Rivera, martes 5 de noviembre de 2024

Sarandí Universitario supo ganar un partido al que faltó el fútbol

Fue discreto el nivel que presentaron los clásicos rivales de los últimos tiempos. En realidad ni uno ni otro jugaron al fútbol pero, cuando sucede esto, lo único que importa es ganar y Sarandí Universitario supo hacerlo porque aprovechó mejor las escasas oportunidades.
Quizás la posición de ambos en la tabla, la necesidad imperiosa de no perder llevó a que hubiera muchos cuidados, demasiados por momentos y comenzaron los pelotazos largos como único argumento válido para llegar al área rival.
Pero fue el verdiblanco quien tuvo mayor presencia ofensiva y hasta por eso se podría justificar que el gol de apertura fue merecido.
Mucho más que por juego conjunto, por el oportunismo de Anderson Pérez, por descuido defensivo de los azules, pero con ello bastaba para explicar las razones de la victoria parcial.
Pero, sin duda alguna el gol del comienzo del segundo tiempo y nuevamente de Anderson Pérez, fue el que comenzó a definir el partido.
Oriental sintió demasiado la a falta de jugadores muy importantes como Richard Gómez (goleador del equipo) y de Sergio Silveira.
Sin peso ofensivo pero además sin llegar a ofender demasiado al arco de Carlos Arturo Pereira.
En el complemento algo mejoró pero no justamente el fútbol sino que comenzaron a jugar un rol preponderante las ganas, el entusiasmo y los intentos de los azules por llegar a descontar.
Mucho más cuando el verdiblanco se quedó con diez jugadores, pero la realidad de lo que se veía era que los intentos del técnico azul no daban los resultados esperados.
Sarandí comenzó a administrar la ventaja y vino el gol de Rodrigo Silva para poner al azul al alcance en el resultado.
El tiempo comenzó a jugar a favor de los verdiblancos y contra los azules porque en realidad lo que se pierde en juego es muy difícil que luego se recupere con la adición.
Se fue el tiempo y cada vez más estaba segura la victoria de Sarandí a pesar que se perdió la gran posibilidad de liquidar el encuentro con un tercer gol que nunca llegó.

EL ROJIVERDE LLEGÓ DESINTEGRADO Y
DEPORTIVO COLINA NO PERDONÓ Y GOLEÓ

Al Deportivo Colina poco o nada le importaba que a Rampla Juniors le faltaran jugadores.
Llegamos a la cancha de Peñarol con el tiempo justo para ver la desesperación de dirigentes y el técnico de Rampla Juniors porque no llegaba ni el golero titular ni el suplente.
Que falte otro jugador quizás no influye tanto en la integración de un equipo, pero que quien falta sea el guardameta hace que todo se complique mucho más.
Corridas, idas y vueltas, autos y motos que iban y venían hasta que, sobre la hora el técnico decidió tomar los guantes en sus manos y ofrecerlas a los jugadores.
Douglas Caillava, que ya fue delantero y defensa del equipo le faltaba únicamente estar debajo de los tres palos y allí fue.
Un minuto de juego y ya la había tenido que ir a buscar la pelota al fondo de la red.
Por lo demás apenas un paseo del Deportivo Colina.
Goles y tranquilidad, salvo una situación complicada para el árbitro, que debió imponerse en base a dos tarjetas amarillas.
Miguelito Lemes, sabio y temeroso que el partido se pudiera complicar desde el punto de vista disciplinario, saca de la cancha al zaguero Lemes que fue quien vio la tarjeta amarilla.
Lo preservó para la última fecha, lo salvó de una posible expulsión y el equipo volvió a tranquilizarse y solamente se dedicó que sumar goles, fueron cinco en total, dejar que el tiempo pasara sin amonestaciones ni expulsiones y ni siquiera lesiones.

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