Rivera, sábado 4 de mayo de 2024

El Cardenal Daniel Sturla estuvo en Rivera y ofició la misa crismal

(Por Rosa Dutra) El pasado martes, estuvo en Rivera el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia Católica uruguaya. El Cardenal Sturla ofició una misa crismal en la Parroquia de la Inmaculada Concepción y dialogó con los medios de comunicación. Lo acompañaron sacerdotes de Rivera, Tacuarembó y Livramento; entre ellos, el Padre Edgar Arambillete, quien está a cargo de la Diócesis Tacuarembó-Rivera, los Sacerdotes Pedro Betancourt de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, Julio Dodero de la Parroquia San Pedro, y Gastón Núñez de las Parroquias de Santo Domingo de Guzmán y Sagrado Corazón, entre otros.
Durante la misa, donde participaron muchísimos fieles, el Cardenal Sturla hizo referencia en su mensaje a los sacramentos y lo que simbolizaban el pan y el vino, que son sacramentos esenciales, el aceite, que es la fortaleza y se usa para ungir y sanar a los enfermos, darles paz en el corazón, y además es el símbolo de la consagración del Santo Crisma, “usado en aquellos sacramentos que dejan en el alma una huella indeleble luego del bautismo, con la confirmación”.
“Con ese mismo crisma se unge la mano de los Sacerdotes, la cabeza del Obispo, para consagrarlo para siempre; en esa misa los sacerdotes, diáconos y obispo renuevan sus promesas”, explicó.

CONFERENCIA DE PRENSA
Durante la conferencia de prensa contestó a las preguntas formuladas por los representantes de los medios de comunicación. Consultado respecto a cómo se sentía ocupando un cargo tan importante para la Iglesia Católica y estar por primera vez en la ciudad de Rivera, como Cardenal, respondió que era “una gran alegría”. Acotó que fue designado Cardenal por el Papa Francisco, “como un gesto del Papa a la Iglesia Uruguaya”, cuando llevaba apenas diez meses como Arzobispo. “El Papa quiso tener ese gesto con la Iglesia, y así lo recibo y me siento contento y feliz de poder servir a la Iglesia, al Papa, en particular a la Iglesia en Uruguay, desde mi servicio como Arzobispo y Cardenal”, manifestó Sturla.
El Cardenal Sturla llegó a Rivera invitado por el Administrador Diocesano, para celebrar la Misa Crismal del Jueves Santo (la realizó el día martes), porque la bendición de los óleos y la consagración del crisma necesita la presencia de un obispo.
Con respeto al mensaje que dejó por la Semana Santa, expresó que “para esta comunidad católica de Rivera y Tacuarembó, que la Iglesia los quiere, los acompaña y sin duda el Santo Padre pronto proveerá a estas comunidades con un nuevo Obispo. Por otro lado es una alegría compartir con todos: el clero, con el Administrador Diocesano, con los consagrados y consagradas y con el pueblo de Dios”.
Dijo que la gran noticia era la de Jesús muerto y resucitado, “que nos llena de alegría y algo muy importante para los uruguayos es el dar sentido a la vida, porque el gran drama de nuestro país es que tantos uruguayos viven sin un porqué, un para qué. Por eso se dan situaciones de violencia, de drogadicción, los problemas que nos agobian, el alto índice de suicidios, la baja tasa de natalidad… Todo esto habla de una problemática de que, ¿para qué vivir? Por eso Jesucristo muerto y resucitado que manifiesta el amor de Dios por cada persona humana, eso llena de sentido la vida de todas las personas”.
Respecto a la baja de feligreses en la Iglesia Católica, señaló que en Montevideo hubo una caída muy grande en veinte años, pero ahora -según datos internacionales- parecería que la caída se ha detenido y confía en que la Iglesia más misionera, pueda llamar nuevamente y convocar a muchos cristianos que se alejaron de la práctica de la fe.
Además, consultado respecto al hecho de que muchos casamientos actuales se realizan solamente por el civil y no por la Iglesia, consideró que ello “tiene un aspecto positivo, porque quien hoy se casa por la Iglesia no lo hace como antes por el entorno, por la solemnidad, por el traje de bodas, ya que hoy se hace una fiesta en un lugar y los novios están contentos”.
“Disminuyó el número de casamientos y esto significa un daño para la sociedad, porque la estabilidad de la familia está dada por el compromiso serio asumido públicamente, sea en el civil o en una Iglesia, una Sinagoga, o donde sea. Para la Iglesia Católica, el hecho que sean menos los casamientos no tiene mayor importancia porque los que si se casan por ella lo hacen más conscientemente”, acotó.
El parecer de la Iglesia en cuanto a la violencia hacia la mujer y el abuso a niños, niñas y adolescentes es “que todo lo que sea violencia, es abuso y una tragedia si lo hacen con niños, niñas, adolescentes y mujeres. La Iglesia lo que busca es hacer tomar conciencia y educar para la paz. Hay que tratar de ser positivos”. Sobre el ataque del que fue objeto la fachada de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en la zona del Cordón, durante la marcha realizada en el marco del Día Internacional de la Mujer, opinó que “fue un tema mínimo, porque lo hizo un pequeño grupo de personas que participaban de la marcha”. Aunque le resultó un hecho lamentable, prefirió no darle más trascendencia, ya que “lo importante es la defensa de los derechos, de la dignidad de la mujer en actos de paz”.
En educación la Iglesia tiene una vasta experiencia, creó centros importantes de educación para adolescentes en barrios vulnerables y a su vez a través de los convenios con INAU, CAIF, Club del Niño, Centros Juveniles, con organizaciones no gubernamentales de la Iglesia Católica, e hacen que la Iglesia brinde una respuesta muy clara y eficaz para resolver estas situaciones. “La Iglesia es una casa de puertas abiertas, aunque no quita que ella promueva una mirada antropológica sobre el ser humano, basada en la palabra de Dios y en el magisterio de la Iglesia”, expresó.

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