Rivera, domingo 1 de diciembre de 2024

Estrechando puentes de solidaridad…

(Por Rosa Dutra) En la jornada de ayer, en la Parroquia “Sagrado Corazón”, el Obispo de la Diócesis Tacuarembó-Rivera, Mons. Pedro Wolcan, acompañado por el Lic. Santiago Fielitz, Gabriela Gómez, responsable del proyecto, y Camilo Genta, realizó una conferencia de prensa para informar sobre el proyecto “Puentes”, de la Conferencia Episcopal del Uruguay. También estuvo presente el sacerdote de esa comunidad, Pbro. Gastón Núñez.
Comenzó diciendo que estaban presentando un proyecto que “posibilitará y facilitará la llegada de hermanos migrantes, que por distintos motivos ingresan a nuestro país. El tema fue una iniciativa del Papa Francisco, quien pidió a las Conferencias Episcopales de los distintos países de América Latina una peculiar atención, sobre todo a los migrantes venezolanos. Se les facilita así el ingreso al país, brindándoles toda información necesaria para que puedan recorrer nuestras rutas, o sea todo lo necesario para que se integren dentro del marco legal y de legalidad que tiene nuestro país”.
“También se les proporciona el tipo de ayuda que sea necesaria para que los migrantes se sientan integrados a nuestra sociedad, en nuestros espacios y nuestros ámbitos ciudadanos. En Uruguay -continuó- son tres sitios: uno en el Chuy, otro en Montevideo y el tercero en Rivera, donde en la Parroquia Sagrado Corazón funcionará una oficina que estará cargo de Santiago Fielitz. Esta propuesta fue aceptada por la diócesis de Tacuarembó con responsabilidad”, señaló Mons. Wolcan.
Luego la representante de la Conferencia Episcopal del Uruguay, Gabriela Gómez, y en coordinación del proyecto “Puentes de Solidaridad”, explicó algunos detalles del proyecto. Manifestó que el proyecto reúne a diez Conferencias Episcopales. “En el año 2017 los obispos de América Latina notaron esta realidad vividas en algunos países, como la salida de los venezolanos, que suman aproximadamente cuatro millones que salieron de su país, una salida masiva, una migración que se está dando actualmente y continuará dándose en los próximos meses. Esto golpeó principalmente a las comunidades católicas”.
La Iglesia, en este caso, tiene mucha responsabilidad con los migrantes y quiere dar una respuesta coordinada, en sinergia, que resulte efectiva y eficaz, para dar respuesta a esta realidad. Se pusieron en contacto con la Sección Migrantes y Refugiados del Vaticano, que es la Sección que creó el Papa Francisco para trabajar con el tema migración a nivel internacional. “Dicha Sección tiene gran importancia en la discusión del tema a nivel internacional. La Sección produjo un documento que terminó en un pacto global para una migración segura, y resulta muy efectiva para lo que se viene desarrollando en América y el Mundo”.
Indicó que Uruguay se sumó al proyecto este año, pero el año pasado junto a Camilo y al Mons. Tróccoli, referente en el tema, fueron estudiando cómo podían implementar esta realidad a nivel de la iglesia uruguaya, ya que había acciones concretas que se desarrollaban en diferentes lugares. Hicieron la primera investigación, estudiaron por donde ingresaba la migración al país, la cual llegaba por la frontera seca: Rivera y el Chuy. También por vía aérea en Montevideo o Canelones, e hicieron un mapeo de organizaciones civiles que trabajan en el país.
Decidieron que la atención de los centros en la Iglesia Católica sea un lugar donde la persona pueda llegar, ser asesorada en sus derechos y obligaciones, ser derivada para poder acceder a las políticas públicas, porque “aquí se considera al emigrante beneficiario de los derechos, en casos de mayor vulnerabilidad poder derivarlos a un lugar de alojamiento, como el de Montevideo, que es en el Centro de Atención al Migrante Scalabrini, ubicado en Avda. Luis Alberto de Herrera próximo a Avda. Italia. Además se les brinda abrigos y alimentos no perecederos, adquiridos a través de distintas campañas con las comunidades, con alianzas estratégicas y a través de donaciones a grandes plataformas”.
Reiteró que a los emigrantes se les da asesoramiento, atención, derivación, pronta ayuda en sus necesidades básicas. En Montevideo comenzaron a actuar en el mes de mayo, y por la Parroquia San Francisco pasaron doscientos treinta y dos emigrantes. Previo a este hecho se hizo una campaña de comunicación a través de los medios, se utilizó también las redes sociales y se hicieron contactos con las organizaciones que trabajan con migración.
A estos emigrantes que se acercan al Centro les informan qué potencialidades tiene cada organización, porque si el asesoramiento que les brindan no es suficiente, van viendo donde pueden derivarlos y acompañarlos para que ellos logren sus objetivos. A los centros católicos, además de los emigrantes, llegan personas uruguayas que tienen necesidades, donde son recibidos y acompañados. Los venezolanos que llegan a nuestro país lo hacen en calidad de ciudadanos del Mercosur, por eso la tramitación es más rápida, como la Cédula de Identidad. Se los asesora donde tienen que realizar su documentación, su carnet de salud y se los envía a otras organizaciones, donde tienen bolsas de trabajo. A través de eso entran en contacto con empresarios uruguayos que los contratan.
Para aquellos emigrantes que llegan con irregularidades en su documentación, hacen una serie de contactos con el Ministerio de Relaciones Exteriores con la Sección Consular y Migraciones, para que esas personas que tienen problemas con la documentación puedan recorrer los canales correspondientes, planteados por el Ministerio de Relaciones Exteriores. En casos extremos, que la persona no posea documentación por extravío, se busca la forma de trabajar para que se les otorgue esa documentación y puedan permanecer en el país sin problemas.

ATENCIÓN EN RIVERA
El referente de Rivera, Lic. Santiago Fielitz (en la fotografía), explicó cómo se atenderá en Rivera. Será los días martes, en el horario de 8:00 a 12:00 horas, y los jueves, de 15:00 a 19:00 horas, en el local de la Parroquia Sagrado Corazón. Es un trabajo interinstitucional con otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil que trabajan con emigrantes y con los temas trata y explotación sexual y comercial, que es también una realidad de esas personas que llegan. Además, trabajan con el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), con el Consulado para los trámites y la documentación.
El objetivo es, a través del vínculo y acercamiento de esas personas, hacer un mapeo para conocer sus realidades, la de los venezolanos y de los cubanos que se acerquen, sobre sus profesiones, su trabajo; se entrevistarán con sus familias, conocerán sus realidades y tendrán una base de datos de esas familias. A Rivera llega un promedio de cincuenta personas por día. Muchas de ellas no permanecen en el Departamento. Tratarán de acercarse más a ellos para conocer quiénes son, cómo y dónde se alojan, qué buscan y cómo están viviendo.
La idea -expresó Fielitz- no es vincular solamente la fe religiosa, que puede ser la católica u otra religión, sino tratar de integrar de la mejor forma posible todas las dificultades que tienen al ingresar a un país distinto al de ellos. El proyecto no tiene ninguna intención proselitista, tampoco intenta favorecer solamente a los católicos. Sí se pretende integrarlos al ámbito ciudadano, para que tengan lo necesario y puedan vivir dentro de la legalidad de nuestro país, porque existe la libertad religiosa para que practiquen su fe.
Si ingresan al país menores de edad, trabajan con el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y las instituciones que corresponden para integrarlos también y que estos jóvenes puedan estudiar. Para los casos de personas que sufran trata, explotación sexual, abuso, tráfico de niñas, niños, adolescentes, y lleguen a Rivera, se las documentará y se informará a quien corresponda; se hará el mapeo de las familias, se hará pública la situación y se derivará a instituciones que atienden los casos, como Casa Abierta. Será un trabajo combinado en red, concluyó el Lic. Fielitz.

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