Rivera, domingo 24 de noviembre de 2024
Copa Nacional de Clubes:

¿Qué pasó al término del encuentro jugado en la cancha de Oriental?

Mucho se ha hablado respecto a lo sucedido al término del encuentro jugado entre Huracán e Higueritas de Nueva Palmira, el pasado domingo, en el Parque “Alberto y Elías Bouchacourt”.
Hay que hacer un análisis minucioso acerca de la situación, aunque no es nuestra tarea, porque lo nuestro es estrictamente deportivo. Pero hay varias situaciones del deporte que influyeron en un final no deseado por nadie.
Vamos al principio de la situación que se planteó cuando la cancha de Oriental fue cuestionada por la dirigencia de Progreso de Tacuarembó y la propia OFI, que solicitó que el Consejero Ing. Agr. Franklin Aliano realizara una visita formal al campo de deportes de Oriental para volver a habilitarla.
Se corrigieron un par de situaciones, pero la realidad y de acuerdo a la reglamentación vigente, en Rivera y en muchas ciudades del interior, las canchas que se habilitan no cuentan con todo lo que se exige en la norma.
Hubo la mejor disposición de la policía, pero es casi imposible, en el Parque “Alberto y Elías Bouchacourt”, realizar una separación de parcialidades y máxime cuando desde Nueva Palmira llegaron unas quince personas ajenas a la delegación.
Por lo demás, todo se solucionó.
Vamos entonces a las otras consecuencias que dejó el partido y que motivaron esta situación que nos tocó presenciar.
Hay árbitros que no saben que el momento ideal para terminar un partido es único, que no puede ser antes ni después, y en este caso hubo situaciones que se generaron dentro de la cancha y que fueron determinantes de lo que pasó después.
Primero establecer claramente que el jugador número 7 de Higueritas debió haber sido expulsado y que el árbitro tuvo varias oportunidades para hacerlo, pero, por aquello de pretender terminar once contra once, no lo hizo.
Segundo que estoy cansado de afirmar que la mejor manera de “hacer tiempo” es jugando, y eso parecen no entenderlo algunos porque el árbitro había otorgado cinco minutos de adición y estaban todos dispuestos a que fuera así, pero el propio Huracán alargó el partido y el árbitro se vio en la obligación de llevar un poco más adelante el horario de finalización.
Pero tuvo, el Sr. Sacias de la ciudad de Vergara, la chance de terminarlo una jugada antes, cuando la pelota se fue afuera y ya habían pasado casi siete minutos de los cuarenta y cinco del segundo tiempo.
Dejó una jugada más y fue fatal, porque hubo un nuevo ataque del conjunto visitante que terminó con una falta muy fea contra el golero de Huracán.
Se sancionó la pena a favor del “globito” y se expulsó inmediatamente al jugador visitante y se terminaba todo.
Es cierto que las pulsaciones a mil y la adrenalina motivaron la reacción de Jordhy, que fue el encendido de la mecha que prendió fuego después.
Afuera quedó un ambiente enrarecido y una superioridad numérica por demás notoria a favor de los riverenses contra un grupo pequeño de palmirenses que intentaban defenderse a la par que también buscaban agredir a alguien.
Pero hubo un momento en que la visita ya no estaba en medio y la reyerta seguía entre riverenses, los de Huracán contra la policía, que trataba de evitar que se fueran nuevamente contra los visitantes.
En fin, lo demás es crónica policial pero generada a raíz de una situación generada en la cancha.
De algo estoy completamente seguro y es que, si el árbitro termina el partido una jugada antes, quince segundos antes de la falta al golero de Huracán, absolutamente nada hubiera pasado más que la alegría de los nuestros y la desazón de los palmirenses.

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