban la prueba de 100 metros llanos. A los pocos metros de la largada, se cayó uno. No pudo levantarse, y se le llenaron los ojos de lágrimas.
La sorpresa para todo el estadio repleto, fue que los nueve atletas restantes dieron la vuelta, se agacharon junto al caído, y le dieron ánimo. Una chica down le dijo: “Seca las lágrimas. Te ayudaremos a levantar, y vamos a ganar todos”.
Los diez, abrazados, cruzaron la meta, bajo un constante y permanente aplauso.
Este hecho está registrado en la historia de las Olimpíadas Especiales Mundiales.
Caso muy similar, sucedió en Fray Bentos, pocas semanas atrás, cuando disparados al rente corrían dos atletas riverenses. A pocos pasos de la meta, se cayó uno (Gustavo Galván), y el otro (Fabio Denis), se detiene, lo ayuda a levantarse y entra segundo, pudiendo haber ganado la carrera.
Ante la sorpresa general, su explicación fue tan sencilla y tan sincera como esto: “El iba primero. El merecía ganar. Si yo ganaba, era hacerle trampa. Somos amigos, somos compañeros”.
Uno de los postulados de Olimpíadas Especiales es. “no compito contra nadie. Compito conmigo mismo, para ser mejor”.
Los dos ejemplos aquí narrados, especialmente el de los riverenses, se enmarcan en ese espíritu olímpico especial, y son ejemplos permanentes de valores trascendentes, que a todos nos enseña mucho.

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