Rivera, martes 21 de enero de 2025

Solamente ensuciaron los uniformes y volvieron a la sede sin jugar

Luego del estado del tiempo del sábado muy pocos podían suponer la jornada dominical que vivimos.
Claro que también tuvo mucho que ver la cantidad de lluvia del viernes de noche que empapó las canchas de nuestro medio y no hubo demasiado tiempo para la evaporación o absorción.
Ayer, en horas de la mañana nos despertamos con alguna llovizna pero que, en ese momento, no ponía en riesgo la actividad deportiva que comenzaba a las diez y media en las canchas de Huracán y Oriental.
De esa manera llegamos al Parque “Alberto y Elías Bouchacourt” y ya estaban en la cancha los jugadores de Nacional y Peñarol.
Llovía pero nadie pensaba en la suspensión muy a pesar de la gente de Oriental que había arreglado su escenario deportivo de la mejor manera para el clásico de juveniles que se iba a jugar en el partido de fondo.
En el vestuario de los árbitros estaban los delegados de ambos equipos y el representante de Oriental como miembro de fiscalización.
La lluvia no cesaba y los delegados buscaban una respuesta de Wilmar López que se aprontaba junto a Juan Gómez y Sandro Ferreira para ingresar al campo de juego.
La lluvia se hizo intensa y ya comenzaban las dudas hasta que se vio a través de la ventana del vestuario, que gran parte de la cancha estaba empapada motivada por el agregado de ayer a la de viernes pasado.
El árbitro resolvió entonces la suspensión del encuentro, se sentó a completar las observaciones en el acta del partido mientras que los delegados de Peñarol y Nacional se fueron junto a los jugadores a cada una de las sedes sociales.
Los chicos aurinegros corriendo por detrás del estadio hasta el Parque Pedro Maciel.
Los tricolores valiéndose de varios coches y de propietarios que estuvieran de acuerdo en quedarse con todo el tapizado empapado, se llevaron a los jugadores a la sede de la calle Brasil donde había quedado la indumentaria personal.
Mientras ello ocurría, al lado, en la cancha de Huracán, se adoptaba idéntica actitud y vimos pasar a los chicos de Lavalleja que, corriendo, volvían a la sede del decano.
Después la lluvia no cesó en toda la jornada y nadie averiguó siquiera si los partidos de fondo se iban a jugar porque también dependían de decisiones arbitrales.

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