Sarandí hizo méritos suficientes para quedarse con una fácil victoria
Los verdiblancos alcanzaron una victoria que tiene una fácil explicación y que se justifica plenamente por la superioridad impuesta en el campo de juego desde el comienzo mismo del partido.
Tanto es así que antes de los cinco minutos ya ganaba y si bien es cierto es muy poco tiempo para justificar un gol, hay que convenir que ya era la tercera vez que se acercaba al arco contrario.
La pelota le quedó a Luis R. Lima, sobre el sector izquierdo, libre de marca y con toda la tranquilidad para mirar la ubicación del guardameta rival y colocarla lejos del alcance de las manos de Jonathan Cuello.
A partir de allí el dominio verdiblanco fue constante, no corrió peligro en ningún momento y los intentos ofensivos de Huracán se terminaban muy lejos del área rival.
Por eso no extrañó, en absoluto, que antes de la finalización del primer tiempo los verdiblancos llegaran al segundo gol.
Antes de ello ya habían hecho méritos para lograrlo porque Huracán salvó una clara oportunidad de gol y porque el golero merengue había salvado en varias ocasiones a su valla.
Pero a los cuarenta y cuatro minutos llegó el segundo verdiblanco justificado plenamente en el trámite del partido.
Fue el primer gol de Darwing Enrique y luego, en el complemento, el propio centrodelantero verdiblanco anotó el tercero.
Fue definitivo porque Sarandí bajó las revoluciones, quitó el pié del acelerador y solamente esperó, con tranquilidad el final del partido.