Tuvimos la pelota, los sanduceros el gol y ahora hay que “remarla”
La celeste mayor perdió su partido en Paysandú y hubo dos goles de diferencia. Fue un partido muy difícil de explicar porque la celeste, al menos en la primera parte, fue la dueña de la pelota, la tuvo en su poder la mayor parte de los primeros cuarenta y cinco minutos pero falló en la definición mientras que los blancos del Litoral cada vez que llegaban a nuestra área era un peligro inminente.
Comencemos por explicar que el partido comenzó con un gol de vestuario, con Rivera perdiendo por uno a cero en una muy buena jugada del ataque sanducero y con la colaboración de ausencia de marca celeste para que, a los dos minutos, ya nos ganaban por uno a cero.
Así comenzaba la lenta subida a la búsqueda de la igualdad y en el mejor momento de los celestes llegó el segundo gol, por el mismo lado y con la claridad que solamente los que juegan en el área contraria la tienen.
Apenas veinte minutos y se perdía dos a cero, era demasiado para lo mucho que estaba jugando la selección riverense que llamaba la atención a los rivales.
Vienen dos jugadas claves en el partido, por lo menos en el primer tiempo, luego hubo otras tres en el complemento.
La primera de ellas un cabezazo de Matheus Soares que se estrella en el horizontal con el golero sanducero vencido.
La otra el gol de Marcos Ramos, en une pelota sucia que queda dentro del área y luego de varios rebotes termina apenas entrando al arco pero la Asistente, bien ubicada, otorga el gol a los celestes.
Dos a uno ya no era lo mismo, ya no había tanta tranquilidad para el local.
En el complemento, lo habíamos establecido, hubo tres jugadas capitales, aunque justo es decirlo, Rivera ya no jugó como en los últimos veinte minutos de la primera parte.
Primero la jugada del penal sancionado que nos deja la clara impresión no solo que no fue sino que el árbitro estaba muy presionado por la tribuna y los jugadores sanduceros en la cancha que le habían reclamado cuatro penales en el primer tiempo… ¡cuatro penales! Quizás en uno de ellos nos quedó la duda y si lo sanciona nadie podía decir nada.
Pero lo sancionó y el mejor jugador de la cancha, Ignacio Schneider lo transforma en gol y era el tercero con dos goles de ventaja y mucho tiempo para ampliar.
Se corrigieron algunos errores defensivos, se demoró demasiado el ingreso de Rodrigo Silva y en el final la celeste salió a buscar, al menos descontar la diferencia.
Y fue cuando se registran las otras dos jugadas que son vitales para el partido, para el resultado final y hasta para la posible clasificación.
Un clarísimo penal contra Andrei Florindo que no solo fue tan claro que hasta mereció la expulsión del golero que con pelota dominada se llevó por delante, con mala intención, al jugador riverense provocándole un corte en el mentón que fue necesario trasladarlo a un centro asistencial para que pudieran coserlo.
El árbitro dijo a viva voz que el golero local no había tocado al riverense (?).
Tras cartón un segundo penal contra Washington Venancio y todo ello en los minutos finales del partido con penales que pudieron significar goles y que se podía acortar la diferencia a favor del local.
Fue un pésimo arbitraje.