Convivencia: La institución educativa como constructora de humanidad
(Especial para NORTE, por la Mtra. Margarita Chiliz) “¿Qué visión tienen los estudiantes y qué visión tienen los docentes sobre la convivencia?”. “Radares y no armaduras son los atributos adquiridos por las organizaciones inteligentes” – Bernardo Blejmar.
Y vaya, si la escuela es o debe serlo una organización inteligente, porque entre otras cosas es responsable de ser el lugar en “donde se hacen públicos los saberes” en un decir de C. Cullen, en “Críticas de las razones de enseñar”. Tampoco debemos olvidar que el director es una persona, y que también trata y trabaja con personas, en contextos particulares, y en la era de la información o sociedad del conocimiento donde los cambios se han producido aceleradamente junto a la globalización, el incremento de las desigualdades, pero también las diferencias de la sociedad rompiendo la estabilidad familiar y social todo ello provoca incertidumbres y temores. Provocan también una brecha en aquello que es objeto de la educación y lo que debería ser objeto de la misma, frente a la aparición de nuevos entornos educacionales por ej. Aprendizaje en redes.
La desideologización y lo desdibujado de la frontera entre lo privado y lo público son señales de una mayor complejidad de la realidad social en la cual estamos inmersos. Por eso el compromiso democrático es imprescindible para que las instituciones educativas proporcionen a los ciudadanos las capacidades que les permitan comprender e interpretar la realidad, realizar una lectura crítica de los acontecimientos y del entorno comunitario. También la educación debe ser capaz de proporcionar elementos para alcanzar una mayor independencia de juicio, de deliberación y de diálogo constructivo, por esto Francisco Imvernon prefiere hablar no en Una sino en “Cinco ciudadanías para una nueva educación”.
En este trayecto “del saber sabio al saber enseñado” nos encontramos docentes y alumnos para crecer, avanzar y darnos la posibilidad de analizar errores y a partir de ellos continuar hacia la meta donde el intercambio es productivo “porque el aprendizaje es un proceso interactivo en el que las personas aprenden unas de otras.”. (J. Bruner. En “Educación puerta de la cultura” Visor. S.A. 1997.Es.) Y nos compete a nosotros, los maestros, el considerar a “la escuela” o el ámbito escolar como un potente modelador de formas de subjetivación, de empoderamiento, una vez que en él no se aprenden solamente contenidos, sino que se construyen formas de estar en el mundo. Por ello la escuela se transforma en un espacio privilegiado de acciones y prácticas que promueven la participación, la colaboración y la inclusión en un clima de convivencia armónica.
Comprometidos con la Gestión y partiendo de la observación y el análisis de las respuestas a la interrogante planteada a un grupo de docentes y niños de nuestra institución -¿Qué visión tienen sobre la convivencia? podemos decir que nos han sorprendido las respuestas y frente a esta posibilidad de sorprendernos es que, entre otras cosas podemos remitirnos a la consideración de la institución educativa como constructora de humanidad y como productora de subjetividades y es que las respuestas constituyen diferentes miradas dentro de una misma institución, porque cada sujeto “tiene un bagaje experiencial único y diferente, desde el que construye sus propios esquemas de interpretación de la realidad” (Rebeca Anijovich, en “Gestionar una escuela con aulas heterogéneas”. Página 40). Los resultados obtenidos no fueron los esperados pues: – ¡Hay problemas de convivencia! Y frente al problema, que es un hecho a ser estudiado por todo el colectivo docente y el director como asesor pedagógico quien acompaña y enseña a reflexionar en y sobre la práctica, nos interesa el proceso y comprender las acciones e intenciones de los distintos actores sociales que se mueven en el mismo con una postura ética y de respeto, y ello nos lleva a situarnos frente a la necesidad de “reconocer al otro en tanto humano con capacidad de acción, es decir, de emprender algo novedoso” como dice Hannah Arendt.
En opinión de docentes “nuestros tiempos de niños” eran “otros tiempos”, eran otras las normas de interacción social, había respeto a la autoridad y la escuela no solamente intervenía sino que además producía educabilidad en una interacción solidaria con la familia, en cambio en estos tiempos encontramos dificultades y conflictos vinculados a los temas de convivencia como por ejemplo: impulsividad, juegos violentos, agresiones verbales y ello dificulta la adaptación a normas de convivencia en el aula de algunos alumnos de los cuales decimos “no tienen o no conocen límites”. Por otra parte estos docentes hablaron sobre elementos favorecedores de convivencia que se encuentran en la institución tales como: el diálogo, la comunicación, la búsqueda de comprensión de factores que llevan a que los alumnos actúen de una determinada manera, la búsqueda de estrategias pedagógicas para la solución de conflictos, la integración y el fortalecimiento de vínculos con las familias. Son estas algunas de las estrategias que nos permiten echar luz en el marco de la relación adulto- niño, acerca de las causas de un comportamiento que pretendemos sea modificado para que no se repita a lo largo de su trayectoria escolar.
Sabemos que la convivencia se disfruta, se aprovecha, se padece o se denuncia. Ahora bien, nos preguntamos cómo hacemos para convivir en la escuela llevando adelante ese proceso de humanización, de construcción y de participación cultural, de subjetivación al que estamos sujetos los maestros, porque la convivencia es una construcción humana, tanto es así que podemos favorecerla, cuestionarla, acotarla con mayores o menores consecuencias, pero nunca impedirla.
En referencia a los niños a los que se les interrogó sobre ¿Qué visión tienen sobre la convivencia? Los mismos manifestaron que – “en nuestra escuela” no tenemos problemas de convivencia porque: “nos respetamos”, “Nos tratamos bien”, “A veces nos peleamos pero no somos violentos”, “Mi madre dice que esta escuela es la mejor”, “Trabajamos en equipos”. etc. En esta oportunidad, no interrogamos a sus familias pero sin dudas esta Dirección junto al colectivo docente, considera a la familia de cada niño como un actor fundamental en la tarea de aprender a enseñar a convivir, de pensar en la convivencia como “convivientes”, revisitando y revisando las prácticas con la finalidad de elaborar e implementar intervenciones destinadas a convertir la convivencia en una práctica reflexionada.
Margarita Chiliz M/D Escuela Nº 8 “República Argentina”.