Rivera debería analizar la posibilidad de denunciar los hechos de Bella Unión
La dirigencia del fútbol local debería analizar la posibilidad de enviar una nota a la Organización del Fútbol del Interior relatando los hechos sucedidos el pasado sábado en la ciudad de Bella Unión.
Se sabe que el Supervisor de selecciones celestes elevará un informe al respecto detallando lo que sucedió antes, durante y después del partido.
Carlos Enrique Wallace entregará, en las próximas horas al Presidente del Consejo Juvenil, Enrique Sarquis, un detallado informe al respecto.
Sería oportuno que la Liga tratara el tema y lo elevara a la propia OFI para que se conozca el hecho y se compare con el informe que debe entregar el Veedor del partido.
Este es, sin duda alguna, uno de los hechos que justifican una ponencia que fue presentada oportunamente y desechada por un problema de costos económicos y que tienen que ver con la neutralidad que deberían tener los veedores de los partidos.
En este caso concreto, Roberto Viola, presidente de la Liga de Bella Unión, Veedor del encuentro, presionó permanentemente a los integrantes de la terna, no hizo absolutamente nada cuando comenzaron a llover objetos desde la tribuna local a la cancha y, mucho menos cuando los parciales locales presionaron sobre el portón de acceso pretendiendo ingresar al campo de juego al término del partido.
No ofreció seguridad alguna a los riverenses ni a los árbitros para que se pudieran retirar de la cancha y ni siquiera se enteró que apedrearon al ómnibus de la delegación riverense porque ya se había retirado del escenario deportivo.
En ese sentido cabe mencionar la buena actuación de la Policía local que estuvo, en todo momento, al lado de los celestes y luego custodiaron al ómnibus celeste varios kilómetros por Ruta 3 hasta que advirtieron que ya no había inconveniente alguno.
Pero consideramos que así como el Supervisor detalla lo sucedido en la nota que presentará en las próximas horas, sería importante que los hechos también fueran conocidos en la Organización del Fútbol del Interior.
EL CUERPO TÉCNICO DESTACÓ
LA ACTITUD DE LOS JUGADORES
Uno de los hechos que llamó la atención y que los integrantes del cuerpo técnico no quisieron pasar por alto, fue la actitud de los jugadores celestes de la categoría sub-15.
Se les había informado acerca de la posibilidad de un intento de agresión por parte de los rivales en el caso que no clasificaran y estaban adiestrados a que si ello sucedía se debían reunir inmediatamente en el área penal del lado donde se encontraba el cuerpo técnico.
Y ocurrió exactamente lo que se presumía puesto que al término del partido un par de jugadores rojos partieron directamente al enfrentamiento directo con los jugadores celestes que se desinteresaron de la acción agresiva y corrieron rumbo al encuentro de sus compañeros que ya había llegado, junto al cuerpo técnico, al área defensiva de Bella Unión.
Esta actitud fue la mejor que adoptaron los nuestros porque de haberse involucrado en el hecho, hoy, seguramente, estaríamos pagando las consecuencias.
Cabe consignar que los celestes tuvieron, durante el partido, dos jugadores expulsados pero hay que señalar que ninguno de ellos fue por indisciplina o actitudes agresivas sino por acciones de juego.
Víctor Emanuel Rodríguez vio la tarjeta roja por evitar una jugada manifiesta de gol a un adversario.
El árbitro, al sancionar penal entendiendo que fue intencional la mano cometido por el capitán celeste, no tiene otra alternativa que expulsarlo.
Lo que se puede discutir es la intencionalidad de la mano, pero una vez que la sanciona no hay otra alternativa que la expulsión.
En cuanto a la expulsión de Rodolfo Vega hay que señalar que ya tenía tarjeta amarilla por una falta cometida a los doce minutos del primer tiempo.
A los veinticinco minutos del segundo tiempo comete otra falta y el árbitro lo expulsa por acumulación de tarjetas amarillas en el partido y está correcto.
Más allá del acierto del árbitro sanducero en estos dos casos, hay que destacar que los celestes tuvieron, además de una actuación realmente emocionante para quienes miramos desde afuera, por la entrega, por el amor propio y la vergüenza deportiva, una actitud de buen deportista desde el punto de vista disciplinario, exactamente contrario al rival.